Lituania: Repúblicas Bálticas
- Duración
- 7 días
- Tipo de circuito
- Circuito
Ahora que sabes que el Mar Báltico es el mayor depósito de ámbar del mundo, seguro que te pica la curiosidad por descubrir otros tesoros que aguardan las tierras bañadas por sus aguas. ¿Te apetece explorarlos? Pues métete la brújula al bolsillo para no perderte entre capital y capital. Tu recorrido por las Repúblicas Bálticas empieza en la capital de Lituania. En un par de horas habrás paseado por su espectacular casco histórico de origen barroco que ha sido declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, con su catedral y su torre blanca, su elegante avenida que llega hasta el río donde reposarás para tomar una deliciosa cerveza lituana o comprar un ámbar. Luego cruzarás la frontera de Lituania para conocer el lugar más emblemático del país: la Colina de las Cruces. No habrás visto nada igual en tu vida: clavadas en la tierra verde, sobresaliendo al cielo gris se alzan cientos de miles de cruces de todo tipo recordando a los difuntos católicos. Y en Letonia pasearás por los suntuosos salones y jardines del Palacio Rundale, para contemplar esta joya del barroco y el rococó, construido sobre planos del arquitecto del Palacio de Invierno de San Petersburgo.
“En la Colina de las Cruces, en Lituania, hay clavadas cientos de miles de cruces en recuerdo de los difuntos católicos. No habrás visto nada igual en tu vida”
Y en Riga, capital de Letonia, recorrerás a pie su casco histórico con el Castillo de Riga, la catedral, la iglesia de San Pedro y la Casa de los Cabezas Negras. Te asombrará la historia de sus comerciantes solteros… Aún sobrecogido por la belleza de Riga, llegarás a Tallin, la capital de Estonia, que está considerada como una de las ciudades más bonitas de Europa gracias a su casco histórico medieval declarado Patrimonio de la Humanidad en 1997. El Ayuntamiento, el castillo de Toompea o la Farmacia Municipal son sólo algunos de los rincones espectaculares de una ciudad en la que, además, se erigen 20 iglesias. Y acabarás tu viaje por las Repúblicas Bálticas en la animada Helsinki, adonde llegarás tras una inolvidable travesía en barco.
Vive experiencias únicas
La bandera más antigua del mundo nació en Estonia, pero no es la de Estonia. Ésta es la curiosa paradoja de la que presume Tallin, que el 15 de junio de 1219 acogió una batalla fundamental en la historia… de Dinamarca.
Cuenta la leyenda que el rey danés Valdemar II derrotó a los estonios en su actual capital siguiendo órdenes del Papa. Para alentar a sus tropas, recibió una ayuda divina: una bandera cayó del cielo en el fragor de la batalla y les dio fuerza para llevarse la victoria. Esa enseña era la Dannebog, actual bandera de Dinamarca y considerada como la más antigua del mundo. Para conocer su historia, tienes que acercarte hasta los Jardines del Rey Danés, el lugar exacto donde la leyenda dice que cayó la bandera. Están situados justo al lado del casco histórico, en la pendiente frente a la iglesia de San Nicolás. Allí encontrarás un monumento que recuerda la etapa de dominio danés en la ciudad, aunque seguro que lo que más te llama la atención son las tres estatuas de monjes que parecen pasear meditabundos por los jardines.
Dicen los daneses que su bandera no puede tocar nunca el suelo porque viene del cielo. La leyenda les avala...
Cada 15 de junio los Jardines acogen la celebración del aniversario de la bandera danesa. Ese día es festivo en Dinamarca y se venden multitud de pequeñas banderas por todo el país.
Todo empezó como una especie de novatada, pero lo cierto es que 20 años después ha conseguido revitalizar el barrio y darle un toque único. Los vecinos de una modesta zona de Vilnius llamada Uzupis ,literalmente al otro lado del río, decidieron darle un nuevo aire a sus calles creando una república ficticia el 1 de abril de 1997 (April Fool’s Day, día de los inocentes anglosajón).
Uzupis tiene su propia bandera, que cambia de color con cada estación del año y siempre muestra una mano con la palma agujereada que simboliza aquello que es imposible de ocultar. La República de Uzupis también cuenta con su propio gobierno, una constitución, un pequeño ejército e incluso una moneda, el Eurozas.
Para acceder a la República de Uzupis, puedes pasar un curioso y ficticio control de pasaportes y dejar que sellen el tuyo. Es un souvenir curioso, ¿a que sí?
La República de Uzupis tiene más de 300 embajadores por todo el mundo y cualquier puede solicitar la ciudadanía, independientemente de dónde resida , así que , si te ves con ganas de ser diplomático o, como mínimo, de tener dos pasaportes, ya sabes.
Si quieres celebrar algo, pide un midus. Esta bebida alcohólica, de entre 8 y 17 grados, es la más tradicional para los lituanos, aunque ellos suelen reservarla para las grandes ocasiones, como el buen whisky o el buen vino que mejora con el paso de los años. No en vano, estamos hablando de la que podría ser la bebida destilada más antigua del mundo porque dicen que la receta se remonta a unas fórmulas que ya se usaban en el Extremo Oriente hace 6.000 años.
Puedes encontrar varias macas de midus, pero intenta buscar las más artesanales posibles. De hecho, en el campo es habitual que los granjeros tengan su propia miel para destilar su midus casero. Así podrán estrenar la botella con el nacimiento de un hijo y guardarla hasta el día de su boda. Eso sí que hacer desear un sorbo…
Si prefieres no consumir alcohol opta por la gira, una bebida obtenida a partir del trigo, el centeno o el pan de cebada o las infusiones de hierbas, muy populares en Lituania.
Reconoce que al leer el nombre ya te han entrado ganas de ir a verla: la Casa de las Cabezas Negras. No esperes encontrar cabelleras atezadas decorando un edificio, aunque seguro que te sorprenderá su llamativa fachada con una increíble mezcla de estilos arquitectónicos y artísticos. El nombre procede de los gremios de comerciantes y artesanos de la ciudad unidos en una fraternidad de alto nivel apodada los Cabezas Negras. Ellos lo ocuparon poco después de su construcción en 1334 como lugar de reuniones y banquetes para diversas organizaciones de la capital letona. Entre los Cabezas Negras destacaban unos jóvenes comerciantes extranjeros, mayoritariamente alemanes, que no estaban casados y se dedicaban a transportar mercancías desde muy lejos.
¿Y de dónde viene ese nombre? Pues del hecho de que escogieran como patrón a San Mauricio, que tradicionalmente se representa vestido de negro y con armadura. Esta hermandad ganó mucho dinero y poder y acabó ocupando puestos dominantes en la sociedad y el gobierno de Riga. Esta herencia quedó para siempre en el edificio, que sirvió de residencia temporal y centro de recepciones para el presidente letón. Para entonces ya se había restaurado completamente después haber sido destruido por los bombardeos en la Segunda Guerra Mundial.
Los lujosos salones del edificio se siguen alquilando para ofrecer recepciones y todo tipo de actos sociales.
Cuando llegues a Riga, te llamará la atención lo bien conservado que está su casco histórico medieval. Pero ahora observa bien los edificios. Si te fijas, muchos de ellos te envian a principios del siglo XX, cuando en Europa dominaba el estilo modernista en la arquitectura. De hecho, la capital letona es la mayor exposición de edificios modernistas de toda Europa, con más de 750 edificios de este estilo.
Y es que a principios del siglo pasado, Riga vivía una etapa de bonanza económica dentro de la Rusia imperial. De hecho, la mayoría de los edificios fueron diseñados y construidos por arquitectos locales, siguiendo las líneas marcadas desde Alemania por la revista muniquesa Die Jugend, que popularizó el estilo Jugendstil (estilo joven), es decir, la versión de habla germánica del Art Nouveau. Todo acabó bruscamente en 1914, cuando la invasión alemana durante la Primera Guerra Mundial frenó la construcción de nuevos edificios e incluso destrozó parte de lo construido.
Si quieres ver el primer edificio modernista de Riga, construido por el arquitecto Aschenkampff en 1899, tienes que visitar la calle Audeju. Fíjate en los detalles, porque en muchos de los edificios encontrarás elementos del folclore letón.
Aviso: este museo va a tocar tu fibra sensible. El Museo de la Ocupación tiene precisamente ese objetivo: arrojar luz sobre la historia reciente de Letonia, marcada por las ocupaciones de regímenes dictatoriales extranjeros. Primero, durante la Segunda Guerra Mundial, las fuerzas alemanes tomaron por la fuerza el país. Y después cuando concluyeron los combates del mayor conflicto bélico del siglo XX, Letonia comenzó a formar parte de la Unión Soviética hasta que finalmente se independizó en 1991 a raíz de la Revolución Cantada.
En este museo entenderás cómo era la vida de Letonia en esos días de ocupación con detalles sobre la vida diaria, la represión, la resistencia y un homenaje a los caídos y cómo el hecho de vivir casi todo el siglo XX bajo el yugo totalitario ha marcado para siempre el carácter del país.
Bienvenido al bienvivir. Ponte ropa holgada y prepara tenedor, cuchillo y cuchara porque sentarte a la mesa en Tallin será una experiencia para tus sentidos. Prepárate para saborear una cocina variada, sencilla, rotunda y con orígenes campesinos. Sabrosas ensaladas, deliciosos guisos de carne, pescados ahumados… Y todo acompañado de pan, una comida fundamental para los estonios. Destaca sobre el leib o pan negro. Vamos, que si eres de los que come pan con la pasta y moja las salsas con fricción, te vas a sentir perfectamente integrado en Estonia.
Entre los platos más típicos se encuentra el verevost, una versión estonia de morcilla. No puedes dejar de probar una de sus sopas, algunas servidas dentro de un pan, uno de los platos básicos en todas las cocinas del norte de Europa. Entre la gran variedad de dulces, escoge el kisell, un dulce con frutas del bosque maceradas; o el kringel, un pan dulce de almendras típico de los cumpleaños.
Si quieres conocer de primera mano los productos con los que se crea la cocina estonia, visita el mercado de Rotermann, situado en el barrio del mismo nombre.
Enseguida comprobarás que el nombre no es ninguna exageración. De hecho, se queda incluso corto. La Colina de las Cruces acoge desde hace siglos miles de cruces –se calcula que actualmente hay más de 100.000 en toda la zona- y se ha convertido en un lugar de peregrinación religiosa pero también en un símbolo nacional de la resistencia de los lituanos ante el invasor.
Dicen que la tradición de dejar cruces se remonta a la Edad Media, aunque se consolidó realmente como lugar de culto en el siglo XIX. Con el tiempo, la Colina de las Cruces ha multiplicado su simbolismo para representar la lucha de los lituanos contra la represión. Así, durante el régimen soviético, las autoridades de Moscú lo arrasaron por completo cuatro veces, lo declararon zona contaminada de rabia o lo convirtieron en un vertedero. Pero el número de cruces no sólo se recuperaba sino que aumentaba, porque la gente se arriesgaba contra la prohibición y las llevaba a hurtadillas por la noche. Por eso ahora puedes ver cruces de todo tipo y condición, con o sin inscripciones, y todas ellas apiladas en un cerro no demasiado grande, lo que seguro te resultará muy impactante. Así que ya sabes, coge una cruz –o cómprala allí-y colabora a aumentar el mito de la Colina.
No te sorprendas si te cruzas con recién casados o niños recién nacidos. Es tradición que se acerquen hasta la Colina de las Cruces para hacerse fotos de recuerdo y dejar alguna cruz con un mensaje pidiendo salud o fortuna.
Descubre el itinerario
- Cena.
- Vilna
- Desayuno. Almuerzo. Cena.
- Vilna
- Panorámica de Vilnius
- Desayuno. Almuerzo. Cena.
- Riga
- Palacio de Rundale
- Desayuno. Almuerzo.
- Riga
- Panorámica de Riga
- Desayuno. Cena.
- Tallin
- Panorámica de Tallin
- Desayuno.
- Tallin
- Desayuno.
- Tallin
Conoce un poco más Escandinavia
La cocina escandinava está marcada por el duro clima de la zona. Como suele ser habitual en las zonas de mucho frío, se apuesta por guisos contundentes de carnes, pescado de alto contenido graso como el salmón o fabulosas sopas. Escandinavia está a la vanguardia de la cocina moderna, con restaurantes tan prestigiosos como el Noma, en Copenhague, pero también es sencillo encontrar menús con platos tradicionales que nos permitirán probar carnes: el alce, el reno o el oso, o incluso frailecillos, en las Islas Feroe. Tampoco podemos olvidar licores tradicionales, como el Brennivín, aguardiente islandés conocido como ‘la muerte negra’, o la cerveza, muy consumida en toda Escandinavia.
Es difícil abandonar Escandinavia sin traerse algún recuerdo en la maleta. Hay decenas de opciones: desde piezas de artesanía como la porcelana y la cerámica danesa hasta souvenirs clásicos como cascos vikingos, pasando por productos de alimentación como licores típicos, salmón ahumado, arenques en conserva, queso o alguna carne ‘diferente’ envasada al vacío.
Tampoco hay que olvidar los productos de diseño, tanto de ropa como de hogar, siempre a la vanguardia mundial, o los souvenirs de lana o de piel de reno o cabra. Además, teniendo en cuenta el clima frío de la zona, podremos encontrar excelentes equipamientos para senderismo, caza y esquí.
En Suecia
1 de enero - Año Nuevo • 6 de enero - La Epifanía del Señor • 1 de mayo - Día del trabajador • 6 de junio - El Día Nacional de Suecia • 25 y 26 de diciembre - Navidad • Viernes Santo: el viernes antes de la Pascua • Pascua: el domingo que sigue a la luna llena entorno al 21 de marzo • Lunes de Pascua: el día después de la Pascua • La Ascensión del Señor: el sexto jueves después de la Pascua • Pentecostés: el séptimo domingo después de la Pascua • Midsommar: el sábado situado entre el 20 y el 26 de junio • Día de todos los Santos: el sábado situado entre el 31 de octubre y el 6 de noviembre.
En Noruega
1 de enero, Día de Año Nuevo • Domingo de Ramos • Jueves Santo • Viernes Santo • Domingo de Resurrección • Lunes de Pascua • 1 de mayo, Día Internacional de los trabajadores • 17 de mayo, Día de la Constitución • Día de la Ascensión (5º jueves después de Semana Santa) • Domingo de Pentecostés (5º domingo después de Semana Santa) • Lunes de Pentecostés • 25 de diciembre • 26 de diciembre.
En Dinamarca
1 de enero, Día de Año Nuevo • Jueves Santo • Viernes Santo • Domingo de Resurrección • Lunes de Pascua • Día de la Oración común (4º viernes después de Semana Santa) • Día de la Ascensión (5º jueves después de Semana Santa) • Domingo de Pentecostés (5º domingo después de Semana Santa) • Lunes de Pentecostés (5º lunes después de Semana Santa) • 5 de junio, Día de la Constitución • 24 de diciembre • 25 de diciembre.
En Finlandia
1 de enero, Día de Año Nuevo • 6 de enero, Día de Reyes • Viernes Santo • Domingo de Pascua • Lunes de Pascua • 1 de mayo, Día del Trabajador • Día de la Ascensión (5º jueves después de Semana Santa) • Domingo de Pentecostés (5º domingo después de Semana Santa) • Víspera y Día del Solsticio de Verano • Día de Todos los Santos (1er sábado de noviembre) • 6 de diciembre, Día de la Independencia • 24 de diciembre • 25 de diciembre • 26 de diciembre.
En Islandia
1 de enero, Día de Año Nuevo • Jueves Santo • Viernes Santo • Domingo de Pascua • Lunes de Pascua • Primer día de verano (1er jueves después del 18 de abril) • 1 de mayo, Día del Trabajo • Día de la Ascensión (40 días después de Semana Santa) • Domingo y Lunes de Pentecostés (7º domingo y lunes después de Semana Santa) • 17 de junio, Día de la Independencia • Día de los Comerciantes y Oficinistas (1er lunes de agosto) • 24 de diciembre (tarde) • 25 de diciembre • 26 de diciembre • 31 de diciembre (tarde).
Los cajeros automáticos se encuentran sin problemas por todos los países y aceptan tarjetas de crédito de uso más común (Visa, MasterCard, Maestro, Cirrus, American Express, etc.).
Para evitar problemas desagradables, lo mejor es apuntar en un papel o en el móvil los teléfonos de las entidades emisoras de tus tarjetas de crédito. Así, si se da el caso de que pierdas o te roben alguna, podrás llamar inmediatamente a tu banco y pedir que la bloqueen.
No hay ninguna vacuna que sea necesaria. Antes de realizar el viaje, se recomienda contratar un seguro privado. Los ciudadanos de la Unión Europea que dispongan de la Tarjeta Sanitaria Europea (TSE) expedida por las autoridades sanitarias de cada país tienen derecho a una asistencia médica imprescindible, y la compañía de seguros no pagará el coste que supere el límite de esta asistencia imprescindible. Si el viajero debe ir al hospital, se recomienda acudir siempre con el pasaporte, la Tarjeta Sanitaria Europea (TSE) y las tarjetas de crédito. Si necesita más información puede ponerse en contacto con los servicios de la Seguridad Social o seguro médico privado de su país. Si requiere viajar o comprar algún medicamento, intente viajar siempre con el embalaje y la receta original expedida por su médico.
Los extranjeros quizá tengan que pagar por adelantado algún tratamiento médico que, posteriormente, les reembolsaran su compañía sanitaria ya sea pública o privada. Para ello, es necesario guardar toda la documentación y facturas originales.