Estonia: Repúblicas Bálticas y Rusia Imperial
- Duración
- 14 días
- Tipo de circuito
- Circuito
Hasta hace unas décadas, todos los destinos que vas a visitar se encontraban bajo el dominio de la URSS y, tras la Revolución Cantada, las Repúblicas Bálticas recuperaron su independencia. ¿Quieres comprobar como cada una de ellas ha evolucionado, buscando su propia impronta? Te asombrará ver cómo se han criado al abrigo de las libertades y han alcanzado su mayoría de edad (desde 1991), coquetas y primorosas, desplegando todos sus encantos históricos y naturales, a la vez que han conservado algunas cicatrices de su feroz pasado soviético. Empaparte de su historia será fácil paseando por el precioso casco histórico de Vilnius, trufada de calles medievales, hasta llegar a la Pilies, la más antigua de la ciudad. Alcanzarás la Colina de las Cruces, donde se acumulan centenares de miles de cruces. Y luego partirás a Riga, donde conocerás la leyenda del gato negro, si te apetece subirás a la torre de Stalin para ver la ciudad vieja, el río y los edificios soviéticos, y contemplarás sus iglesias ortodoxas y católicas con la boca abierta. Y al llegar a Tallin, llamada la Praga del Norte, prepárate para recorrer su centro histórico con más de un millar de monumentos. ¿Verdad que está sacada de un cuento de hadas?
“Las cúpulas de colores de la catedral de San Basilio te maravillarán: es la ‘postal’ más conocida de Rusia”
Y de las Repúblicas del Báltico, te darás un salto a la imperial Rusia. Revivirás la época de los zares dentro de su Palacio de Invierno de San Petersburgo con sus más de mil salas e infinidad de escaleras. Justo al lado se encuentra uno de los museos más importantes del mundo: el Hermitage, donde te volverás loco con su colección de arte. Acabarás exhausto paseando por las enormes avenidas fundadas por Pedro el Grande y descansarás en el tren nocturno que te llevará a Moscú. Una vez en el corazón de Rusia, pisarás la imponente Plaza Roja y la catedral de San Basilio, la ‘postal’ más conocida de Rusia. Esas cúpulas de colores te maravillarán. Y después de sentir el peso del poder que transmite el Kremlin, descenderás unos metros hasta el Metro de Moscú, otro palacio bajo tierra.
Vive experiencias únicas
La bandera más antigua del mundo nació en Estonia, pero no es la de Estonia. Ésta es la curiosa paradoja de la que presume Tallin, que el 15 de junio de 1219 acogió una batalla fundamental en la historia… de Dinamarca.
Cuenta la leyenda que el rey danés Valdemar II derrotó a los estonios en su actual capital siguiendo órdenes del Papa. Para alentar a sus tropas, recibió una ayuda divina: una bandera cayó del cielo en el fragor de la batalla y les dio fuerza para llevarse la victoria. Esa enseña era la Dannebog, actual bandera de Dinamarca y considerada como la más antigua del mundo. Para conocer su historia, tienes que acercarte hasta los Jardines del Rey Danés, el lugar exacto donde la leyenda dice que cayó la bandera. Están situados justo al lado del casco histórico, en la pendiente frente a la iglesia de San Nicolás. Allí encontrarás un monumento que recuerda la etapa de dominio danés en la ciudad, aunque seguro que lo que más te llama la atención son las tres estatuas de monjes que parecen pasear meditabundos por los jardines.
Dicen los daneses que su bandera no puede tocar nunca el suelo porque viene del cielo. La leyenda les avala...
Cada 15 de junio los Jardines acogen la celebración del aniversario de la bandera danesa. Ese día es festivo en Dinamarca y se venden multitud de pequeñas banderas por todo el país.
Todo empezó como una especie de novatada, pero lo cierto es que 20 años después ha conseguido revitalizar el barrio y darle un toque único. Los vecinos de una modesta zona de Vilnius llamada Uzupis ,literalmente al otro lado del río, decidieron darle un nuevo aire a sus calles creando una república ficticia el 1 de abril de 1997 (April Fool’s Day, día de los inocentes anglosajón).
Uzupis tiene su propia bandera, que cambia de color con cada estación del año y siempre muestra una mano con la palma agujereada que simboliza aquello que es imposible de ocultar. La República de Uzupis también cuenta con su propio gobierno, una constitución, un pequeño ejército e incluso una moneda, el Eurozas.
Para acceder a la República de Uzupis, puedes pasar un curioso y ficticio control de pasaportes y dejar que sellen el tuyo. Es un souvenir curioso, ¿a que sí?
La República de Uzupis tiene más de 300 embajadores por todo el mundo y cualquier puede solicitar la ciudadanía, independientemente de dónde resida , así que , si te ves con ganas de ser diplomático o, como mínimo, de tener dos pasaportes, ya sabes.
Si quieres celebrar algo, pide un midus. Esta bebida alcohólica, de entre 8 y 17 grados, es la más tradicional para los lituanos, aunque ellos suelen reservarla para las grandes ocasiones, como el buen whisky o el buen vino que mejora con el paso de los años. No en vano, estamos hablando de la que podría ser la bebida destilada más antigua del mundo porque dicen que la receta se remonta a unas fórmulas que ya se usaban en el Extremo Oriente hace 6.000 años.
Puedes encontrar varias macas de midus, pero intenta buscar las más artesanales posibles. De hecho, en el campo es habitual que los granjeros tengan su propia miel para destilar su midus casero. Así podrán estrenar la botella con el nacimiento de un hijo y guardarla hasta el día de su boda. Eso sí que hacer desear un sorbo…
Si prefieres no consumir alcohol opta por la gira, una bebida obtenida a partir del trigo, el centeno o el pan de cebada o las infusiones de hierbas, muy populares en Lituania.
Reconoce que al leer el nombre ya te han entrado ganas de ir a verla: la Casa de las Cabezas Negras. No esperes encontrar cabelleras atezadas decorando un edificio, aunque seguro que te sorprenderá su llamativa fachada con una increíble mezcla de estilos arquitectónicos y artísticos. El nombre procede de los gremios de comerciantes y artesanos de la ciudad unidos en una fraternidad de alto nivel apodada los Cabezas Negras. Ellos lo ocuparon poco después de su construcción en 1334 como lugar de reuniones y banquetes para diversas organizaciones de la capital letona. Entre los Cabezas Negras destacaban unos jóvenes comerciantes extranjeros, mayoritariamente alemanes, que no estaban casados y se dedicaban a transportar mercancías desde muy lejos.
¿Y de dónde viene ese nombre? Pues del hecho de que escogieran como patrón a San Mauricio, que tradicionalmente se representa vestido de negro y con armadura. Esta hermandad ganó mucho dinero y poder y acabó ocupando puestos dominantes en la sociedad y el gobierno de Riga. Esta herencia quedó para siempre en el edificio, que sirvió de residencia temporal y centro de recepciones para el presidente letón. Para entonces ya se había restaurado completamente después haber sido destruido por los bombardeos en la Segunda Guerra Mundial.
Los lujosos salones del edificio se siguen alquilando para ofrecer recepciones y todo tipo de actos sociales.
Cuando llegues a Riga, te llamará la atención lo bien conservado que está su casco histórico medieval. Pero ahora observa bien los edificios. Si te fijas, muchos de ellos te envian a principios del siglo XX, cuando en Europa dominaba el estilo modernista en la arquitectura. De hecho, la capital letona es la mayor exposición de edificios modernistas de toda Europa, con más de 750 edificios de este estilo.
Y es que a principios del siglo pasado, Riga vivía una etapa de bonanza económica dentro de la Rusia imperial. De hecho, la mayoría de los edificios fueron diseñados y construidos por arquitectos locales, siguiendo las líneas marcadas desde Alemania por la revista muniquesa Die Jugend, que popularizó el estilo Jugendstil (estilo joven), es decir, la versión de habla germánica del Art Nouveau. Todo acabó bruscamente en 1914, cuando la invasión alemana durante la Primera Guerra Mundial frenó la construcción de nuevos edificios e incluso destrozó parte de lo construido.
Si quieres ver el primer edificio modernista de Riga, construido por el arquitecto Aschenkampff en 1899, tienes que visitar la calle Audeju. Fíjate en los detalles, porque en muchos de los edificios encontrarás elementos del folclore letón.
Aviso: este museo va a tocar tu fibra sensible. El Museo de la Ocupación tiene precisamente ese objetivo: arrojar luz sobre la historia reciente de Letonia, marcada por las ocupaciones de regímenes dictatoriales extranjeros. Primero, durante la Segunda Guerra Mundial, las fuerzas alemanes tomaron por la fuerza el país. Y después cuando concluyeron los combates del mayor conflicto bélico del siglo XX, Letonia comenzó a formar parte de la Unión Soviética hasta que finalmente se independizó en 1991 a raíz de la Revolución Cantada.
En este museo entenderás cómo era la vida de Letonia en esos días de ocupación con detalles sobre la vida diaria, la represión, la resistencia y un homenaje a los caídos y cómo el hecho de vivir casi todo el siglo XX bajo el yugo totalitario ha marcado para siempre el carácter del país.
Descubre el itinerario
- Cena.
- Vilna
- Desayuno. Almuerzo. Cena.
- Vilna
- Panorámica de Vilnius
- Desayuno. Almuerzo. Cena.
- Riga
- Palacio de Rundale
- Desayuno. Almuerzo.
- Riga
- Panorámica de Riga
- Desayuno. Cena.
- Tallin
- Panorámica de Tallin
- Desayuno.
- Tallin
- Desayuno. Cena.
- San Petersburgo
- Desayuno. Almuerzo.
- San Petersburgo
- Panorámica de San Petersburgo
- Desayuno.
- San Petersburgo
- Desayuno.
- Moscú
- Desayuno. Almuerzo.
- Moscú
- Panorámica de Moscú
- Desayuno
- Moscú
- Desayuno.
- Moscú
- Desayuno.
- Moscú
¿Quieres saber más de Rusia?
La gastronomía rusa te enamorará por su variedad de platos, sorprendentes sabores y aromas, todo ello fruto de un amplio y rico mosaico cultural y de la amplia extensión geográfica del gigante rojo. La cocina rusa cuenta con una honda tradición popular e influencias de cocinas tan destacadas como la polaca, la francesa o la italiana. Grandes personajes históricos del país, como por ejemplo la emperatriz Catalina II, trajeron al país recetas e ingredientes de la Europa occidental de aquella época. Además, muchos platos son herencia de la afamada Ruta de la seda, y de la cercanía del país con el Cáucaso o Persia.
Hoy la cocina rusa sorprende a los viajeros más gourmet con la sorprendente combinación de los platos y la dispensa más tradicional con los nuevos aires de la cocina más actual y creativa. Todas estas razones han llevado a Rusia a ser uno de los destinos gastronómicos más interesantes del mundo. Entre nuestros imprescindibles se encuentran los platillos elaborados con aves, pescado ahumados, deliciosas setas, frutas del bosque... Los cereales locales son el ingrediente perfecto para elaborar de forma artesanal deliciosos panes y bebidas tan conocidas como la cerveza o el vodka.
¿Alguna recomendación? Comienza el día con un típico y contundente “zavtrak” o desayuno. Recuerda que en Rusia el “obyed”, que se suele hacer al medio día, es la comida más fuerte del día. No te vayas del país sin probar sus excelentes conservas, su afamado caviar o sus deliciosos “blinis” (crepes).
Aprovecha tu viaje a la fascinante Rusia para traerte a casa hermosos recuerdos. Frecuenta sus elegantes avenidas y calles de las grandes ciudades, sus centros comerciales, sus mercados... encontrarás recuerdos en todos los materiales y formas. Son muy populares los souvenirs realizados en madera, desde las típicas matrioskas, a los utensilios de cocina y menaje pintados al estilo Khokhloma, un estilo que se ha hecho famoso por su combinación de intensos colores y dorados sobre fondos de tonos más oscuros.
Si prefieres los recuerdos textiles, Rusia pone al alcance de tu mano productos tradicionales de alta calidad como son los afamados chales bordados a mano, los típicos gorros con orejeras (los ushanka), las calientes botas producidas en lana de oveja (Valenki). Muchos viajeros y amantes de la historia vuelven a casa con las típicas prendas de la época soviética.
Completamos nuestra lista de la compra añadiendo la magnífica porcelana de la localidad de Gzhel, las joyas realizadas con piedras como el ámbar y, cómo no, delicias gastronómicas como su famoso caviar o bebidas tan tradicionales como el vodka.
•Año Nuevo: 1 de enero
•Navidad ortodoxa rusa: 7 de enero
•Día de los Defensores de la Patria: 23 de febrero
•Día Internacional de la Mujer: 8 de marzo
•Día del Trabajo y de la Primavera: 1 de mayo
•Día de la Victoria: 9 de mayo
•Día de Rusia: 12 de junio
•Día de la Unidad Popular: 4 de noviembre
•Día de San Petersburgo: 27 de mayo
•Día de Moscú: 10 de septiembre