Portugal: Madeira a fondo
- Duración
- 8 días
- Tipo de circuito
- Circuito
Dicen que para explicarle a la reina Isabel la Católica cómo era Madeira, Cristóbal Colón arrugó un trozo de papel. Y es que aparte de la llanura del sur, casi toda la montañosa isla está socavada de profundos valles y barrancos. Esta orografía, unida a su excepcional clima, ha convertido a Madeira en un vergel donde brotan especies a mansalva. Lo vas a poder comprobar en este completo recorrido de ocho días explorando todos los rincones de la isla. En tu primera toma de contacto, ve al Mercado dos Lavradores de Funchal y descubre entre su colorido ajetreo el alma de la capital de Madeira. Adéntrate en su catedral, descubre la magia de sus bordados artesanales y degusta uno de los vinos más famosos del mundo. Ahora ya estás listo para iniciar tu ruta por la isla. Empieza por el este, primero ascendiendo por encima de las nubes en el Pico do Arieiro y después paseando por la rica flora de Ribeiro Frío. Sorpréndete con las coloridas casas triangulares de Santana, disfruta de la belleza de Sao Lorenzo y descubre los secretos de la antigua capital, Machico. ¿Sabes por qué se llama así? Pregunta, pregunta… Si estás en Madeira, tienes que visitar alguno de sus jardines botánicos y tampoco puedes perderte la imagen de las coloridas barcas en el puerto de la bella Câmara do Loboso. El oeste de Madeira te brindará deliciosos paisajes en la Ribeira Brava, Ponta do Sol, Calheta, la meseta de Paul da Serra y Rabasal.
“Los frondosos bosques dejan paso a la roca descarnada, que parece recién traída de otro planeta, al llegar a lo alto del Pico do Arieiro. Para compensar la falta de vegetación, la cima te regala unas vistas sensacionales”
Querido viajero, no te olvides la cámara cuando pasees por Porto Moniz y por Sao Vicente, y asegúrate de que aún te queda batería para cuando llegues a Encumeada, desde donde podrás ver el mar tanto al norte como al sur, y en Cavo Girao, uno de los acantilados más altos del mundo. En tu sexto día, adéntrate en la parte interior de la isla subiendo hasta el Pico dos Barcelos y la Eira do Serrado, disfrutando de la vista panorámica de Curral das Freiras (Refugio de las monjas) y paseando por Monte, donde se encuentra la iglesia de Nossa Senhora do Monte, patrona de la isla, antes de regresar a Funchal, donde acabarás la tarde explorando varios de sus museos, el convento de Santa Clara y la fortaleza de Nossa Senhora da Conceiçao. Para completar el día, no te puedes perder la experiencia más trepidante: súbete a un carro de cesto y deja que los barreiros te empujen cuesta abajo a toda velocidad. Y para acabar, ¿qué te parece disfrutar de un agradable paseo por las levadas, esos senderos que recorren toda la isla? ¡No te lo pierdas!
Vive experiencias únicas
¿Buscas la esencia de Funchal? Ve al Mercado dos Lavradores. ¿Quieres disfrutar de un baño de colores, olores y sensaciones? Ve al Mercado dos Lavradores. Hace años que los supermercados e hipermercados llegaron a Madeira, pero aún no han podido derrotar al que, desde 1941, es el corazón comercial de Funchal.
Si te fijas, aún hoy notarás que sirve de punto de encuentro entre los productores de toda la isla y los vendedores –el mejor día para comprobarlo es el viernes, cuando bajan agricultores de los alrededores de la capital para colocar sus productos-. Al entrar, te recibirá el color y el olor de las flores que venden tenderos vestidos con trajes tradicionales. En la planta baja y en el primer piso, date un paseo por los puestos de fruta y verdura, que seguro que vas a poder catar algún trozo… También verás puestos de otros comestibles y de objetos para el hogar. Nada que ver con la zona de la lonja, donde el pescado fresco se amontona encima de las planchas de piedra. Seguro que te llaman la atención los atunes y las espadas. Quizá luego los tengas delante a la hora de comer…
¿Sabes lo que son las levadas? Pues cuando regreses de Madeira seguro que las recuerdas con agrado. Son los senderos que atraviesan buena parte de las montañas y bosques de la isla y que te van a permitir disfrutar de excelentes paisajes mientras das un agradable paseo. Su origen se remonta a la época en que llegaron los conquistadores portugueses, cuando los habitantes de Madeira empezaron a construir un complejo sistema de vías de agua para regar sus cultivos. La idea era llevarla desde los fértiles valles, donde caía el agua de la montaña, hasta todos los puntos de la isla con el objetivo de poder cultivar en cualquier lugar.
La red se fue ampliando hasta que a comienzos del siglo XX se contabilizaban más de 200 levadas, que el Gobierno portugués organizó y reformó de tal manera que muchas de ellas tuvieran un camino de mantenimiento paralelo. Y es por ahí por donde podrás adentrarte en las montañas y valles de Madeira abandonando el ajetreo de Funchal y sumergiéndote en un oasis verde sin apenas ruidos. Tiene muchas opciones para elegir en función de tu estado físico, desde escarpadas rutas de montañas hasta serpenteantes paseos entre árboles.
Como la red de levadas no es circular, puede ser bastante complicado regresar al punto de partida. La mejor opción es que cojas un taxi en el punto de inicio y le pidas que te espere al final o llamarlo una vez has llegado.
¿Te gustan las plantas, las flores, los árboles? Pues prepárate para disfrutar de un lugar paradisíaco con decenas de especies de todo tipo. ¡Estás en Madeira, la isla de las mil flores! Enseguida comprenderás que el sobrenombre no se queda corto. El excepcional clima del archipiélago le permite contar con una enorme variedad de especies autóctonas y bosques de laureles y, además, acoger con éxito una enorme cantidad de flores, arbustos y árboles procedentes de otras partes del mundo. ¿Quieres gozar de esta descomunal variedad?
Lo tienes muy fácil, porque la comprobarás en los muchos parques y jardines botánicos que tiene la isla. Sólo en Funchal puedes visitar el Jardim de Sao Francisco, el Parque de Santa Catarina, la Quinta das Cruzes o el excepcional Jardim Botánico. Este último ocupa una soleada ladera con unas estupendas vistas donde la familia Reid construyó su mansión. Allí verás, entre otros, los bellos geranios de Madeira, las espigas azules del massaroco –casi un símbolo de la isla-, el lirio de los valles, la caoba y el enebro de Madeira o el impresionante ranúnculo gigante. Y entre las flores, no te pierdas las orquídeas, el agapanto, la protea rey, el floripondio o la jacarandá, entre otras muchas.
¿Preparado para ver algo único? En el interior de Madeira sobreviven los vestigios del bosque primigenio de laurel que ocupaba el sur de Europa antes del último periodo glaciar –hace unos 10.000 años-. Después, sólo Madeira, Canarias, las Azores y el oeste tropical de África mantuvieron el clima adecuado para que siguiesen vivos los árboles y arbustos subtropicales. Este tipo de bosque del interior de Madeira, conocido como laurissilva, fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1999.
Cuando te des un paseo por el Museu de Arte Sacra, seguro que te preguntas cómo es posible que tenga esa enorme colección de arte flamenco si estás a 3.000 kilómetros de Flandes. La respuesta la tienes en el comercio.
Desde mediados del siglo XV, la intensa actividad comercial entre Funchal y Amberes también tuvo su vertiente cultural, ya que terminó llenando de pinturas flamencas la isla. Y es que los mercaderes y terratenientes querían pasar a la posteridad donando retablos a las iglesias… con su imagen, claro. Para ello, le pedían a un artista local que les hiciera un retrato simple para enviarlo en barco hasta Flandes, donde los artistas flamencos lo usaban como modelo para pintarlos en postura orante. Fíjate en las caras de los personajes de las pinturas: muchos de ellos no tienen cara de centroeuropeos… La visita al Museo ya sólo merece la pena por el impresionante edificio, situado en el lado sur de la Praça do Município, que anteriormente fue palacio episcopal.
En la primera planta encontrarás las pinturas flamencas de los siglos XV y XVI y en el primer piso verás las esculturas religiosas y objetos de culto del siglo XVI hasta el siglo XX.
En el aperitivo, opta por un Sercial. ¿Un poco de queso? Nada mejor que un Boal para acompañarlo. Y para alargar la sobremesa, escoge un Malvasia. Estamos hablando del vino de Madeira, una de las grandes joyas que la isla produce desde hace siglos. Nadie sabe bien desde qué momento, pero sólo 25 años después de la llegada de Zarco y Teixeira ya se exportaban barricas, así que ya sabían qué hacer con las uvas…
En aquella época, los toneles se llevaban en un barco en un viaje de ida y vuelta a Ecuador porque se creía que ese trayecto le daba su peculiar sabor, ése que ya le otorgaba prestigio mundial a sus más de treinta variedades después de que, por ejemplo, se colase en las obras de Shakespeare o en los festejos por la independencia de Estados Unidos en 1776. Después, por casualidad, alguien se dio cuenta de que la clave no era el viaje, sino la temperatura: por eso ahora verás en las bodegas cómo se cuece en barricas al sol. ¿Quieres darte ‘un sorbito de historia’, como dijo Winston Churchill?
Si quieres probar el vino de Madeira, la mejor opción es que visites una de las bonitas bodegas de la isla. Muchas de ellas están en Funchal, como la preciosa Old Blandy, situada en un antiguo monasterio del siglo XVII.
Cuando recorras la isla, fíjate en los pequeños recintos de tierra con viñedos. Se llaman poios y están apoyados en terrazas para poder distribuirse a lo largo de las laderas, aunque esto muchas veces supongo un difícil acceso para vendimiar.
¿Eres futbolero? Pues te lo vas a pasar en grande en Madeira. Tiene dos equipos en Primera División, es la tierra natal de uno de los mejores jugadores del mundo –Cristiano Ronaldo- y presume de haber albergado el primer partido de fútbol de la historia de Portugal. Fue en 1875 por iniciativa de un joven británico llamado Harry Hinton. Si te acercas hasta el Largo de Achada, en Camacha, podrás ver el sitio exacto donde se jugó el primer encuentro, junto a la iglesia parroquial.
Encontrarás un pequeño campo de fútbol en recuerdo de esta efeméride, aunque actualmente es una zona muy frecuentada porque hay una plaza para representaciones folclóricas y un parque infantil. Pero para disfrutar del fútbol en Madeira, la mejor opción es que vayas al campo de alguno de los dos equipos que juegan en la máxima categoría del balompié portugués. El estadio del Club Sport Marítimo está en la freguesía de Sao Martinho, a dos kilómetros del puerto de Funchal; mientras que el Clube Desportivo Nacional juega en el Estadio de Madeira, al norte de la capital.
Si eres un mitómano del fútbol actual, seguramente te interese seguir la huella de Cristiano Ronaldo en su isla natal. El jugador del Real Madrid inauguró recientemente una estatua en su honor en la Praça do Mar de Funchal, obra del artista local Ricardo Veloza. Además, el delantero luso recibió el Cordao Autonómico de Distinçao, la más alta distinción del gobierno regional, y cuenta con un museo en Funchal, situado justo delante de su estatua. Y si no te interesa el jugador portugués o el fútbol en general, tampoco te vas a poder escapar: tu avión aterrizará y despegará en el aeropuerto internacional Cristiano Ronaldo, después del cambio de nombre efectuado en marzo de este año.
¿Sabes qué es el ‘ciclo del azúcar’? En Madeira, es la manera de denominar la etapa más próspera en la historia de la isla desde su descubrimiento en 1420. Durante 150 años, Madeira fue el principal productor de azúcar de toda Europa gracias al comercio con Venecia, Génova, Londres y Amberes. Para rememorar aquellos tiempos, tienes varias opciones.
La más sabrosa es probar alguno de los deliciosos dulces típicos, como el bolo de mel, un pastel de melaza con almendras, pasas, clavo, anises y piel de frutas. La más turística es acercarte a alguno de los dos únicos molinos de azúcar que quedan activos en todo Madeira, en Calheta y Porto da Cruz, después de la decadencia de este comercio en el siglo XX. Y la más cultural es darte un paseo por alguno de los museos de la isla porque ¿sabías que parte de las ganancias que se obtenían con la venta del azúcar se destinaba a la compra de obras de arte?
¿Sabías que, antes de descubrir América, Cristóbal Colón visitó tres veces Madeira para comprar azúcar? La primera vez fue en 1478 y llegó con el encargo de adquirir 2.400 arrobas de este dulce producto.
No hace falta que seas un apasionado de la velocidad, aunque no te vendrá mal. Tampoco es necesario que te gusten las emociones fuertes, aunque seguro que te ayuda a disfrutarlo aún más. Pero, querido viajero, no te marches de Madeira sin subirte a un carro de cesto.
Es un curioso medio de transporte, mitad trineo, mitad sillón de mimbre, que conducen dos barreiros vestidos elegantemente de color blanco y ataviados con un sombrero de paja. Ellos se encargan de conducir el carro, frenarlo cuando es necesario –llevan unas botas de cuero tradicionales diseñadas para ello- y evitar que vuelque. Porque el impulso no se debe como antiguamente a los bueyes, sino que depende totalmente de la ley de la gravedad. Tú y un acompañante os podéis subir al carro al pie de la escalinata de la iglesia de Nossa Senhora do Monte y entonces iniciaréis un vertiginoso descenso a toda velocidad hasta llegar a Livramento. En diez minutos habréis recorrido dos kilómetros. ¿Te atreves?
Descubre el itinerario
- Cena.
- Funchal
- Desayuno. Almuerzo. Cena.
- Funchal
- Espectáculo tradicional con cena
- Excursión Funchal tradicional
- Desayuno. Almuerzo. Cena.
- Funchal
- Excursión al Este de Madeira
- Desayuno. Cena.
- Funchal
- Desayuno. Almuerzo. Cena.
- Funchal
- Excursión al Oeste de Madeira
- Desayuno. Almuerzo. Cena.
- Funchal
- Excursión Eiro do Serrado y Monte
- Convento de Santa Clara
- Iglesia Nossa Senhora Conceiçao
- Museo Qinta das Cruzes o museo Federico de Freitas
- Desayuno. Cena.
- Funchal
- Desayuno.
- Funchal
Conoce un poco más de Madeira
La gastronomía de Madeira gira en torno a dos palabras muy similares pero que se refieren a alimentos muy diferentes: espada y espetada.
La primera sirve para denominar al pez espada, el más consumido de las islas en diversas maneras como guisado con vino blanco o frito con plátanos. La segunda se refiere a un sencillo plato de campo que los madeirenses han convertido en un arte culinario propio. Es un espetón en el que se pinchan trozos de carne, normalmente de vaca, que se cocina sobre un fuego al aire libre aromatizado con ramas de laurel. También hay otros platos de pescado, como el atún, la caldeirada, el bacalao, el mero o el pez papagayo, o de carne, como el cabrito asado. En los postres, podemos encontrar una gran variedad de púdings y helados, además de unos estupendos pasteles. El más común es el bolo de mel, hecho de frutas y especias.
Entre todos los recuerdos que se pueden comprar en Madeira destacan los bordados, cuya calidad tiene fama mundial. Curiosamente, la tradición empezó de forma filantrópica cuando a mediados del siglo XIX una residente inglesa, Elisabeth Phelps, animó a las mujeres de la isla a hacer bordados que luego vendía en las reuniones para tomar el té en la Inglaterra victoriana.
La artesanía más extendida en Madeira es la del mimbre, aunque también hay objetos de cuero como carteras, bolsos o calzado. Otro de los regalos más habituales de Madeira son las flores, toda una tradición en las islas. También es una opción comprar cualquier prenda de ropa típica de la zona o, al menos, un muñeco vestido con ellas. Si se opta por un regalo gastronómico, se puede escoger entre una gran cantidad de licores locales o comprar algún dulce típico como un pastel de fruta llamado bolo de mel.
• 1 de enero: Año Nuevo.
• Martes de Carnaval
• Viernes Santo
• 25 de abril: Día de la Libertad
• Corpus Christi
• 1 de mayo: Día de los Trabajadores
• 10 de junio: Día de Portugal
• 1 de julio: Día de Madeira
• 15 de agosto: Asunción de Nuestra Señora
• 5 de octubre: Instauración de la República
• 1 de noviembre: Día de Todos los Santos
• 1 de diciembre: Restauración de la Independencia
• 8 de diciembre: Inmaculada Concepción
• 25 de diciembre: Navidad
• 26 de diciembre: San Esteban
Los cajeros automáticos se encuentran sin problemas por todos los países y aceptan tarjetas de crédito de uso más común (Visa, MasterCard, Maestro, Cirrus, American Express, etc.). También en la mayoría de los establecimientos, restaurantes y hoteles suelen permitir el pago con tarjetas de crédito y débito. En zonas rurales o enclaves especialmente pequeños, es aconsejable disponer de dinero en efectivo. Recuerde que para alquilar un coche se necesita presentar siempre una tarjeta de crédito en vigor.
Para evitar problemas desagradables, lo mejor es apuntar en un papel o en el móvil los teléfonos de las entidades emisoras de tus tarjetas de crédito. Así, si se da el caso de que pierdas o te roben alguna, podrás llamar inmediatamente a tu banco y pedir que la bloqueen.
No hay ninguna vacuna que sea necesaria. Antes de realizar el viaje, se recomienda contratar un seguro privado. Los ciudadanos de la Unión Europea que dispongan de la Tarjeta Sanitaria Europea (TSE) expedida por las autoridades sanitarias de cada país tienen derecho a una asistencia médica imprescindible, y la compañía de seguros no pagará el coste que supere el límite de esta asistencia imprescindible. Si el viajero debe ir al hospital, se recomienda acudir siempre con el pasaporte, la Tarjeta Sanitaria Europea (TSE) y las tarjetas de crédito. Si necesita más información puede ponerse en contacto con los servicios de la Seguridad Social o seguro médico privado de su país. Si requiere viajar o comprar algún medicamento, intente viajar siempre con el embalaje y la receta original expedida por su médico.
Los extranjeros quizá tengan que pagar por adelantado algún tratamiento médico que, posteriormente, les reembolsaran su compañía sanitaria ya sea pública o privada. Para ello, es necesario guardar toda la documentación y facturas originales.
El tiempo en Portugal varía notablemente de una región a otra, aunque la cercana presencia del Oceáno Atlántico aporta suavidad y humedad al clima del país durante casi todo el año. En el norte y en el interior, los inviernos son más fríos y los veranos bastante calurosos, mientras que en el sur, especialmente en la zona del Algarve, los inviernos son suaves y hace bastante buen tiempo durante todo el año.
Debido a su orografía montañosa, Madeira tiene varios microclimas que permiten que, en algunas épocas el año, haya nieve en las montañas mientras al lado de la playa haga sol y una temperatura por encima de los 20 grados centígrados. En general, Madeira goza de un clima excelente, casi ideal, en el que el calor no es sofocante y sólo llueve de vez en cuando.
Tasas
En Lisboa(Portugal) y en Santa Cruz(Madeira) hay una tasa municipal de alojamiento de un euro por persona y día que debe ser abonada por los clientes directamente en los hoteles.
Divisas
Es obligatorio hacer una declaración si se entra en Portugal o en Madeira con 10.000 euros o más.