Grecia: Grecia Clásica
- Duración
- 7 días
- Tipo de circuito
- Circuito
Querido viajero, ¿quieres ganarte el corazón de Grecia? Pues ponte de espaldas al mar y mira hacia su interior. Arranca en Atenas, paseando entre monumentos eternos, animadas calles y plazas, elegantes edificios y, sobre todo, subiendo hasta la Acrópolis para ver de cerca la gran joya de la Grecia clásica. Cruza la Puerta Propileos y déjate encandilar por la belleza del templo de Atenea Niké, el templo Erecteion o el fabuloso Partenón. Desde allí, puedes empezar un nuevo recorrido por libre para completar a tu aire la visita a Atenas. Si buscas un aire más moderno, piérdete entre las tiendas y tabernas del barrio de Pláka. Si quieres sentir la bendita brisa de la Grecia más clásica, no te pierdas el Museo de la Acrópolis o el Arqueológico Nacional. ¡Tú eliges! Hagas lo que hagas acertarás; y al día siguiente, te pondrás en marcha para explorar el interior del país. Tu ruta arranca sobre una gran grieta que conecta dos mares y evita a los barcos dar un rodeo de 400 kilómetros. Sí, has acertado, podrás fotografiar el famoso Canal de Corinto. ¿Sabías que las obras empezaron en la época de Nerón pero no acabaron realmente hasta finales del siglo XIX?
“Epidauro te va a encandilar por su belleza y por su privilegiada situación rodeada de pinares. No te olvides de visitar su espléndido teatro, uno de los mejor conservados de la antigüedad
Epidauro una ciudad que te va encandilar por su belleza y por su privilegiada situación rodeada de pinares. Visita su espléndido teatro, uno de los mejor conservados de la antigüedad. La siguiente cita de tu ruta es la Antigua Micenas, esa que Homero definió como “la rica en oro”. Cruza a la famosa Puerta de los Leones y adéntrate en un yacimiento espléndido hasta llegar a la tumba del rey Agamenón. Un consejo: cuando acabes tu recorrido por la ciudad, trata de descansar porque tu siguiente cita es olímpica como ninguna. ¿Te apetece echar unas carreras por el auténtico estadio olímpico? Pues cruza el arco y lánzate a correr porque incluso encontrarás las marcas originales que indicaban la salida y la meta de los 120 metros o los asientos que ocupaban los jueces en la grada. Después de Olimpia a Delfos, para explorar la ciudad que se eleva con misticismo antiguo en la ladera del Monte Parnaso. Pregúntale al oráculo de Apolo por tu destino y experimenta qué se siente al estar en el ombligo del mundo. Y por último, mira hacia arriba para acabar de conquistar el corazón de Grecia. Allí verás las inverosímiles montañas de Meteora, uno de los paisajes más espectaculares de Grecia, de Europa y del mundo. Montañas, valles y gargantas conforman un paraje sensacional, coronado por preciosos monasterios bizantinos.
Vive experiencias únicas
Cuando diseñes tu itinerario por Atenas, no te olvides de apuntar (y subrayar, si hace falta) tu cita con el cambio de guardia. Este espectáculo diario frente a la tumba al soldado desconocido es una foto -o mejor vídeo- fundamental en tu recorrido por la capital griega.
Siempre que pases por delante del Parlamento –se inauguró allí el 25 de marzo de 1932 (Día de la Independencia), sea la hora que sea, encontrarás a dos estáticos miembros de la Guardia Nacional, los evzones, vestidos con el uniforme de falda corta y zuecos con pompones que replica la vestimenta que llevaban los kleftes, los partisanos de las montañas que lucharon contra los turcos en la Guerra de la Independencia. Ten en cuenta que el cambio de guardia se celebra cada hora, pero si puedes intentar acercarte en domingo, mejor, porque tiene lugar la ceremonia completa con el uniforme de gala y acompañada de la música de la banda militar.
¿Sabes cuántos flecos tiene la fustanela, es decir, la falda tradicional que visten los evzones? La respuesta es 400, uno por cada año que Grecia estuvo ocupada por los otomanos.
¿Sabías que además de la Atenas clásica puedes y debes buscar la Atenas neoclásica? Y es que Atenas presume de contar con uno de los más extensos e interesantes catálogos de edificios levantados en el siglo XIX siguiendo el estilo neoclásico. Buena parte de ellos proviene de la etapa en la que reinó Otto, que en apenas medio siglo convirtió Atenas en una ciudad moderna, con sobrios edificios administrativos y avenidas arboladas.
Si quieres verlo con tus propios ojos, querido viajero, date un paseo por el Panespistimíou. Allí podrás contemplar, por ejemplo, el bello edificio de la Universidad, que cuenta con una columnata jónica y un friso que representa el resurgir de las artes y las ciencias bajo el reinado de Otto. También verás la Biblioteca Nacional, construida en forma de templo dórico y que alberga más de medio millón de libros, manuscritos iluminados y primeras ediciones antiguas; y la Academia de Atenas, edificada entre 1859 y 1887, donde destacan las estatuas de Apolo, Atenea, Sócrates y Platón.
Para completar tu ruta por el neoclásico ateniense, no te pierdas otros edificios como el Banco Nacional, la casa Schliemann o el teatro Nacional. Y por supuesto, date un paseo por el barrio de Pláka, donde encontrarás varias viviendas construidas siguiendo ese mismo estilo.
Cuando camines por la Antigua Micenas, no olvides que durante 400 años esta imponente ciudad dominó toda la Argólida y ejerció una gran influencia sobre el resto de reinos micénicos. Es decir, que era el reino más poderoso de Grecia, sobre todo durante la etapa en la que gobernó su rey más famoso, Agamenón. Fue tan mítico que, durante siglos, se creyó que la ciudad entera era una invención de Homero, que la llamaba “la rica en oro”.
Sin embargo, ahí la tienes, dispuesta a mostrarte todos sus secretos, históricos y también de leyendas. Para entrar debes cruzar la preciosa Puerta de los Leones y, después de contemplar un complejo funerario donde se encontraron valiosos restos, llegarás a través del camino central al Palacio de Agamenón, construido en torno al Gran Patio. Además, también podrás visitar el Tesoro de Atreo o la Tumba de Agamenón, un corredor de 40 metros de largo construido con una hilera de sillares que lleva hasta una cámara enorme con forma de panal. Para completar la visita, no te pierdas el museo, que explica muy bien la historia de la ciudad y las excavaciones, aunque las joyas expuestas son copias, pues las originales están en el Museo Arqueológico Nacional de Atenas.
En Micenas no podrás ver la famosa máscara de Agamenón. Primero, porque la que se expone en el museo es una copia de la original, que está en el Museo Arqueológico Nacional de Atenas. Y segundo, porque realmente no es de él. ¿Sabías que aunque haya pasado a la historia con ese nombre, en realidad corresponde a otro rey desconocido, muerto unos 300 años antes que Agamenón?
Al igual que en Rodas, querido viajero, debemos comenzar con una pequeña mala noticia: cuando llegues a Olimpia no podrás encontrar una de las siete maravillas del mundo antiguo, la descomunal estatua de Zeus, esculpida por Fidias en oro y marfil, fue presa de las llamas en un incendio en el año 475 en Constantinopla, adonde fue trasladada por Teodosio II.
Pero tranquilo porque podrás recorrer una ciudad única, que durante más de 1000 años fue un centro religioso y atlético. De hecho, la ciudad erigida en el punto donde confluyen los ríos Cladeo y Alfeo ya fue relevante en tiempos micénicos, aunque su esplendor llegó con los dorios y el culto a Zeus. Y es que su propio nombre hace mención a la morada donde residían los dioses griegos. Por eso, Olimpia fue el lugar donde se levantó un descomunal templo en honor a Zeus. Para que te hagas una idea de su enormidad, además de tambores de columnas y otros restos, encontrarás una columna completamente restaurada que te indicará el gran tamaño que tenía el altis o recinto sagrado de Zeus, erigido en el siglo V en estilo dórico para albergar la estatua.
Si quieres completar la visita al santuario de Zeus, no te pierdas el taller de Fidias, situado justo detrás del theokoleon (casa de los sacerdotes). Allí encontrarás las herramientas y los moldes que usó para esculpir la estatua del más poderoso de los dioses griegos.
Si quieres saber tu futuro, nada mejor que preguntarle al oráculo de Delfos. Al igual que tú, miles de peregrinos viajaron en la antigüedad hasta la ciudad erigida en las faldas del Monte Parnaso para conocer su destino. De hecho, muchas de las ciudades estado de Grecia enviaban tesoros y estatuas para ganarse las bondades del oráculo de Apolo que, después de matar a la serpiente que protegía el lugar, estableció allí su casa terrestre. Cuando pasees por la Vía Sacra, imagínatela llena de presentes traídos de toda Grecia e incluso de Persia.
Y es que Delfos era una de los lugares más importantes en su tiempo, tanto política como religiosamente. ¡Si incluso estaba considerada como el centro del mundo! Cuenta la leyenda que Zeus lanzó dos águilas desde puntos distantes de la Tierra y que ambas se cruzaron sobre Delfos. Por eso ahora encontrarás en el museo el ónfalo, es decir, la piedra de mármol que indicaba el lugar considerado como el centro del mundo. No será la única maravilla que tienes que buscar en el espléndido museo, donde también encontrarás piezas tan importantes como el Auriga de bronce o la Esfinge de los Noxianos.
¿Sabías que el oráculo de Delfos era en realidad una mujer? Al principio eran mujeres jóvenes, pero como solían escaparse con algún peregrino, después se optó por escoger a alguna que tuviera al menos 50 años. Ella se sentaba en un trípode delante de una sima de donde salían vapores tóxicos que la hacían entrar en trance y soltar palabras inconexas que los sacerdotes traducían.
La enorme importancia religiosa que Olimpia tuvo en la antigüedad convivía con otra relevancia, la deportiva, que es la que seguramente ya conocerás. De hecho, la ciudad ha pasado a la historia por su condición de sede de los Juegos Olímpicos, un magno acontecimiento deportivo que se celebraba cada cuatro años y que congregaba en la ciudad a numerosos ciudadanos de las diferentes ciudades-Estado.
¿Sabías que en principio solo podían participar como atletas los varones griegos de nacimiento, aunque después se permitió competir a los romanos? Las competiciones, que duraban cinco días, también servían de telón de fondo para la firma de multitud de acuerdos políticos y económicos. La mayor parte de las pruebas se celebraban en el estadio, al que podrás acceder después de pasar por debajo de un arco añadido a finales del siglo III a.C. y que es uno de los lugares más fotografiados de Olimpia. Dentro de la pista podrás contemplar las líneas de salida y llegada de la prueba de velocidad de 120 metros, además de los asientos reservados a los jueces en la grada. ¡No lo dudes y echa una carrera como un auténtico atleta! Para completar la experiencia olímpica, además de visitar el museo no te puedes perder la palestra, donde entrenaban los atletas, y el templo de Hera, donde cada cuatro años se enciende la llama del pebetero olímpico.
Cuando te hagas la foto delante del templo de Hera, donde se enciende cada cuatro años la llama olímpica, no hagas gestos ni muestres ningún tipo de mensaje o serás duramente reprendido por los vigilantes.
Cuando estés dentro del estadio olímpico, fíjate en las gradas. Aunque quizá no te lo parezca, allí cabían al menos 30.000 personas… pero solo hombres. Las mujeres y los esclavos tenían que conformarse con ver las competiciones desde el monte Cronos y a escondidas, porque las mujeres que intentaban colarse eran arrojadas al vacío desde una roca cercana al santuario.
Si, cuando acabes tu recorrido por la Acrópolis te has quedado con ganas de más, no sufras, porque solo tienes que descender hasta el histórico barrio de Makrigiánni. Allí encontrarás un nuevo y espectacular edificio de cristal diseñado por Bernard Tschumi y que acoge desde 2009 todos los restos encontrados en la Acrópolis. Eran tantos que hubo que construir este nuevo centro para sustituir al antiguo museo, situado en la misma montaña. Además, el nuevo edificio se levanta sobre los restos de un asentamiento cristiano primitivo, que podrás contemplar en el vestíbulo situado junto a la entrada.
Para disfrutar de su colección, ten en cuenta que está ordenada cronológicamente. Lo más destacado es la galería del Partenón, en la última planta. Allí encontrarás un patio interior –desde el que verás el mítico edificio- donde están organizados los restos de su friso en el mismo orden en que fueron colocados durante su construcción. Para completar los huecos que veremos, ve pensando en otro viaje, querido viajero, porque deberás desplazarte hasta el Museo Británico de Londres.
Seguro que si te preguntan por el centro de Atenas, hablarías de la Plaza Syntagma o el barrio de Pláka. Pero ¿qué te parece darte un paseo por el centro de la ciudad antes de Cristo? En el año 600 a. C., el ágora o mercado era el corazón político de Atenas. Allí se practicaba la democracia en el Bouleuterion (Consejo), los tribunales y en reuniones públicas. De hecho, ¿sabías que la famosa condena a Sócrates, que acabó con el filósofo bebiendo voluntariamente la cicuta, sucedió en ese lugar en 399 a. C.?
El ágora era también el alma comercial y social de la ciudad gracias a las tiendas, teatros y colegios que albergaba. Por eso, San Pablo se acercó hasta allí para predicar el cristianismo. La zona, levantada en el siglo VI a. C., fue destruida por los persas, pero vivió su máximo esplendor posteriormente en la etapa de Pericles. El ataque de una tribu escandinava lo destrozó antes de que los otomanos construyeran sobre él un barrio residencial. Cuando Grecia se independizó, se empezó a excavar la zona y se encontró todo lo que hoy encontrarás en medio de un oasis de tranquilidad, ajeno al ajetreo urbano de Atenas.
Descubre el itinerario
- Alojamiento
- Atenas
- Desayuno
- Atenas
- Panorámica de Atenas
- Desayuno, Cena
- Olympia
- Visita de Micenas
- Visita de Epidauro
- Desayuno, Cena
- Delfos
- Visita de Olympia
- Desayuno, Cena
- Kalambaka
- Visita de Kalambaka
- Visita de Delfos
- Desayuno
- Atenas
- Visita de los Monasterios de Meteora
- Desayuno
- Atenas
Conoce un poco más de Grecia
Uno de los grandes placeres para el viajero amante de la gastronomía será comer pescado o marisco fresco en una taberna a orillas del mar. Basta con escoger el lugar, preguntar al camarero y acompañarlo a la cocina para que te explique qué ha llegado hoy desde el puerto. Y para acompañar, nada mejor que una ensalada griega, con tomates que saben a tomates, pepinos que saben a pepinos y un queso feta para chuparse los dedos. Es habitual que encontremos la opción de consumir varios entrantes –mezédhes- y luego pedir los segundos por peso, no por raciones, porque en Grecia es típico pedir comida para compartir entre toda la mesa. La cocina griega es claramente mediterránea y está basada en los productos de temporada. Entre la carne destaca el cerdo, el cordero y el cabrito, y entre las verduras la berenjena, cuyo cocinado es un arte en Grecia. No hay que perderse el aceite de oliva, el vino y el licor nacional, el ouzo.
Los viajeros amantes de las compras se lo van a pasar bien en Grecia porque el país heleno ofrece una enorme variedad de opciones para desgastar la tarjeta de crédito. En Atenas, además de mercados tradicionales y tiendas de recuerdos, encontrarás tiendas de moda, joyerías y otros tipos de comercios elegantes. Y por todo el país hay artesanía muy variada para escoger. Destaca el trabajo del cuero, como las sandalias, los bolsos o los cinturones. La plata loánina también posee una larga tradición y es un excelente recuerdo. Y para los amantes de los souvenirs gastronómicos, nada mejor que el aceite de oliva, el ouzo, la retsina –vino tradicional con un sabor resinoso-, la miel o las especias.
• 1 de enero: Año Nuevo.
• 6 de enero: Epifanía.
• Miércoles de ceniza: 41 días antes de Semana Santa.
• 25 de marzo: Día de la Independencia.
• Desde el Viernes Santo hasta el Lunes Santo
• 1 de mayo: Día del Trabajo
• Pentecostés: 50 días después de Semana Santa.
• 15 de agosto: Asunción de Nuestra Señora
• 28 de octubre: Celebración Nacional.
• 25 de diciembre: Navidad
• 26 de diciembre
Los cajeros automáticos se encuentran sin problemas por todos los países y aceptan tarjetas de crédito de uso más común (Visa, MasterCard, Maestro, Cirrus, American Express, etc.). También en la mayoría de los establecimientos, restaurantes y hoteles suelen permitir el pago con tarjetas de crédito y débito. En zonas rurales o enclaves especialmente pequeños, es aconsejable disponer de dinero en efectivo. Recuerde que para alquilar un coche se necesita presentar siempre una tarjeta de crédito en vigor.
Para evitar problemas desagradables, lo mejor es apuntar en un papel o en el móvil los teléfonos de las entidades emisoras de tus tarjetas de crédito. Así, si se da el caso de que pierdas o te roben alguna, podrás llamar inmediatamente a tu banco y pedir que la bloqueen.
Tasas
A partir del 1 de enero de 2018, el gobierno griego impondrá una tasa de alojamiento por persona y día que debe ser abonada por los clientes directamente en los hoteles.Divisas
Rige la normativa de la Unión Europea, es decir, es obligatorio hacer una declaración si se entra en Grecia con 10.000 euros o más.