República Checa: Ciudades Imperiales Plus
- Duración
- 11 días
- Tipo de circuito
- Circuito
Comenzar el viaje en Praga pone el listón alto: un delicioso casco histórico repleto de lugares inolvidables, el gran castillo, barrio judío y las sinagogas, la Casa Danzante, así como el ambiente junto al río establece un escenario maravilloso para comenzar una fantástica aventura. Si llegas estresado por la rutina, la ciudad balnearia de Cesky krumlov te permitirán desconectar y relajarte, como ya lo hacía la clase acomodada y los aristócratas europeos durante el siglo XIX. Tanto Praga como Cesky Krumlov tienen sendos castillos que compiten en belleza y elegancia. No pierdas la ocasión de perderte entre sus restaurantes y barcitos tradicionales y probar algunos de los deliciosos platos checos, como un auténtico foodie.
“Los montes Cárpatos, el valle del Danubio y la región de Bohemia dibujan un triángulo imaginario con una historia tan real, como convulsa y atractiva."
Viena es la capital mundial de la música y fue hogar de reputados compositores, como Mozart. Su Ópera te ofrece un amplio programa de actividades relacionadas con la música y el Palacio de Francisco José y Sisi es sin duda un sueño hecho realidad. Las aguas del Danubio que bañan Viena en un extremo también llenan de historia y vida la “Perla del Danubio”, Budapest. El colosal Puente de las Cadenas corona el punto histórico de unión entre las dos ciudades clásicas de Buda y Pest. Pese a los duros azotes de la historia, Budapest ha sabido reponerse como pocos otros destinos a los vaivenes y caprichos de gobernantes y sistemas políticos con más sombras que luces. Es una ciudad apasionante, llena de bullicio, de vida y, sin duda, de muchísimas opciones gastronómicas y de ocio nocturno, como las goulash parties.
Vive experiencias únicas
Prepárate, viajero, para una de esas edificaciones que rompe moldes. Por sus dimensiones descomunales, por su increíble cantidad de estancias, por la extensión de sus jardines o por la suntuosidad de su decoración. El castillo de Praga te dejará totalmente sin palabras. ¿Sabías que se encuentra en el Libro Guinness de los récords? Con una superficie equivalente a siete campos de fútbol, cuando te encuentres ante él entenderás que sea el castillo más grande del mundo y el lugar más visitado del país. El complejo alberga, entre otras edificaciones, una catedral, una basílica, un palacio real y un convento.
El castillo de Praga, fundado en el siglo IX en una colina sobre el río Moldava, es toda una mezcla de estilos arquitectónicos que te trasladarán a diferentes épocas a la vez. Recorre los patios y jardines, la basílica de San Jorge y, sobre todo, no te pierdas la catedral de San Vito, una verdadera joya. Su impresionante interior guarda, como no podía ser de otra forma, uno de los objetos de plata más grandes del mundo: la tumba de San Juan Nepomuceno, construida en 1736 con 200 kilos de plata maciza. Te sorprenderá también la coqueta capilla que guarda los restos del patrón, San Wenceslao. No te vayas sin pasear por el Callejón de Oro, en los muros del complejo. Se trata de una de las callecitas más pintorescas de la ciudad, con sus casitas de colores construidas en el siglo XVI para albergar a los 24 guardianes de la fortaleza. Un siglo más tarde, las casas fueron habitadas por orfebres y de ahí viene su nombre.
El acceso al castillo es gratuito, aunque para visitar los edificios y exposiciones hay que comprar entrada. Ten en cuenta que las oficinas de compra de tickets están en la parte oeste, si empiezas la visita por este lado no darás vuelta en vano. Para visitar todos los edificios y exposiciones necesitarás casi un día entero, si no lo tienes, es aconsejable que selecciones los lugares a visitar antes de llegar.
Cuando visites el Callejón de Oro, busca la casa número 22. Allí residió el escritor Franz Kafka, entre 1916 y 1917, ya que por aquel entonces era un lugar muy asequible para vivir. El castillo ofrece muchos lugares para visitar pero nosotros te proponemos disfrutar de una preciosa vista de todo el complejo desde lejos: admíralo al anochecer desde el otro lado del río Moldava. ¡Una delicia!
No solo de cerveza viven los checos. Aunque la República Checa se ha hecho famosa por la dorada bebida, también tiene una gastronomía digna de ser explorada. Eso sí, no esperes platos ligeritos, sino más bien todo lo contrario.
La sopa más tradicional de la República Checa es la kulajda, hecha con patata, champiñones, eneldo, vinagre y un huevo pochado. Te encantará la del Café Imperial. Entrando en los segundos platos, hay mucha competencia para erigirse en clásico básico de la gastronomía del país. Te sugerimos dos: el svickova y el pato asado. El svickova es un corte de carne de ternera en el que se introducen trocitos de panceta. Se sirve con una salsa hecha a base de vegetales y con el típico panecillo checo (el knedliky). Es el típico plato que se come en familia los domingos y es sencillamente delicioso. Somos muy fans del de Na Pekarne, aunque está a las afueras de Praga. Tampoco desmerece el svickova de U Medvidku y de Klasterni Pivovar. Y por supuesto, está el muslo de pato asado, que puede considerarse un icono nacional. Se sirve con chucrut y panecillos checos. Si está bien hecho es jugoso y tierno, y se desmenuza nada más hincar el tenedor. Te gustará mucho el de U Bansethu y el de U Modre Kachnicky. Y por último, algo dulce. No puedes irte sin probar los buchty, unos bollos de masa de levadura, muy tiernos y suaves. Los checos los comen en cualquier momento, para desayunar, como tentempié a media mañana o para merendar por la tarde. Encontrarás un buchty en cualquier pastelería, pero los de Bistro 8 nunca defraudan. ¡A disfrutar!
La Praga del siglo XVIII era una ciudad cosmopolita y absolutamente cultural, mucho más abierta a las nuevas tendencias que otras capitales europeas. Fue aquí donde el avanzado Wolfgang Amadeus Mozart encontró la libertad que necesitaba para crear que no pudo encontrar en la entonces encorsetada Viena.
En sus muchas visitas a la ciudad, Mozart se hospedó en Villa Bertramka, la preciosa residencia de los Dusek, y que hoy, convertida en un museo dedicado al compositor, te encantará visitar. En casa de los Dusek, Mozart reconoció haber pasado los días más felices de su vida. Allí acabó su famosa ópera buffa “Don Giovanni” el día antes de su estreno y también compuso su mejor aria, “Bella mia fiamma”. Villa Bertramka, en el distrito de Smíchov, expone desde 2012 objetos muy personales de Mozart, como el clavicordio que solía tocar el músico. Continúa el recorrido en el Klementinum y descubre los órganos de la Capilla de los Espejos que el artista tocó habitualmente, así como los de la iglesia de San Nicolás, en la plaza de Mala Strana, donde su amiga Josefina Dusek interpretaría el Réquiem tras su muerte en 1791. No te pierdas tampoco el monasterio de Strahov. Aquí, el célebre músico improvisó una sonata en el órgano de arriba, en la galería occidental. Los monjes, impresionados ante tal destreza, transcribieron su impromptu.
Se dice que Josefina Dusek, su anfitriona en Praga y, además, una famosa cantante, encerró a Mozart en una estancia de Villa Bertramka con la exigencia de que creara una pieza exclusiva sobre ella. El resultado fue precisamente el aria “Bella mía Fiamma”.
El estreno de “Don Giovanni” en Praga en 1787 tuvo tanto éxito que desde entonces apenas ha dejado de representarse en la ciudad. Aprovecha para disfrutar de esta comedia en el Teatro Estatal, precisamente donde se dio a conocer por primera vez, ¡una joya para melómanos y artlovers! También te gustarán los conciertos de música que frecuentemente se ofrecen en el salón de conciertos o en los jardines de Villa Bertramka.
El puente de Carlos es uno de esos puntos de la ciudad que encanta a locales y visitantes. En primer lugar, por su diseño: las 30 estatuas esculpidas en bronce no dejan a nadie indiferente. Segundo, por su historia: se dice que el rey Carlos IV lo inauguró en 1357 el día 9 del mes 7 a las 5 horas y 31 minutos para aprovechar la alineación favorable del Sol y Saturno y completar así una mágica combinación capicúa de números impares del 1 al 9 y viceversa. Y tercero porque, dicen, atrae la suerte.
Busca la estatua de San Juan Nepomuceno. La encontrarás enseguida si te fijas en los pies de las estatuas, ¡los suyos brillan! Aunque la historia del santo no augura ningún final feliz –dicen que fue arrojado al río Moldava tras ser torturado por no revelar al rey los secretos de confesión de la reina-, la leyenda sin embargo asegura que si frotas los pies y pides un deseo, éste se cumplirá. ¡Imposible resistirse!
Caminar por el puente de Carlos y atravesarlo es un imprescindible. Pero nosotros te proponemos una opción alternativa para verlo completo y en todo su esplendor. Sube a la Torre de la Ciudad Vieja y… ¡sorpresa! La panorámica desde allí, tanto del puente como del resto de la ciudad, es sencillamente impresionante.
Lo bueno del puente de Carlos no es solo su belleza sino, sobre todo, su ambiente. El puente es punto de encuentro de músicos callejeros de todos los estilos que amenizan el cruce de un lado a otro de la ciudad. Si eres melómano te aseguramos que lo vas a disfrutar.
Descubrir Praga es en cierto modo descubrir también al escritor Frank Kafka. Pocos personajes han tenido una relación de amor-odio tan intensa con la ciudad que en su día les acogió como el escritor checo con Praga. En Praga, Kafka nació, vivió y murió. “Praga no te deja. Esta madrecita tiene garras”, decía.
Solamente recorriendo las calles de la ciudad te toparás con muchos episodios de la vida del autor que, aunque nacido checo-judío, siempre publicó en alemán. Empieza por el número 22 del Callejón del Oro, en los muros del gran castillo de la ciudad. Allí Kafka vivió con su hermana durante apenas un año, aunque coincidió con uno de los periodos más prolíficos de su carrera literaria. Descansa en el café Louvre, donde solía debatir con sus coetáneos y todavía guardan anécdotas del autor. Sentarse con un café a ver pasar a los locales es todo un plan en sí mismo. Pasea por alguno de los parques favoritos del escritor, como el parque Chotek, al que definió como “el lugar más bello de Praga”, o los jardines de Letná, donde solía ir en busca de soledad. En el número 5 de la calle U Radnice, cerca de la Plaza de la Ciudad Vieja, encontrarás una placa que confirma que en ese lugar –aunque en una casa anterior- nació Frank Kafka. Y, en el sector 21 del nuevo cementerio judío, está su tumba junto a la de sus padres. Pero, si lo que te apetece es profundizar en la vida y obra del escritor, no puedes perderte su museo. Te encantará indagar entre manuscritos, cartas, diarios y fotografías del escritor, además de proyecciones audiovisuales en tres dimensiones. ¡Un imprescindible!
Visita el Museo Kafka, situado en la fábrica de ladrillo Hergert en el Malá Strana, concretamente en la calle Cihelná 2b. Y justo antes de viajar, leer algunas de las principales obras de Kafka es una buena forma de entender, no solo al autor, sino también a la sociedad de la época y a la ciudad de Praga. Por ejemplo, para “El Castillo”, Kafka no podía haberse inspirado en otro que en el famoso Castillo de Praga, que aparece también en la obra “El proceso”. Tampoco te será difícil imaginarte a Gregorio Samsa, protagonista de “La Metamorfosis”, paseando por las calles de la bella Praga.
¿Quién no ha oído hablar de la emperatriz Sissi? Su belleza, su agitada vida personal, su mentalidad adelantada a su tiempo, su faceta poética, su veneración por los animales, su adoración por la imagen personal, su enlace con el emperador austríaco, su actitud rebelde contra los formalismos de la corte, el conocimiento de, al menos, 5 idiomas, el trágico fallecimiento de su hijo Rudolph y su posterior asesinato han ido confiriendo al personaje un halo de leyenda único, que no ha hecho sino afianzarse con el paso del tiempo.
Sissi fue tan querida por su pueblo húngaro como detestada por muchos miembros de la aristocracia de la época, ya que se atrevió a meter el dedo en la llaga de muchos conceptos relacionados con las desigualdades de género y de clase, que, para la época, resultaba incómodo para muchos, y tema de conversación para todos. Para que puedas dejar Praga sabiendo qué parte de Sissi es ficción y realidad, el Palacio Imperial (Palacio Hofburg) abre, en la sección de los Apartamentos Reales, la exhibición de Sissi. La unión entre Franz Joseph de Austria y Elisabeth de Hungría, así como la inquietud propia de ella, han ofrecido el marco perfecto para no pocas obras literarias y cinematográficas, que han ido convirtiendo a Sissi en un auténtico personaje legendario.
La actriz, Romy Schneider, desempeñó el rol de Sissi en la popular trilogía de los años 50, que versaban sobre la vida de la reina de Hungría y emperatriz de Hungría: “Sissi” (1955), “Sissi emperatriz” (1956) y “El destino de Sissi” (1957), y que solo consolidaron la leyenda de Sissi en el imaginario colectivo popular. Actriz y personaje histórico se vieron unidos por el drama familiar de perder a su hijo de forma trágica, de los desequilibrios anímicos derivados de ello y de un final cubierto de misterio y tragedia. Te animamos a ver alguna de estas antiguas películas de culto antes de comenzar tu viaje, para recordar los atributos que tradicionalmente se le han atribuido al personaje.
La tradición gastronómica de Hungría tiene un lugar de reunión en la lonja de abastos más grande de la ciudad: el mercado central. Es un amplio local con tres plantas: en las dos primeras, los olores de carnes y embutidos frutos secos, frutas, verduras, productos de panadería y dulces, se funde con el de la tradicional paprika húngara, una variedad del pimentón dulce, presente en gran parte de los platos nacionales.
Si no sabes que llevar de souvenir a tus familiares y amigos, esta es una excelente opción. Encontrarás diversas formas de llevar la paprika: en saquitos y cajas de todos los tamaños y presentaciones posibles. Pero vamos a lo que vinimos, no te puedes ir del mercado sin haber pecado en la tercera planta, donde un sinfín de puestos te ofrece una inabarcable oferta culinaria. La auténtica cocina local del mercado compite, en su simplicidad, calidad, y buen precio, con restaurantes de precios prohibitivos. Así que, asegúrate de que, el día que vas al Mercado Central, no has picado nada entre horas, para llegar con mucha hambre.
El mercado se llena. Perdón, corrijo… se llena hasta el punto de tener que hacer colas interminables para pedir comida en cualquier puestecito. Si vas un sábado, asegúrate de comer muy pronto. Es posible que, además de tener que esperar un montón, algún plato se haya acabado.
Se te va a hacer la boca agua. Los menús húngaros una mezcla picantona de influencias judías, germanas y rusas. En general, se podría decir que las salchichas, la ternera y la paprika son la base de todo. Si no sabes qué pedir, puedes empezar por los básicos: unas salchichas rojas con patatas y una sopita de goulash (carne, verduras y pimentón). Los guisos, las pizzas húngaras o las berenjenas rellenas no pueden para los gastro-lovers más auténticos.
El Castillo de Buda, también conocido como Palacio Real, es uno de los edificios más singulares y reconocibles de la ciudad de Budapest. Esta fortificación, que se creó con objetivos defensivos, ha sufrido numerosas remodelaciones y reconstrucciones, fruto de la agitada historia de este país. Los cimientos datan del siglo XIII y se erige en la colina donde se fundó la ciudad de Buda. Cuenta con una altura de casi 50 metros que, con gran majestuosidad, vigila el transcurrir del Danubio. Su posición estratégica lo convierte hoy en día en un mirador excepcional donde realizar preciosas instantáneas de Budapest. El castillo acoge además el Museo de Historia de Budapest y la Galería Nacional. ¡No te lo puedes perder!
El Castillo cuenta con una compleja red de cuevas y túneles naturales, el laberinto del Castillo de Buda, que de forma natural se han formado debido a la acción del agua caliente del manantial que corría sobre la roca calcárea de la colina en la que se ubica el castillo. La red tiene 4 kilómetros de largo, aunque solo puede visitar una cuarta parte de las instalaciones. Estos pasadizos y celdas han servido para numerosos propósitos históricamente, desde vinoteca hasta refugio y hospital durante la Segunda Guerra Mundial.
Intenta llegar arriba antes de mediodía, porque justamente a esa hora comienza el Cambio de Guardia del Palacio Real. Es un espectáculo protocolario que lleva ejecutándose con rigurosa precisión desde hace décadas. No dura mucho y merece mucho la pena.
Para llegar al Castillo podrás acceder desde el funicular que permite disfrutar de una preciosa panorámica de la ciudad. La bajada del castillo se puede realizar paseando hasta acceder al puente de las cadenas. No está permitido llegar en coche.
Descubre el itinerario
- Cena
- Praga
- Desayuno
- Praga
- Visita panorámica de Praga
- Desayuno
- Praga
- Desayuno
- Praga
- Desayuno.Almuerzo
- Cesky Krumlov
- Viena
- Desayuno.
- Viena
- Panorámica de Viena
- Desayuno
- Viena
- Desayuno.Cena
- Budapest
- Desayuno. Almuerzo.
- Budapest
- Desayuno
- Budapest
- Desayuno
- Budapest
Conoce un poco más de República Checa, Austria y Hungría
República Checa
La cocina checa se inspira en la alemana y la austríaca, que se fundamenta en el trigo, las legumbres, las patatas y la carne. El plato nacional es el cerdo asado con pasta y col, aunque existen dos formas de prepararlo: al estilo de Bohemia, con col ácida, y con col más dulce como se prefiere en Moravia. El lomo marinado es otro clásico; consiste en especie de roast beef acompañado con una crema de arándanos y rodajas de limón. Una comida bohemia arranca con un aguardiente frío y unos entremeses. La sopa es obligatoria al mediodía y suele llevar trozos de carne. El pescado y el postre no son muy habituales.
Hungría
La gastronomía húngara se basa en tres especialidades: las deliciosas sopas, los contundentes estofados y los excelentes dulces. Muchos de sus platos típicos están basados en el color rojo de la paprika, uno de los productos nacionales más valorados por los turistas. Tampoco suele faltar la cebolla, el ajo y el comino. El primer plato siempre es una sopa: la más habitual es el gulyás, hecha a base de trocitos de carne de vaca o carnero con cebolla, paprika, comino y ajo. En verano, son habituales las sopas frías de frutas frescas y nata dulce, como la meggyleves (sopa de guindas). Entre los platos de carne destaca el pörkölt, un guiso parecido a lo que fuera de Hungría se conoce como gulash, o las töltöttkáposzta, unas alcachofas rellenas de carne picada y arroz. Entre los platos de pescado, el más conocido es la halaszlé, una sabrosa sopa de pescado. Entre los postres, una de las especialidades de la cocina húngara, cabe destacar que los hay salados y dulces.
Austria
Austria es conocida por su deliciosa gastronomía, pertenece a una de las escuelas gastronómicas clásicas de Europa y influenciada por el glorioso pasado imperial del país, época en la que los principales cocineros vieneses recibieron influencias de las principales gastronomías europeas. Así la cocina del país tiene guiños a la cocina adriática, polaca, italiana, húngara… Durante tu viaje, no puedes perderte platos tan deliciosos como el típico wiener schnitzel, el gulasch, el forelle blau… A las deliciosas carnes se juntan los deliciosos pescados que se encuentran en sus ríos y lagos. Además de los deliciosos platos tradicionales, en las principales ciudades y enclaves más turísticos podrás disfrutar de prestigiosos restaurantes de cocina internacional.
Mención aparte tienen sus deliciosos postres y dulces. Pocos países pueden rivalizar con Austria, y en concreto con Viena, por su pasión por la repostería. Una pasión que se remontas siglos atrás cuando las principales ciudades del país rivalizaban por hacer los mejores postres, razón por la que casi todas las ciudades cuentan con su propio dulce típico. Aunque quizá el dulce más famoso de todos es la deliciosa sachertorte vienesa, una tarta de chocolate creada por el chef Franz Sacher. Los restaurantes suelen servir los almuerzos de 12.00 a 15.00 horas. Muchos ofrecen un menú del día (tagesmenu) o un plato del día (tagesteller). Los austriacos suelen cenar en torno a las 18.00 horas, aunque los restaurantes cuentan con horarios más amplios. que ha dado platos tan deliciosos como el wiener schnitzel.
República Checa
Cualquier souvenir o recuerdo te hará recordar este precioso destino que es la República Checa pero si quieres regalar un objeto representativo deberás hacerte con una de las tradicionales marionetas -el teatro de títeres es popular en tierras checas desde el siglo XVII- o con una joya de granate checo (con su singular color rojizo) que hará sentir a su destinatario como uno de los reyes y nobles del medievo que portaban estas piedras semipreciosas. Para los sibaritas hay muchas opciones, entre ellas, comprar las riquísimas obleas de Karlovy Vary rellenas de dulce que se pueden comprar aún calientes (se venden empaquetadas para regalar); el becherovka, la tradicional bebida de Karlovy Vary que mezcla alcohol, azúcar natural y una mezcla de 32 hierbas y especias que le confiere ese característico sabor amargo; un buen vino de Bohemia o Moravia; o simplemente una clásica (y económica) cerveza, como la Pilsner Urquell o Budvar. Otro acierto seguro será obsequiar con un objeto del tradicional cristal de Bohemia. Si no tienes sitio en la maleta, muchas tiendas te lo enviarán a casa por correo.
Hungría
En Hungría es típica la artesanía de bordados, donde destacan las de Mezõkövesd, Hollókõ y Kalocsa, y las cerámicas, de las que hay varios tipos dependiendo de la región. Sobresale la cerámica negra de Nádudvar, que no lleva esmalte, está cocida en hornos de humo y lleva decoraciones de pájaros y flores. También son tradicionales los artículos de madera policromada, como por ejemplo juguetes; la cestería y las porcelanas, entre las que destacan las producidas en Zsolnay y Herend. Otra de las compras más habituales para llevarse de vuelta a casa son las almohadas y los artículos de brocante y, por supuesto, los recuerdos gastronómicos, como el foie, la paprika, los embutidos y el vino.
Austria
Los amantes de las compras encontrarán en Austria su paraíso particular repleto de elegantes boutiques, y comercios tradicionales donde podrás encontrar valiosas antigüedades y muebles de corte imperial, vajillas de porcelana –son muy conocidos los talleres nacionales de porcelana de Augarten con decoraciones de los típicos caballos lipicianos– delicadas joyas, ropa de diseñadores locales e internacionales y tradicional, excelentes obras de cerámica y cristal y especialidades gastronómicas... Son también muy valorados los famosos bordados de petit-point en diferentes estampados que se encuentran en bolsos, prendas de vestir, chales, entre otros. En toda la geografía del país encontraras mercados y ferias populares donde encontrar un amplio abanico de productos.
Austria es el país de la música, por ello otro de los productos más buscados por los viajeros son Compact Disc, cintas, y discos de vinilo con las composiciones de los grandes maestros del país interpretadas por los Niños Cantores de Viena o la orquestas Filarmónica de Viena. Otros recuerdos muy populares son las figurillas de Sissi, el típico sombrero tirolés, el pan de jengibre y los bustos de Mozart. Si estas de viaje en Salzburgo puedes degustar los Mozartkugeln, chocolates típicos de la ciudad envueltos en un papel con un retrato de Mozart.
En Austria hay que pagar un 20% de IVA por cada compra de productos industriales y un 10% de IVA en los alimentos. Los turistas que no pertenezcan a la UE pueden recuperar el IVA en compras de bienes superiores a 75 € siempre que se cumplen los requisitos correspondientes.
República Checa
•1 de enero- Día de la Restauración del Estado Checo Independiente y Año Nuevo •Viernes Santo •Lunes de Pascua •1 de mayo Día del Trabajador •8 de mayo- Día de la Victoria. Día de la Liberación del Fascismo •5 de julio- Día de los apóstoles eslavos San Cirilo y San Metodio •6 de julio- Día de la muerte en la hoguera del maestro Jan Hus •28 de septiembre- Día del Estado Checo •28 de octubre- Día de la Fundación del Estado Checoslovaco Independiente •17 de noviembre – Día de la Lucha por la Libertad y la Democracia •24 de diciembre- Nochebuena •25 de diciembre– Primer Día de Navidad •26 de diciembre– Segundo Día de NavidadHungría
•1 de enero: Año Nuevo •15 de marzo: Día Nacional en conmemoración de la revolución de 1848-1849 •Pascua: Domingo de Resurrección y Lunes de Pascua. •1 de mayo: Día del trabajador •Domingo y Lunes de Pentecostés. •20 de agosto: Fiesta Nacional de la fundación del Estado húngaro (Fiesta de San Esteban) •23 de octubre: Día Nacional en conmemoración de la revolución en 1956 •1 de noviembre: Día de Todos los Santos •25 y 26 de diciembre: NavidadAustria
• 1 enero (Año Nuevo) • 6 enero (Día de Reyes) • Lunes de Pascua • 1 mayo (Día de los trabajadores) • Día de la Ascensión • Lunes de Pentecostés • 15 agosto (Día de la Asunción) • 26 octubre (Fiesta Nacional) • 1 noviembre (Todos los Santos) • 8 diciembre (Día de la Concepción) • 25 diciembre (Navidad) • 26 diciembre (San Esteban)República Checa
El clima está condicionado por la posición geográfica del país. Al estar enclavado por barreras montañosas, tiene un carácter continental, aunque en la zona oeste es más moderado. Las estaciones están muy marcadas en la República Checa. La primavera suele ser fría con apenas diez grados centígrados hasta finales de mayo. Los veranos son bastante calurosos, con temperaturas medias de 17 grados centígrados, que se prolongan en agradables otoños. En septiembre aún hay clima caliente pero en octubre suelen bajar a 10 grados centígrados por las lluvias y las primeras heladas. El invierno ocupa prácticamente desde diciembre a febrero con temperaturas por debajo de cero.
Hungría
El tiempo en Hungría es variable como consecuencia de la situación geográfica del país, colocado en el punto de encuentro de los climas continental euro-oriental, del oceánico euro-occidental y del subtrópico mediterráneo. Lo normal es que en invierno haga mucho frío y haya pocas horas de luz, mientras que en verano es habitual el calor intenso, con máximas por encima de los 30 grados e incluso a veces alcanzando los 40. En esta época del año, amanece muy pronto –en torno a las cinco de la mañana- y anochece más pronto que en España –sobre las 20.30 horas-. Las precipitaciones son, en general, escasas y están concentradas sobre todo al final de la primavera y a principios del verano.
Austria
Austria cuenta con un clima centroeuropeo moderado. El país cuenta con temperaturas medias que suelen oscilar entre los 20º C en verano de media y los 0º C de media en invierno. En país, cuenta con tres aéreas climáticas destacadas. El Este, se caracteriza por veranos calurosos e inviernos moderadamente fríos. En las regiones alpinas encontraras una climatología de veranos cortos e inviernos largos.
El oeste, con influencias atlánticas y el sureste con un clima más continental completan el mapa climatológico. Para excursiones de alta montaña es imprescindible informarse antes sobre la situación meteorológica, las condiciones de la nieve y el peligro de aludes.