Alemania: Alemania Idílica y Austria Bella

Cuando salgas de la Puerta de Brandenburgo, verás una avenida imponente, con tilos a ambos lados de la calle. Es Unter den Linden, la Avenida Bajo Los Tilos, la más espléndida de todo Berlín. No podrás sucumbir a recorrer este kilómetro y medio de arboledas y majestuosos edificios, pensando que un día sólo fue ciénagas y se cortaba por un muro gris.

Comenzando desde la Puerta de Brandenburgo y la espaciosa Pariser Platz, verás a la derecha el edificio del famoso hotel Adlon. ¿Te suena? Michael Jackson protagonizó un lamentable episodio en este lugar, cuando sacó a su hijo por una de estas ventanas para mostrarlo. Después, caminando en dirección al río, pasarás por el Deutstche Guggenheim, y si entras encontrarás obras de artistas de primer orden como Eduardo Chillida o Gerhard Richter. Enfrente se encuentra la Antigua Biblioteca Nacional, que entre otras joyas alberga la partitura de la Novena Sinfonía de Beethoven. Al lado, la Humboldt Universität, la universidad más antigua de Berlín, donde estudiaron Einstein, Marx, Engels y otras celebridades como los hermanos Grimm. Dejarás atrás imponentes construcciones como el edificio de la Nueva Guardia, la magnífica Ópera de Berlín o la catedral católica de Santa Eudigis, antes de llegar a Scholossbrücke, el puente que te llevará a la isla de los Museos. ¿Te apetece entrar en alguno?

Un viajero que se precie tiene que probar la comida del lugar que visita, así que ¡hola, Nuremberg! En esta ciudad encontrarás todo tipo de restaurantes pero si quieres probar lo tradicional te recomendamos entrar en cualquiera de sus tabernas.

Los platos estrella son varios. Empezamos por las salchichas, claro. La Bratwurst es la más típica y está elaborada siguiendo la receta tradicional. De hecho, es Indicación Geográfica Protegida, así que no valen imitaciones. Pídela acompañada de chucrut (si te gusta la col fermentada) o de ensalada de patata. Un poco más elaborada tienes la salchica Saure Zipfel que se cuece en un caldo con especias y vinagre y que se suele acompañar de cebolla confitada. El codillo de cerdo guisado acompañado de patatas es también un plato principal muy típico. Y si eres de los que mojan pan en cada plato, apunta el Bretzel ( en este caso , mejor si es blando) y el Lebkuchen o pan de especias para el postre.

Dicen que Friburgo es el mejor lugar de Alemania para viajeros sibaritas. Siendo así, ¡nos apuntamos a la experiencia de la gastronomía! Restaurantes gourmet, bares, locales tradicionales… la oferta se adapta a todos los gustos y a todos los bolsillos. En todas las mesas se sirven los famosos vinos de Markgräflerland, Kaiserstuhl y Tuniberg, de Breisgau y Ortenau.

Y en abril, llega el momento del producto estrella de temporada: el espárrago de Tuniberg, que ofrecen en decenas de recetas diferentes los restaurantes de la ciudad. Pero hay más. Apuntad: ‘freiburger lange rote’, si queréis pedir las típicas salchichas largas que encontraréis, por ejemplo, en puestos callejeros al lado de la Catedral; el jamón de la Selva Negra (que suele ahumarse ligeramente); la tarta de la Selva Negra (Schwarzwälder Kirschtorte); la tarta de queso y el típico bretzel (o pretzel).

Difícil será no impregnarse de la esencia navideña en Heidelberg. A orillas del río Neckar se encuentra una de las ciudades más bellas y románticas de Alemania y Europa. Poner un pie en su Puente Antiguo será como adentrarse en un cuento que se llena de magia con la llegada del frío y la Navidad. Famosa por su animada vida universitaria y por sus mercadillos, difícil será quedarse solo con uno. ¿Te animas a adentrarte en la ruta de los mercadillos? ¡Anota! El más grande de todos lo encontrarás en la Plaza de la Universidad con cerca de 70 coquetos puestecitos.

La segunda parada, la Plaza del Mercado. Ubicado entre el Ayuntamiento y la Iglesia Espíritu Santo quizá sea el más llamativo. A sus casetas, donde podrás tomar un vino caliente o tomar una salchicha, le acompañan un gran árbol iluminado y un carrusel; ideal para niños o para los amantes de la fotografía más nostálgicos. Un tercer mercadillo lo encontrarás en la Plaza del Grano. Con los abetos nevados, su estatua central del ángel y con el castillo de telón de fondo descubrirás una de las postales navideñas más entrañables. Otra parada en nuestra ruta será en la Plaza de Carlos, aquí, además de las casetas repletas de adornos navideños y gastronomía podrás disfrutar de uno de los planes más divertidos y románticos, patinar sobre hielo. Desde ella podrás observar el Castillo de Heidelberg en su máximo esplendor. Y precisamente el castillo alberga la quinta parada. Siendo el mercado más novedoso y moderno.

Si eres de los que cada 1 de enero enciende la tele para escuchar el concierto de Año Nuevo, tienes una cita ineludible con la música en tu escapada a Viena. Viena es Viena porque suena a vals y porque, sencillamente, es la ciudad de la música.

Los melómanos sabrán que Mozart recibió en el Palacio de Hofburg sus primeros aplausos, Strauss hizo mundialmente sus valses aquí y Beethoven, Vivaldi, Haydn, Schubert, Brahms o Wagner estrenaron algunas de sus obras en la capital austríaca. La ciudad es escenario cada año del archiconocido Concierto de Año Nuevo, que la prestigiosa Orquesta Filarmónica de Viena interpreta desde 1939 en el Musikwerein. Pero, además, Viena presume de contar con una de las óperas más famosas del mundo, a la altura de la de París y la Scala de Milán, la Staatsoper (Ópera Estatal); y tiene a los Niños Cantores de Viena, el coro infantil más famoso del mundo, creado hace cinco siglos y que ha tenido miembros tan famosos como los compositores Schubert o Gallus. Actualmente, se compone de cuatro coros distintos, que se reparten el exigente calendario de conciertos por todo el mundo. Ir a una de sus actuaciones no es sencillo pero si lo planeas con cierta antelación, puede que tengas suerte y los escuches desde la tribuna del órgano.

Kaffekuchen o café y pastel. Ese es un buen plan cuando estás en Viena y una buena manera de reponer energías después de recorrer la ciudad imperial, admirar sus monumentos y caminar por sus grandes plazas y avenidas. Por supuesto la tarta Sacher es la emperatriz en Viena. Una exquisita y enorme tarta de chocolate atravesada por una fina capa de mermelada de albaricoque y recubierta con chocolate glaseado.

Los cafés en el siglo XX fueron lugar de tertulias políticas y literarias y punto de encuentro de la burguesía. Los vieneses continúan escogiendo sus cafés para leer el periódico del día y relajarse. Pero si además de sentarte en un café quieres entrar en una pastelería, la top one es la Demel, situada en Kohlmarkt 14 y con más de 200 años a sus espaldas. Llegó a ser Confitería Imperial. Aquí hay todo tipo de pasteles y dulces que puedes tomar con un chocolate caliente. La tradición de este lugar es tal que la pastelería Demel y el creador de la tarta Sacher se disputaron su autoría a mediados del siglo XX. La justicia le dio la razón al repostero Franz Sacher.