Noruega: Fiordos Noruegos
- Duración
- 8 días
- Tipo de circuito
- Circuito
Prepárate para contemplar lugares idílicos, respirar la naturaleza en estado puro y sentir. Noruega brinda una pasmosa belleza y variedad en su vasto paisaje. Tiene escarpados valles, montañas que desafían la ley de la gravedad y cascadas casi divinas que se dejan caer caprichosas a los verdes bosques, como una brecha azul o cristalina. Sus ciudades tienen un encanto peculiar con sus casas de madera, su puerto pesquero y sus animados bares que se llenan cuando el largo invierno llega a su fin. Oslo es una activa ciudad con mucho por descubrir con museos animados, una intensa vida nocturna y transporte público que llega hasta el corazón de la naturaleza. Pasarás por el lago Mjøsa y por el valle de Lillehamer, un espacio natural único y una ciudad histórica muy bella.
“Caerás en los brazos de Morfeo atravesando el Fiordo de los Sueños, el más largo y profundo de Noruega”
En la Región de los Fiordos, no bajarás del barco: primero un minicrucero por el intrincado fiordo de Storfjord y, después surcando el azul y profundo fiordo Geiranger, declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Aunque no lo creas, caminarás por el Glaciar de Briksdal o el de Nigards y, si el tiempo lo permite, te subirás en helicóptero para ver a vista de pájaro toda la magnificencia de los fiordos. Caerás en los brazos de Morfeo por el Fiordo de los Sueños, el Sognefjord, el más largo y profundo de Noruega, y te maravillarás con el paisaje del Tren de Flam, uno de los más inclinados del planeta. Y en Bergen, antigua capital de Noruega, te enamorarás de sus paisajes, sus casas de madera y el antiguo puerto de Bryggen, declarados Patrimonio de la Humanidad.
Vive experiencias únicas
Descubrieron América cinco siglos antes que Colón, exploraron buena parte del mundo y han pasado a la historia por sus incursiones y pillajes, que atemorizaron a buena parte de Europa. ¿Quieres saber más de los vikingos? Pues no te puedes perder el Vikingskipshuset, donde vas a ver las embarcaciones y los trineos donde viajaban, los utensilios domésticos y tejidos que utilizaban e incluso observarás el único carro conservado de la época vikinga. El curioso Museo Naval Vikingo, ubicado en la península de Bygdoy, presume de contar con tres auténticos barcos vikingos con más de mil años de antigüedad que se encontraron cerca del fiordo de Oslo.
Te sorprenderá saber que estos buques servían como mausoleo para los nobles, que eran enterrados con todo lo necesario para su ‘viaje’ al más allá: muebles, comida, joyas y hasta sirvientes... El más impresionante de todos es el Oseberg, de más de 22 metros de eslora y que necesitaba 30 remeros para poder moverse. ¿Te imaginas verlo llegar a un puerto con malas intenciones? ¡Qué miedo!
En la página web del Museo de Historia Cultural puedes descargarte las audioguías para hacer más completa tu visita al museo. También las tienen en español. No te preocupes por la conexión, porque el museo tiene WiFi gratuito.
¿Sabes por qué el Premio Nobel de la Paz se entrega en Oslo y no en Estocolmo, como los otros cinco? Nosotros tampoco. Porque se desconocen las razones que llevaron a Alfred Nobel, creador de los galardones, a dejar escrito en su testamento que se hiciera así. En ese momento, 1885, Noruega y Suecia aún estaban federadas en una unión que no se disolvería hasta 1905. Cuando ambos países se separaron, se respetó la decisión de Nobel, así que ahora cada 10 de diciembre, los Premios Nobel de la Paz se entregan en el ayuntamiento de la capital noruega. Y para conmemorarlo, desde 2005 Oslo cuenta con un interesante museo sobre el galardón. Busca a Barack Obama, la niña Malala, Rigoberta Menchú, Nelson Mandela, Martin Luther King o a la Madre Teresa de Calcuta.
Sus pensamientos se recuerdan en evocadores vídeos, artículos y hasta se escucha el famoso discurso de Luther King: “I have a dream”. No busques, eso sí, al mejor ejemplo de resistencia pacífica de la historia, Mahatma Gandhi, que nunca recibió este premio. Completa la experiencia en la planta Nobel, donde conocerás la historia del inventor de la dinamita que, arrepentido por el uso que se dio a su invento, decidió dedicar toda su fortuna a crear estos galardones. No te pierdas el libro interactivo situado en el podio de esta sala, sorpréndete en el jardín de luces de la sala The Nobel Field y, si viajas con niños, reserva media hora para la actividad Fred y Toca Loca. Se lo van a pasar en grande (y a aprender) con estos simpáticos animales…
Cuando hagas un alto en el camino de Lillehammer, tienes al menos dos cosas que hacer. Primero, darte un paseo por su coqueto casco histórico. Y segundo, adentrarte en su historia olímpica. Esta estación de esquí ya era famosa en Noruega antes de 1994, pero a partir de ese momento ganó fama mundial por organizar los Juegos Olímpicos de Invierno de ese año. Desde entonces, Lillehammer es la ciudad olímpica por antonomasia. Aquí se erige el Museo Olímpico de Noruega, un excelente recorrido por la historia de los Juegos Olímpicos desde 1896.
La muestra se encuentra en la gran zona conocida como Olympiaparken, que alberga buena parte de las instalaciones donde se celebraron los Juegos, como el salto de esquí o la pista de hockey sobre hielo. Eso sí, si quieres vivir una experiencia diferente, acércate a Hunderfossen –a 15 kilómetros de la ciudad- para bajar en un trineo con ruedas por la pista olímpica de bobsleigh. ¡Irás a casi 100 kilómetros por hora! Eso sí, los mandos los lleva un piloto experto, que lo primero de todo es la seguridad. Y si necesitas aún más velocidad, opta por los taxibobs, que te bajan desde la montaña en poco más de un minuto a 130 kilómetros por hora.
Nunca estarás solo caminando por el parque Vigeland. Primero, porque es uno de los lugares más visitados de toda Noruega, así que será difícil que no te encuentres a nadie analizando los gestos de las esculturas. Y en segundo lugar, porque esta parte del Parque Frogner es un museo al aire libre donde más de 200 esculturas hechas en bronce, granito y forja te están esperando para contarte sus sentimientos. Así que ya sabes, afina el oído y agudiza la vista para escudriñar los expresivos gestos de las obras del famoso escultor noruego. Busca la más conocida de todas, la famosa figura del niño enojado (Sinnataggen) que está en el puente del parque. Seguro que ya has visto su cara enfadada en multitud de postales de Oslo, pero ¿a que en directo parece aún más cabreado? Suerte que no todas las esculturas tienen este humor…
Otro de los grandes puntos de interés es el Monolito, un gran bloque de granito de 17 metros de alto que contiene 121 figuras desnudas y entrelazadas como si quisieran formar un mismo ser. Y es que el Parque Vigeland es una reflexión sobre la vida, la muerte, el primer amor o la madurez. Así que escucha, siente y deja que el arte te explique, una vez más, el círculo de la vida.
Si quieres conocer más sobre Gustav Vigeland puedes visitar el Museo Vigeland, dentro del parque. El ayuntamiento de Oslo lo construyó como taller y hogar para el artista a cambio de buena parte de su obra (http://www.vigeland.museum.no/en)
Tendrás que caminar, pero desde el primer momento sabrás que merece la pena haberte puesto las zapatillas y haber iniciado el camino. Quizá te sientas pequeño en medio de la inmensidad de un glaciar como el de Briksdal o el de Nigardsbreen. No es para menos. ¡Estás adentrándote en el corazón de un glaciar de miles de años! Así que disfruta y no te pierdas ni un detalle. Te rodean lagos de aguas cristalinas, montañas llenas de nieve, cascadas espectaculares, bosques profundos y ríos de intenso caudal. En tu paseo, llegarás hasta la misma lengua del glaciar, que fluye valle abajo e incluso llega a cubrir los lagos, aunque como sucede en el resto del mundo, está en retroceso como consecuencia del calentamiento global.
Tanto el Glaciar de Briksdal como el de Nigardsbreen son, en realidad, brazos del Glaciar de Jostedal. Con una superficie de 487 kilómetros cuadrados, el Jostedalsbreen es el casquete polar más grande de la Europa continental. De hecho, en algunos puntos alcanza los 400 metros de grosor. Para protegerlo, el gobierno noruego lo convirtió en parque nacional en 1993 y amplió su extensión cinco años después hasta ocupar más de 1.300 kilómetros cuadrados. Y no descartes que aumenten las medidas de protección. ¿A que merece la pena?
Caminar por los glaciares de Briksdal o Nigardsbreen es una experiencia al alcance de casi todo el mundo. No hace falta que tengas una forma física excelente, basta con que puedas caminar tranquilamente durante unas horas. Eso sí, ponte calzado cómodo –algo básico para que te puedas manejar bien en el recorrido-, haz caso a todo lo que indique tu guía y respeta el entorno.
Cuando lo veas en una tienda, puede que lo confundas con un gran bloque de caramelo toffee. Tiene el mismo aspecto, el mismo color y, aunque aún no lo sepas, un sabor parecido. Pero es queso. Se llama brunost o geitost y tiene un sabor dulce. Sí, dulce. Tiene un sabor que recuerda al caramelo, aunque sin perder la sobriedad que le da la leche de cabra con el que está hecho. De hecho, uno de sus nombres procede de la mezcla de las palabras Gein (cabra) y Ost (queso), aunque quizá el más llamativo sea el otro, que arranca con la palabra Brun (moreno) para definir ese color intensamente tostado que hace que se parezca más a un caramelo que a un queso.
Eso sí, no lleva azúcar. Su dulzor característico procede de la caramelización natural que provoca el cocinado a fuego lento. Si te fijas, verás que los noruegos suelen comerlo durante el desayuno o en los gofres de tipo escandinavo cortándolo finamente con forma de lascas. Y es que este tipo de queso es muy popular en Noruega y, de hecho, tiene otros ‘hermanos’ muy parecidos en el resto de Escandinavia. ¿Te atreves a probarlo?
Dice la historia que en 1880 Anne Hove, una quesera de Gudbrandsdalen, una población al norte de Noruega, echó nata fresca a una caldera a fuego lento con el suero de la leche de cabra y, queriendo o no, fue la creadora de uno de los quesos más especiales que se pueden probar en el mundo. Bendita serendipia...
Puedes encontrar brunost por todo el país –e incluso quesos similares en el resto de Escandinavia- pero la zona originaria es el distrito de Gudbrandsdal, cuya ciudad más conocida es Lillehammer.
¿Te animas a subirte en el tren más bonito del mundo? Lo dijo Lonely Planet en 2014, que lo calificó como el viaje más bonito que se podía hacer en este medio de transporte. Hablamos del tren de Flam, una obra maestra de la ingeniería del siglo XXI que te permitirá alcanzar los 864 metros con una inclinación de 1:18 que lo convierte en el tren más inclinado del mundo que funciona sin cable ni ruedas dentadas. Y lo mejor, como casi siempre, será el camino.
En los 45 minutos de recorrido vas a poder disfrutar de unos paisajes sublimes: escarpados barrancos, espectaculares cascadas que dejan caer el agua decenas de metros desde montañas cubiertas de nieve y pequeñas granjas de montaña que se agarran a las laderas como si fueran cabras montesas. Y no te preocupes por las fotos, porque te dará tiempo de sobra para hacerlas. Además, hay una parada de cinco minutos en la excepcional cascada de Kjosfossen para que puedas bajarte del tren y hacerte un selfie con total tranquilidad. También podrás caminar durante diez minutos por Myrdal, al final de trayecto. Como verás, en apenas un rato has pasado del fiordo a una inhóspita meseta a casi 1.000 metros de altura. Observa las vistas. Si no es el viaje en tren más bonito del mundo, se le parece mucho…
No hace falta que corras para conseguir un sitio en el tren de Flam. Las vistas son espectaculares desde cualquier lado del vagón.
Dicen que Bergen es la ciudad más bonita de toda Noruega. Y no solo lo aseguran sus orgullosos habitantes, sino que es una afirmación común en todo el país. En un primer vistazo, es probable que entiendas las razones. Bergen está localizada en un enclave fabuloso, rodeada de siete colinas y siete fiordos. Cuando te adentres en sus calles, seguro que ya piensas igual que la mayoría de los noruegos. Pese a ser la segunda ciudad más grande de todo el país, Bergen aún conserva un casco histórico precioso, en el que destaca el barrio de casas de madera y el puerto antiguo de Bryggen, declarados Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Es la herencia que dejó la etapa de más progreso en la ciudad, bajo el dominio de la Liga Hanseática, cuando era la principal localidad del país gracias a su dominio del comercio.
Para acabar de enamorarte de Bergen, ya sólo te falta pasear por sus calles. Es una gran ciudad pero tiene todo el encanto de los pueblos y, además, una intensa actividad, gracias en parte a la animada vida estudiantil -se calcula que en torno al 10% de sus habitantes son universitarios-. Seguro que, a estas alturas, Bergen ya te ha conquistado, aunque parafraseando a la película Jerry Maguire, ya te tenía con el hola.
Además de su zona monumental, no te puedes perder el bullicioso mercado de pescado, donde podrás probar alguno de los productos típicos de la zona. No todo en Bergen va a ser ideal: el tiempo no es ninguna maravilla y llueve como mínimo 275 días al año, así que conviene que tengas un paraguas o un chubasquero a mano.
Descubre el itinerario
- Alojamiento
- Oslo
- Desayuno
- Oslo
- Visita panorámica de Oslo
- Desayuno, Almuerzo, Cena
- Lillehammer
- Lom
- Olden
- Desayuno, Almuerzo, Cena
- Olden
- Crucero por el Fiordo de Geiranger
- Desayuno, Almuerzo, Cena
- Voss
- Crucero por el Fiordo de los Sueños
- Desayuno, Almuerzo
- Bergen
- Visita panorámica de Bergen
- Desayuno
- Bergen
- Desayuno
- Bergen
Conoce un poco más Escandinavia
La cocina escandinava está marcada por el duro clima de la zona. Como suele ser habitual en las zonas de mucho frío, se apuesta por guisos contundentes de carnes, pescado de alto contenido graso como el salmón o fabulosas sopas. Escandinavia está a la vanguardia de la cocina moderna, con restaurantes tan prestigiosos como el Noma, en Copenhague, pero también es sencillo encontrar menús con platos tradicionales que nos permitirán probar carnes: el alce, el reno o el oso, o incluso frailecillos, en las Islas Feroe. Tampoco podemos olvidar licores tradicionales, como el Brennivín, aguardiente islandés conocido como ‘la muerte negra’, o la cerveza, muy consumida en toda Escandinavia.
Es difícil abandonar Escandinavia sin traerse algún recuerdo en la maleta. Hay decenas de opciones: desde piezas de artesanía como la porcelana y la cerámica danesa hasta souvenirs clásicos como cascos vikingos, pasando por productos de alimentación como licores típicos, salmón ahumado, arenques en conserva, queso o alguna carne ‘diferente’ envasada al vacío.
Tampoco hay que olvidar los productos de diseño, tanto de ropa como de hogar, siempre a la vanguardia mundial, o los souvenirs de lana o de piel de reno o cabra. Además, teniendo en cuenta el clima frío de la zona, podremos encontrar excelentes equipamientos para senderismo, caza y esquí.
En Suecia
1 de enero - Año Nuevo • 6 de enero - La Epifanía del Señor • 1 de mayo - Día del trabajador • 6 de junio - El Día Nacional de Suecia • 25 y 26 de diciembre - Navidad • Viernes Santo: el viernes antes de la Pascua • Pascua: el domingo que sigue a la luna llena entorno al 21 de marzo • Lunes de Pascua: el día después de la Pascua • La Ascensión del Señor: el sexto jueves después de la Pascua • Pentecostés: el séptimo domingo después de la Pascua • Midsommar: el sábado situado entre el 20 y el 26 de junio • Día de todos los Santos: el sábado situado entre el 31 de octubre y el 6 de noviembre.
En Noruega
1 de enero, Día de Año Nuevo • Domingo de Ramos • Jueves Santo • Viernes Santo • Domingo de Resurrección • Lunes de Pascua • 1 de mayo, Día Internacional de los trabajadores • 17 de mayo, Día de la Constitución • Día de la Ascensión (5º jueves después de Semana Santa) • Domingo de Pentecostés (5º domingo después de Semana Santa) • Lunes de Pentecostés • 25 de diciembre • 26 de diciembre.
En Dinamarca
1 de enero, Día de Año Nuevo • Jueves Santo • Viernes Santo • Domingo de Resurrección • Lunes de Pascua • Día de la Oración común (4º viernes después de Semana Santa) • Día de la Ascensión (5º jueves después de Semana Santa) • Domingo de Pentecostés (5º domingo después de Semana Santa) • Lunes de Pentecostés (5º lunes después de Semana Santa) • 5 de junio, Día de la Constitución • 24 de diciembre • 25 de diciembre.
En Finlandia
1 de enero, Día de Año Nuevo • 6 de enero, Día de Reyes • Viernes Santo • Domingo de Pascua • Lunes de Pascua • 1 de mayo, Día del Trabajador • Día de la Ascensión (5º jueves después de Semana Santa) • Domingo de Pentecostés (5º domingo después de Semana Santa) • Víspera y Día del Solsticio de Verano • Día de Todos los Santos (1er sábado de noviembre) • 6 de diciembre, Día de la Independencia • 24 de diciembre • 25 de diciembre • 26 de diciembre.
En Islandia
1 de enero, Día de Año Nuevo • Jueves Santo • Viernes Santo • Domingo de Pascua • Lunes de Pascua • Primer día de verano (1er jueves después del 18 de abril) • 1 de mayo, Día del Trabajo • Día de la Ascensión (40 días después de Semana Santa) • Domingo y Lunes de Pentecostés (7º domingo y lunes después de Semana Santa) • 17 de junio, Día de la Independencia • Día de los Comerciantes y Oficinistas (1er lunes de agosto) • 24 de diciembre (tarde) • 25 de diciembre • 26 de diciembre • 31 de diciembre (tarde).
Los cajeros automáticos se encuentran sin problemas por todos los países y aceptan tarjetas de crédito de uso más común (Visa, MasterCard, Maestro, Cirrus, American Express, etc.).
Para evitar problemas desagradables, lo mejor es apuntar en un papel o en el móvil los teléfonos de las entidades emisoras de tus tarjetas de crédito. Así, si se da el caso de que pierdas o te roben alguna, podrás llamar inmediatamente a tu banco y pedir que la bloqueen.
No hay ninguna vacuna que sea necesaria. Antes de realizar el viaje, se recomienda contratar un seguro privado. Los ciudadanos de la Unión Europea que dispongan de la Tarjeta Sanitaria Europea (TSE) expedida por las autoridades sanitarias de cada país tienen derecho a una asistencia médica imprescindible, y la compañía de seguros no pagará el coste que supere el límite de esta asistencia imprescindible. Si el viajero debe ir al hospital, se recomienda acudir siempre con el pasaporte, la Tarjeta Sanitaria Europea (TSE) y las tarjetas de crédito. Si necesita más información puede ponerse en contacto con los servicios de la Seguridad Social o seguro médico privado de su país. Si requiere viajar o comprar algún medicamento, intente viajar siempre con el embalaje y la receta original expedida por su médico.
Los extranjeros quizá tengan que pagar por adelantado algún tratamiento médico que, posteriormente, les reembolsaran su compañía sanitaria ya sea pública o privada. Para ello, es necesario guardar toda la documentación y facturas originales.