Bulgaria: Bulgaria Artística
- Duración
- 8 días
- Tipo de circuito
- Circuito
Embárcate en esta increíble aventura por el bellísimo territorio búlgaro. Estos 8 días y sus 7 noches están repletas de lugares inolvidables, reductos interesantísimos de la historia de los diversos pueblos que llegaron a este delicioso país para quedarse. Conoceremos las raíces históricas que llevaron a romanos, bizantinos, cristianos y otomanos, entre otros, a encontrar en Bulgaria un hogar donde prosperar y desarrollar su arte, arquitectura y otras expresiones artísticas. En Veliko Tarnovo, antigua capital imperial, visitaremos el Monasterio de Troyan y Arbanasi, antigua residencia de verano de los reyes búlgaros. De camino al Mar Negro, descubriremos los 15 oficios búlgaros en el Museo Etnográfico al Aire Libre de Etara y el Valle de las Rosas, mayor cultivo del mundo de rosas oleaginosas (para producir perfumes). Una vez en Kazanlak exploraremos los misterios del pueblo tracio y visitaremos una extraordinaria réplica de una tumba.
“El Mar Negro ha sido tan protagonista de la historia de los pueblos que han ido conquistando Bulgaria como escenario donde los mitos y leyendas locales han cobrado vida.”
A orillas del mar negro, conocerás Burgas, y su incalculable valor medioambiental, y Sozopol, una de las ciudades más antiguas de la costa búlgara. Nesebar es una ciudad museo en sí misma y un enclave único que constituye un tesoro arquitectónico en el país. De hecho, es Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Plovdiv, segunda ciudad por dimensiones del país, es considerada una de las ciudades más antiguas de Europa e incluso del mundo, ya que cuenta con, al menos, 8.000 años de historia. Está nombrada Capital Europea de la Cultura 2.019 y sus callejuelas adoquinadas, su arquitectura antiquísima, su deliciosa decoración búlgara, sus coloridas mansiones y casitas de madera, sus galerías y bazares, el Anfiteatro Romano, la Iglesia de Konstantin y Elena y sus incontables jardines son sólo algunas de las razones que convierten a Plovdiv en uno de los destinos predilectos de los viajeros. Antes de llegar a Sofía, descubriremos el conjunto arquitectónico del Monasterio de Rila, denominado por la Unesco Patrimonio de la Humanidad. Este conjunto emerge en un entorno natural inolvidable. Es como si las montañas y los bosques de la región hubiesen surgido sólo para dibujar un marco perfecto para estas preciosas edificaciones que se funden en este paraíso verde con una perfección insuperable. Y Sofía es la maravillosa capital, con mil y un monumentos para visitar. La Catedral Alejandro Nevski, el Palacio Real o la Plaza de Sveta Nedelia abren un listado interminable de lugares mágicos. Para disfrutar del ambiente local más auténtico, podrás perderte entre los platos autóctonos como un auténtico foodie en el Mercado Central o disfrutar del Mercadillo de Antigüedades, junto a la Catedral. En fin, Bulgaria es infinita y maravillosa. Enrólate en esta aventura y déjate seducir por los encantos de este maravilloso país en el corazón de los Balcanes.
Vive experiencias únicas
Según llegas a la capital búlgara, no te resultará complicado avistar desde prácticamente cualquier rincón unas colosales cúpulas doradas. Según te vas acercando a este monumental edificio, tu boca se va abriendo más y más… Te la esperabas grande pero sus dimensiones salen de todo pronóstico. Sus 72 metros de largo y 42 de ancho pueden albergar hasta 5.000 personas. Estás en la Catedral de Alexander Nevski. Sin duda, uno de los monumentos más representativos no sólo de la ciudad, sino del país.
Su construcción concluyó en el año 1.912, deja ver un hermoso estilo neobizantino y sirvió para conmemorar la independencia de Bulgaria respecto al Imperio Otomano en el siglo XIX y los 200.000 soldados rusos, búlgaros, bielorrusos y ucranianos que fallecieron en los enfrentamientos. El Zar Alejandro II proporcionó un apoyo fundamental a Bulgaria en esta operación y, desde entonces, esta catedral ortodoxa sirve también para celebrar la buena relación que tradicionalmente han tenido Bulgaria y Rusia. Alexander Nevski vivió en el siglo XIII y fue un reconocido gobernante ruso, que defendió a ultranza el cristianismo ortodoxo y al que, de hecho, se le venera como si de un santo se tratase. Una vez en el interior de la catedral, te costará disimular tu sobrecogimiento por la indescriptible belleza de sus frescos que se extienden por las paredes hasta el techo, de más de 50 metros de altura.
Si quieres ahondar un poco más en los tesoros que la Catedral Alejandro Nevski esconde, no puedes dejar de visitar su cripta. Entre sus galerías, descubrirás una colección espectacular de iconos etíopes. El icono más antiguo ilustrado sobre madera se encuentra precisamente en esta exposición y es el Jesús Pantocrátor. Dicho así, es posible que no te diga mucho, pero, cuando veas la imagen seguro que lo has visto anteriormente en algún libro o revista de historia o arte. El Jesús Pantocrátor es nada menos que del siglo XI. Además, la cripta de la Catedral acoge una colección de arte búlgaro antiguo, de entre los siglos IV y XIX, sin duda, una de las mejores colecciones de iconos ortodoxos del mundo.
Es muy probable que la montaña donde se construyó el Monasterio Dragalevtsi en el siglo XIV no haya cambiado demasiado desde entonces hasta ahora. Así que este enclave, cerca del centro de Sofía y en pleno corazón del Parque Natural de Vitosha, es un remanso de paz, tranquilidad y vegetación desde tiempos muy antiguos.
Dicho monumento, actualmente habitado por una congregación de monjas, tiene un significado muy profundo para la cultura tradicional búlgara, ya que su héroe nacional, Vasil Levski, diseñó, organizó y comandó la rebelión contra el Imperio Otomano, que derivó en la independencia de Bulgaria, desde este lugar tan representativo. El Zar Iván Alejandro fundó este Monasterio en el siglo XIV. Lamentablemente, la destrucción y el abandono del mismo, 40 años después hizo que cayese en el olvido hasta el siglo XV, cuando fue restaurado. Sus fachadas en tonos blancos y rojos te transportan a otro mundo y muchos de sus frescos son, precisamente, de la época de esta reconstrucción, representando escenas bíblicas como “La Corte de Pilatos”, “El ahorcamiento de Judas” o “La negación de Pedro”.
El Parque Natural de Vitosha es el pulmón verde de Sofía y, sin duda, uno de los lugares predilectos de sus habitantes para practicar actividades al aire libre. Sus 26.000 hectáreas de extensión son patrimonio natural de la Unesco. Hay una senda de unos 10 kilómetros para los que disfrutan del esquí de fondo; sus laderas son perfectas para el esquí o para deslizarte en trineo; y, en verano, hay diversas rutas de senderismo y escalada. Allí mismo podrás alquilar el equipamiento que necesitas para cada una de estas actividades. La extraordinaria naturaleza de este parque ofrece bosques de roble, abeto, pino, fresno o haya. Para los viajeros amantes de la fauna, podrán observar multitud de aves en peligro de extinción, como las cigüeñas negras o diversas especies de águila. Entre los mamíferos más representativos de la región están los ciervos, zorros, martas y lobos. Si lo tuyo es la espeleología, sigue leyendo, ya que este parque acoge la cueva más grande del país. Sus 17 kilómetros atraen a aficionados a esta actividad o aventureros.
Europa Oriental cuenta con excepcionales ejemplos de arte cristiano medieval. Y, de entre todos ellos, la Iglesia de Boyana San Pantaleón es, sin duda, una de las muestras mejor conservadas.
Este monumento constituye el cénit de este tipo de arquitectura, desbordando arte e historia a cada paso. Tanto así que la Unesco catalogó este pintoresco enclave como Patrimonio de la Humanidad. Sus eternos frescos de hace 700 años representan hasta 90 escenas, más o menos cotidianas, de hasta 240 figuras humanas en arte bizantino. El monumento fue edificado en tres etapas: la primera es del siglo X; la segunda, del siglo XIII; y la última, del XIX. La evolución del arte y la arquitectura búlgara comprimida en esta visita tan breve como interesante. Debido a que las dimensiones del complejo no son demasiado extensas, el recorrido no dura más de 10 minutos.
La Iglesia de Boyana es una filial del Museo Nacional de Historia de Sofía y, de hecho, una visita a este museo puede suponer el complemento perfecto para conocer la historia artística, cultural y arquitectónica del país. El Museo se articula en dos alturas, cuidadosamente ordenadas de forma cronológica. En la primera planta, ahondarás en los orígenes prehistóricos del país, los pueblos tracios, griegos y romanos, así como la Bulgaria de épocas medievales del convulso período otomano. Resulta llamativa la “Escultura de la Madre Tierra, con más de 6.500 años. La segunda planta es más actual, con diversas exposiciones dedicadas a la historia y tradiciones búlgaras tras la liberación del Imperio Otomano en 1.878, trajes típicos y artesanías. Será una visita para no olvidar.
Los mercadillos tradicionales son el alma mater de las ciudades y, en Sofía, esto no es una excepción. De entre los múltiples mercadillos que encontrarás en la ciudad, hay dos que, por su autenticidad, tradición y originalidad, merecen la pena una visita.
Al primero, es conveniente acercarse con el estómago vacío, ya que encontrarás una excelente selección de platos tradicionales autóctonos. Es el Mercado Central, localizado en las inmediaciones de la Mezquita Banya Bashi, en un fantástico edificio neorrenacentista, con elementos neobarrocos y neobizantinos. El bullicio de tiendecitas de productos típicos de la primera planta da paso a una concatenación de olores deliciosos en la segunda, donde están los restaurantes y puestecitos de comida búlgara. Con el estómago lleno y los sentidos satisfechos, puedes dejarte caer por la tercera planta, donde hay diversos establecimientos de recuerdos, souvenirs y productos de cosmética tradicional. En la plaza de la Catedral de Alexander Nevsky podrás asistir a uno de los mercadillos más típicos, el de antigüedades. Aquí encontrarás memorabilia soviética, imágenes o iconos religiosos, obras de arte, entre otras curiosidades. Si tienes habilidad para el regateo, este es un buen lugar para ponerla en práctica.
La cocina búlgara recoge tradiciones gastronómicas muy diversas, como la turca, la griega, la árabe y, en menor medida, de la italiana y la húngara. Además del tradicional yogur búlgaro, su menú se extiende mucho más allá. El clima cálido favorece el cultivo de vegetales y fruta. Las ensaladas suelen acompañar prácticamente todos los platos y las sopas, frías o calientes, son un ejemplo de entrante según temporada. Los platos con carne de cerdo son muy habituales, así como el pescado y la ternera. La cocina tradicional búlgara abunda también en platos con cordero.
Hazte composición de lugar. El Mar Negro. Una excursión en barco desde la población costera de Sozopol hasta la isla de Sveti Ivan (San Iván, en búlgaro). Un santuario ornitológico con más de 70 especies de aves. Ruinas tracias y romanas. Y, cual espejismo, un monasterio del siglo IV.
Como si todo lo anterior no fuese razón suficiente para pasar una mañana muy especial en esta isla, aún hay más. En el año 2.010 un arqueólogo descubrió un relicario con inscripciones que inducen a pensar que son los restos de San Juan Bautista. Las pruebas del Carbono 14 confirman que son los restos de un varón que vivió hace unos 2.000 años. Independientemente de si esto es cierto o no, disfrutar de unas horas rodeado por el increíble Mar Negro en el lugar de anidación de tantos millones de aves es una experiencia extraordinaria. Es un entorno con un valor medioambiental incomparable.
Aunque un lugar así es óptimo en cualquier momento del año, es conveniente tener en cuenta que, debido al valor ecológico de la isla, la primavera es el momento del año de mayor anidación de las aves endémicas. Por ello, las visitas a la isla están limitadas y muy controladas, para evitar un potencial impacto medioambiental. En el puerto de Sozopol te informarán de las alternativas y horarios disponibles. Solo, ten en cuenta que en primavera las opciones se reducen considerablemente.
Se dice, se cuenta, se comenta… que Plovdiv es una de las ciudades más antiguas del mundo, ya que existen vestigios en la ciudad que se remontan al año 6.000 a.C. Lo que si es fácilmente comprobable es que, hoy en día, Plovdiv es la segunda ciudad de Bulgaria.
Su importancia durante el Imperio Romano derivó en la construcción de un anfiteatro por el Emperador Trajano en el siglo II a.C., de un tamaño y esplendor de referencia para la época. Actualmente, es el resto romano mejor conservado de la región balcánica. Y, si de ruinas romanas hablamos, no puedes perderte el foro romano y el Odeón, en fase de restauración. De hecho, resulta mencionable que Plovdiv parece haber sido construida a imagen y semejanza de la antigua Roma, salvando las distancias. Pero la importancia de Plovdiv va mucho más allá de la relevancia del enclave para el Imperio Romano. El centro histórico es, sencillamente, un museo al aire libre repleto de arquitectura antigua, decoración búlgara salpicando cada paso, callecitas adoquinadas, casas de madera muy coloridas, mansiones espectaculares con jardines infinitos, galerías y bazares, antiguas fortificaciones, la Iglesia de Konstantin y Elena o el Museo Etnográfico.
Y cuando uno cree haberlo visto todo en Plovdiv, llega a Kapana, el barrio de artistas de la ciudad. Según caminas por las callecitas adoquinadas y casas coloridas, te encuentras entre multitud de galerías de arte de diferentes estilos. De hecho, se suele decir que, si estás en Kapana, y no tienes una galería de arte delante, detrás, a mano derecha o izquierda, es porque tú estás en una. Independientemente de si tienes pensado adquirir alguna obra de arte o no, es muy interesante dejarte cautivar por este barrio, cuyo significado es literalmente “trampa” …
Los talleres de arte suelen estar ubicados en la planta baja de los edificios donde viven los artistas y sus familias, por lo que es habitual poder conversar con los creativos sobre su obra. Los edificios son de estilo vienés, construidos a comienzos del siglo XX, con unas fachadas deliciosamente decoradas. Además de galerías y talleres de arte, Kapana es un barrio muy in, muy fashion, la zona chic de la ciudad para tomarte una copa o un brunch. Ya ves que razones no te faltan para disfrutar de un fantástico e inolvidable paseo por este barrio que destila tanto arte.
Bueno, motivos no faltan para disfrutar de Kapana. Pero este barrio que destila innovación, creatividad, diseño, tendencia, modernidad y arte, no esconde sus raíces históricas tan importantes para la identidad de la ciudad en su conjunto. De hecho, originalmente, Kapana constituía la parte central de Plovdiv en épocas del Imperio Otomano y únicamente en este reducido espacio, se podían contar hasta cincuenta mezquitas. La más grande, que aún se conserva hoy en día, es la de Dzhumaya. Su decoración en deliciosos y armónicos tonos azules y blancos bien merecen una visita.
En un marco natural de una belleza insuperable, entre multitud de montañas de un verde explosivo y bosques extensísimos de coníferas, la naturaleza presenta sus respetos a un complejo arquitectónico único y con un valor histórico y artístico incomparable. Estamos ante uno de los monumentos más antiguos de Bulgaria. El Monasterio fue levantado por Ivan Rilski (s. IX-X), un ermitaño búlgaro que quiso retirarse del ajetreo mundano a un lugar más sereno, para mejorar sus capacidades espirituales y protestar, al mismo tiempo, contra la desviación de la moral cristiana imperante. Este ermitaño fue canonizado más tarde como San Juan de Rila. En el s. XIX el Monasterio sufrió un incendio que lo arrasó en gran parte. Gracias a donaciones y colaboración de artistas varios, la restauración no se retrasó demasiado.
Por fuera, da la sensación de ser un conjunto de edificios amurallados en forma de pentágono irregular. ¡Por dentro… ay por dentro! Arcos maravillosos, escalinatas de madera y las 400 “celdas” (habitaciones) de los monjes, que aún hoy en día habitan el monasterio, aunque suelen ser esquivos a la hora de dejarse ver por los viajeros. El patio está presidido por la Torre de Hreliov, del s. XII y la iglesia principal, de la Natividad de la Virgen, es del s. XVIII, repleto de iconografía religiosa y frescos maravillosos. La biblioteca del Monasterio de la Rila es una de las más importantes de los Balcanes, ya que cuenta con más de 250 manuscritos de entre los siglos XI y XIX y más de 9.000 libros antiguos e iconos en madera. En suma, un complejo completo y maravilloso donde dejar que las horas pasen, que ha sido catalogado como Patrimonio de la Humanidad, por la Unesco.
Si quieres vivir la experiencia monacal al completo, tienes la opción de pasar una o varias noches en el monasterio. Gestiona tus expectativas, es un monasterio y las habitaciones o celdas tienen las comodidades básicas pero ningún lujo. Para reservar, tendrás que llamar por teléfono y, si tienes suerte de que el monje que te coja hable inglés, podrás confirmar tu reserva. Hay dos tipos de habitaciones: las más antiguas que no disponen de ducha y las nuevas que si disponen. En general, las habitaciones son espaciosas y, aunque son básicas, están limpias y disponen de buenas vistas. Fuera de los límites del monasterio, hay algunas otras alternativas para pasar la noche, pero ya no es lo mismo.
Descubre el itinerario
- Cena
- Sofía
- Desayuno, almuerzo y cena
- Arbanasi
- Veliko Tarnovo
- Visita al Monasterio de Troyan
- Iglesia de la Natividad y casa Konstantsalieva en Arbanassi
- Visita de la Fortaleza de Tsarevetz
- Desayuno, almuerzo y cena
- Shipka
- Kazanlak
- Burgas
- Visita al Museo Etara
- Visita a la Iglesia de Shipka
- Visita de la réplica de la tumba tracia y el Museo de las Rosas, entradas incluidas.
- Desayuno, almuerzo y cena
- Nesebar
- Plovdiv
- Visita de Nesebar con entrada a la iglesia de Sveti Stefan y el Museo Arqueológico.
- Desayuno y almuerzo
- Plovdiv
- Visita panorámica a pie de Plovdiv + entradas al Museo Etnográfico, el Teatro Romano, Iglesia de Konstantin y Elena.
- Desayuno, almuerzo y cena
- Sofía
- Visita panorámica de Sofía + entradas Catedral de Alejandro Nevski, Iglesia de Santa Sofía, Rotonda de San Jorge e iglesia Rusa de Sofía.
- Desayuno, almuerzo y cena
- Rila
- Sofía
- Visita al Monasterio de Rila
- Desayuno
- Sofía
Conoce un poco más de Bulgaria
Viajar a Bulgaria es emprender un viaje gastronómico sorprendente salpicado de colores, sabores y matices. Eminentemente casero, los principales platos búlgaros combinan siglos de tradición con excelentes productos locales que podrás degustar en sus restaurantes y en las tradicionales tabernas (mehana). Los cafés y mercados suelen ser más económicos.
El país está salpicado de puestos callejeros donde podrás probar el banitsa, un delicioso bollo de hojaldre relleno de queso que es uno de los tentempiés más consumidos del país. Fruta, verduras, productos lácteos y carnes a la parrilla (skara) son la base de una gastronomía deliciosa que, como gran parte de la cocina de los Balcanes, cuenta con importantes influencias de la cocina griega y turca. Disfruta de sus quesos típicos, el sirene y el kashkaval, y el delicioso yogurt nacional. De hecho, los búlgaros presumen de ser los inventores de este delicioso lácteo consumido en todo el mundo. Un ingrediente que se utiliza en platos dulces, en ensaladas y en bebidas como el ayran.
Y para beber se suele empezar el día con café y té y acompañar las comidas con cerveza (pivo o bira) y los excelentes vinos locales. Para los amantes del vino, recomendamos una agradable cata en sus bodegas centenarias. Y para culminar una buena comida, nada mejor que su licor nacional llamada rakia.
En general, los precios son inferiores a los de España y otros países europeos.
Aproveche su visita al país para adquirir alguna pieza de su artesanía típica hecha a mano, entre las que sobresale sus iconos y obras de arte religioso, obras de cerámica cuyo estilo más característico se conoce como troyanska kapka, alfombras y música tradicional y religiosa.
Para disfrutar de una agradable jornada de shopping, recomendamos frecuentar las principales avenidas comerciales y los mercados tradicionales situados en el centro de las grandes ciudades.
• 1 enero (Año Nuevo).
• 3 marzo (Día de la liberación).
• Semana Santa.
• 1 mayo (Día de los trabajadores).
• 6 mayo (Día de San Jorge).
• 24 mayo (Día del alfabeto Cirílico).
• 6 septiembre (Día de la Unificación).
• 22 septiembre (Día de la independencia de Bulgaria).
• 1 noviembre (Día del renacimiento nacional).
• 25 y 26 de diciembre (Navidad).
Los establecimientos y hoteles de las grandes ciudades suelen permitir el pago con tarjetas de crédito y débito internacionales. En zonas rurales o pequeñas ciudades, conviene ir preparado con dinero en efectivo. Las transacciones con tarjetas de créditos suelen requerir de un numero PIN, así que le recomendamos que antes de viajar a Bulgaria aclare este asunto con su banco. Recuerde que para alquilar un coche se necesita presentar siempre una tarjeta de crédito en vigor. Es posible que en algunos establecimientos le cobren una comisión por pago con tarjeta. Los cajeros automáticos están en todo el país y casi todos aceptan tarjetas de crédito de uso más común.
Para evitar problemas desagradables, lo mejor es apuntar en un papel o en el móvil los teléfonos de las entidades emisoras de tus tarjetas de crédito. Así, si se da el caso de que pierdas o te roben alguna, podrás llamar inmediatamente a tu banco y pedir que la bloqueen.
No hay ninguna vacuna que sea necesaria. Antes de realizar el viaje, se recomienda contratar un seguro privado. Los ciudadanos de la Unión Europea que dispongan de la Tarjeta Sanitaria Europea (TSE) expedida por las autoridades sanitarias de cada país tienen derecho a una asistencia médica imprescindible, y la compañía de seguros no pagará el coste que supere el límite de esta asistencia imprescindible. Si el viajero debe ir al hospital, se recomienda acudir siempre con el pasaporte, la Tarjeta Sanitaria Europea (TSE) y las tarjetas de crédito. Si necesita más información puede ponerse en contacto con los servicios de la Seguridad Social o seguro médico privado de su país. Si requiere viajar o comprar algún medicamento, intente viajar siempre con el embalaje y la receta original expedida por su médico.
Los extranjeros quizá tengan que pagar por adelantado algún tratamiento médico que, posteriormente, les reembolsaran su compañía sanitaria ya sea pública o privada. Para ello, es necesario guardar toda la documentación y facturas originales.