Turquía: Estambul y Capadocia
- Duración
- 6 días
- Tipo de circuito
- Circuito
Turquía es la mezcla perfecta entre Oriente y Occidente y eso se ve reflejado en una de sus ciudades más vibrantes y modernas: Estambul. Aterrizarás en esta ciudad y aquí te quedarás los tres primeros días en los que intentarás conocer a fondo la ciudad a través de visitas guiadas y tiempo libre. Durante estos días visitarás la basílica de Santa Sofía, considerada como la obra más grande de la época bizantina; navegarás por el Bósforo donde podrás tener unas vistas increíbles del Estambul asiático y el europeo; te adentrarás en el Gran Bazar, uno de los mercados árabes más grandes del mundo y mucho más. Entre tanta visita se te abrirá el apetito, y estás de suerte porque Turquía posee una de las gastronomías más variadas y exquisitas del mundo así que sin miedo sal a la calle y degusta lo que mejor que te entre por los ojos.
“La gastronomía turca es una de los atractivos de este país, y es una de las cocinas más alabadas en el mundo. Desde el popular kebab con cacik hasta lehmeyun finalizando con sus dulces más típicos, los baklava”
Después de conocer esta ciudad tan increíble toca calzarse con zapato cómodo y descubrir la naturaleza más hostil e interesante del país. Cogerás un avión que te llevará directo a Capadocia. Esta región posee lugares extraordinarios, con formas caprichosas que parecen sacadas de otro planeta. De hecho ha sido escenario de algunas películas de ciencia ficción como “La Guerra de las Galaxias”. Tu visita comenzará en la villa de Avanos, conocerás el mercadillo de cerámica, la fortaleza que se halla en el Valle de Uchisar. También recorrerás el Parque Nacional del Museo Abierto de Goreme, donde se hallan las famosas chimeneas de las hadas. Y si tienes ocasión, no dejes de no subir en un globo aerostático y conocer el valle desde esa perspectiva.
Vive experiencias únicas
Si eres un amante del misterio, tienes que visitar el harén del Palacio Topkapi. No encontrarás un lugar más misterioso en toda Turquía. Un recinto secreto, al que no podían entrar los extraños y donde vivían las esposas, las concubinas y las esclavas del sultán vigiladas por los eunucos. Y todo ello regido por unas reglas de comportamiento propio que, por ejemplo, impedían que las concubinas pudieran caminar por donde quisieran si el sultán estaba allí.
Todos estos elementos han otorgado al harén de un halo de misterio, leyenda y sensualidad que aún hoy mantiene. Lo podrás comprobar en cuanto cruces las puertas de estas bellas estancias, también denominadas como ’mansión de la felicidad’. Imagina a los eunucos vigilando el recinto, blancos en el exterior y negros en el interior, y que según la leyenda estaban completamente castrados, incluso el miembro viril, para evitar tentaciones. Ponte en la piel de una de esas cientos de mujeres tratando de engatusar al sultán y conspirando entre ellas para conseguir que un hijo suyo pudiera aspirar al trono. Y recuerda que ‘harén’, en árabe, significa ‘prohibido’, pero tú has podido entrar, así que aprovecha y saca a la luz todos los secretos.
Según la ley islámica, el sultán podía tener hasta cuatro esposas legítimas y todas las concubinas que pudiera mantener –algunos tuvieron hasta 300-. En la etapa más boyante, el Palacio Topkapi llegó a albergar a 600 eunucos
Antes de entrar, un consejo: coge aire, porque la visita no es apta para claustrofóbicos. Bienvenido, viajero, a un laberinto de túneles y salas interconectados de tal manera que parece un hormiguero hecho para el tamaño de los humanos. Lo parece y lo es, porque durante siglos miles de personas habitaron estas ciudades subterráneas para escapar de la represión que sufrían fuera.
En la Capadocia aún se conservan al menos 36 de estos recintos, algunos de ellos de hasta ocho pisos de profundidad. Allí vas a encontrar de todo: cocinas con techos ennegrecidos por el fuego, chimeneas para que salga el humo y entre el aire, despensas, aljibes para almacenar el agua, establos con pesebres donde se guardaba a los animales, habitaciones, vasijas para conservar aceite o vino… Todo lo que puedas imaginar propio de una ciudad de la antigüedad, pero en este caso, bajo tierra. En Kaymakli, por ejemplo, podrás caminar por cinco de los ocho pisos y será más que suficiente para que, cuando salgas a la superficie, vuelvas a respirar hondo y agradezcas ver de nuevo la luz del sol.
En una colina que domina toda la ciudad de Ankara, rodeado de un parque llamado “Parque de la Paz”, se encuentra el Mausoleo de Mustafá Kemal (Atatürk), lugar donde reposa su cadáver, pese a que su voluntad era ser enterrado en el cementerio de su ciudad natal, Salónica. Fue inaugurado en 1953, cuando se trasladaron sus restos desde un mausoleo provisional, que se encontraba a la entrada del Museo Etnográfico, hasta su tumba definitiva. Al Mausoleo de Atatürk, el líder que alfabetizó el idioma, permitió el voto a la mujer, eliminó la poligamia y occidentalizó parte del país, entre otras cosas, se llega por un paseo de 262 metros de longitud, flanqueado por 12 pares de leones de piedra que representan el poder y la tranquilidad
La sensación que se tiene al verlo es la de estar contemplando un templo clásico, quizás por sus gigantescas columnas, construidas seis años después de su muerte. Los restos de Atatürk, reposan en un sarcófago de mármol rojo, en el centro de la “habitación del sepulcro”, situada a casi siete metros bajo el sarcófago simbólico. En la planta baja del edificio se encuentra el Museo de Atatürk, donde se exponen objetos personales, algunos de sus coches, medallas y condecoraciones. La plaza en la que se encuentra el Mausoleo puede albergar hasta 15.000 personas y en ella ondea una gran bandera de Turquía de unos 33 metros de altura.
Ankara, la capital de la República de Turquía, nos ofrece, además del Mausoleo de Atatürk, algunos otros vestigios de su historia: La Ciudadela, formada por varios niveles de murallas, es ahora un típico barrio de calles estrechas y casas antiguas; la columna de Juliano, construida en el siglo IV en honor del emperador Juliano el Apóstata, tiene una altura de 15 metros y se la conoce como “Minarete de Belkis”; las termas romanas, del siglo III tienen algunas salas decoradas con losas de mármol y son un buen ejemplo de las instalaciones termales romanas; el templo de Augusto, ahora en ruinas, fue convertido en mezquita en el siglo VI; la mezquita de Haci Bayram, junto al templo de Augusto, se construyó en el siglo XV en honor del santo que lleva su nombre; el mausoleo de Haci Bayram, junto a la mezquita, es lugar de peregrinación para los musulmanes; la mezquita de Arslanhane, de 1290, tomó su nombre de los leones de mármol del jardín; y el museo etnográfico, construido en 1938, contiene objetos antiguos, como, por ejemplo, trajes regionales, obras de cobre y madera, grabados y bordados. En el jardín hay tumbas y algunos sarcófagos del período seleúcida.
A unos cinco kilómetros de Goreme, en Capadocia, está la localidad de Uçhisar, en la que se encuentra el famoso castillo del mismo nombre. Aunque pueda parecer una fortaleza, en realidad es uno de los mejores ejemplos de cómo el hombre ha aprendido a servirse del entorno natural para llevar a cabo los más insólitos proyectos. El Castillo de Uçhisar, tallado en una roca volcánica de gran tamaño, se alza decenas de metros sobre el nivel del suelo. Este promontorio está compuesto de toba, una roca volcánica blanda y fácil de trabajar, que es la responsable de los increíbles paisajes de Capadocia.
La fortaleza la han construido los hombres, a lo largo de los siglos, a base de excavar habitáculos y laberínticas galerías que comunican el interior con el exterior y hacen que el castillo de Uçhisar sea una montaña horadada, llena de túneles y pasadizos interconectados. En los laberintos de la fortaleza hay puertas con piedras redondas de molino que permiten clausurar las entradas. Debido a los peligrosos desprendimientos de la frágil formación rocosa, el castillo de Uçhisar ya no está habitado. Sin embargo, todavía está lleno de ventanas y cavidades a distintas alturas, que le hacen parecer una auténtica fortaleza troglodita. En la actualidad, muchos vecinos viven en casas construidas en las laderas de la roca. Aunque el castillo está deshabitado, aún se puede ver, e imaginar, lo que la fortaleza pudo ser en otras épocas, desde la prehistoria, pasando por la época de máximo apogeo de la Ruta de la Seda y la llegada de los primeros cristianos, hasta prácticamente nuestros días.
Capadocia, una región de Anatolia Central, en Turquía, se caracteriza por tener unas formaciones geológicas únicas en el mundo y por su patrimonio cultural. El paisaje de Capadocia es el resultado de la acción de las fuerzas naturales. Hace diez millones de años, las depresiones creadas por la formación de la codillera del Tauro en Anatolia, fueron rellenadas por magma y otros elementos volcánicos locales, como el Erciyes. Uno de estos materiales fue la toba calcárea, una roca no muy resistente a la erosión, que permitió que se esculpieran valles, y que facilitó el establecimiento de asentamientos humanos en cuevas y otras edificaciones excavadas en las rocas
A sólo 12 kilómetros de Nevsehir, en Capadocia, está el valle de Göreme. En él se integra El Parque nacional de Goreme o Museo al aire libre de Goreme, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1985. Los asentamientos en el área comenzaron en los siglos III y IV, cuando los cristianos del período romano fundaron varios monasterios, que no eran edificios propiamente dichos sino sitios excavados en la roca. Aún existen restos de monumentos, capillas, alcobas, almacenes e iglesias, muchos de ellos decorados con frescos de los siglos XI y XII.
Estas iglesias contienen los frescos mejor conservados de toda la región. Algunas de las más famosas son: la Iglesia de Santa Barbara, del siglo XI; la Iglesia de la Manzana, también del siglo XI, que posee una impresionante colección de frescos y tiene un gran domo y otros ocho más pequeños; la Iglesia de la Serpiente, cuyo nombre se debe a un dragón que aparece dibujado en un fresco; la Iglesia Oscura, que por su falta de luz interior tiene los frescos mejor conservados del valle; la Iglesia de la Sandalia, cuyo nombre viene del dibujo de una huella de Jesús, que aparece en un fresco; y el Monasterio de Monjas, un complejo monástico de cuatro niveles, con vestigios de cuatro iglesias en su interior y otros. Además, los habitantes de la zona han transformado en pensiones y hoteles algunas de las cuevas artificiales que existen a las afueras del Parque.
La Ciudad Subterránea de Özkonak, abandonada hace siglos, está en la mágica región turca de Capadocia, en Anatolia Central, a unos 14 kilómetros del pueblo de Avanos, sobre la ladera del Monte Idis. Fue descubierta por casualidad en 1972. La ciudad subterránea de Özkonak fue construida durante la Edad del bronce como refugio y tiene diez pisos comunicados entre sí a través de galerías excavadas en la piedra hasta una profundidad de 40 metros. Dentro de la cueva hay dependencias para guardar animales, alimentos, uvas, vino, grano, e incluso una necrópolis. También hay pozos de agua, bodega (elaboraban su propio vino) y puertas de piedra que ruedan como piedras de molino. Las extensas galerías subterráneas están conectadas por túneles y poseen un increíble sistema de comunicación y ventilación, que permitía el acceso de aire fresco cuando la ciudad se sellaba para defenderla de sus enemigos. Se cree que la ciudad subterránea llegó a albergar 60.000 personas. El sistema defensivo de la ciudad consistía en una serie de agujeros, que comunicaban los distintos niveles, por los que se podía arrojar aceite caliente y una serie de túneles largos y estrechos para confundir a los atacantes. En algunos momentos, la visita de Ozkonak puede ser claustrofóbica.
La cocina turca está considerada la tercera del mundo, tras la china y la francesa. Las verduras, pescados, carnes, frutas, leche o aceite que se utilizan en las recetas, simples y variadas, provienen del propio país y las comidas son sencillas y sabrosas. El cordero es la base de la alimentación en Turquía. Uno de los platos más famosos es el döner kebab, una masa de finas lonchas ensartadas en un pincho vertical que gira ante las brasas. Otros platos populares son los entremeses (meze). Las berenjenas se preparan rellenas, en ensalada, fritas, en puré, e incluso como mermelada.
Son típicas las kofte, hamburguesas de carne picada de vaca o de cordero. Las alcachofas se suelen servir peladas y aderezadas con aceite y jugo de limón. En Turquía hay gran variedad de hojaldres salados y, por supuesto, hay que probar el famoso yogurt turco, adecuado para cualquier hora. Los pescados y mariscos son muy escasos. Una comida turca típica empezaría con potaje o entremeses, seguidos, generalmente, de cordero cocido con legumbres y arroz blanco. Para desayunar se toma té con leche, servido en vasos pequeños, acompañado, generalmente, del menemen, huevos revueltos y verduras salteadas. Entre las bebidas turcas está la cerveza, de buena calidad y el famoso raki (“leche de león”). El vino es de producción nacional con sabor afrutado y ligero y, por supuesto, el café, servido directamente del puchero y llamado “sade”, si es sin azúcar; “orta”, con poco azúcar y “sekerli” con suficiente azúcar.
Hay quien dice que la verdadera riqueza de la gastronomía turca está en los postres y los dulces. De hecho, hay un antiguo proverbio turco que dice: «Tanto en la conversación como en la comida, nunca debe faltar la dulzura”. Los postres y dulces turcos son muchos y variados. Entre ellos, podemos citar: las delicias turcas, también conocidas como lokum, un postre típico a base de almidón y azúcar, de aspecto parecido a una gominola y hechos con nueces, avellanas, pistachos, higos, granadas, o coco…; los baklava o pasteles turcos, pastelitos a base de capas finísimas de una pasta parecida al hojaldre, alternadas con frutos secos y miel en su interior con pistachos molidos por encima y por si no fuera ya bastante dulce, están bañados en almíbar; el güllaç es un típico postre que se come, sobre todo, durante el Ramadán; los kayısı tatlısı, sabrosos bocaditos de albaricoque rellenos de crema y frutos secos. Otro típico postre turco es el künefe, preparado con tiras de masa cocinada con queso y, a veces, espolvoreada con pistacho molido y el sutlac, que es parecido al arroz con leche.
Descubre el itinerario
- Alojamiento
- Estambul
- Desayuno
- Estambul
- Desayuno y almuerzo
- Estambul
- Visita panorámica de Estambul con guía local
- Desayuno y cena
- Capadocia
- Desayuno y cena
- Capadocia
- Visita a una fábrica de alfombras
- Recorrido por Capadocia
- Desayuno
- Capadocia
Conoce un poco más de Turquía
La gastronomía turca es una de las mejores del mundo por la variedad de sus productos frescos y por su excepcional cantidad de influencias, producto de una localización geográfica que desde hace siglos ha convertido a este país en una encrucijada de civilizaciones.
Así, los fundamentos de la cocina turca proceden de Asia central, pero la expansión del Imperio Otomano introdujo ingredientes de Grecia, Arabia, Persia o los Balcanes, lo que otorgó a sus recetas una variedad asombrosa. Destacan, por ejemplo, las deliciosas sopas, los estofados, los kebabs, las albóndigas de carne y el pescado en las zonas de costa. También hay varios platos típicos hechos con legumbres y con verduras, una fruta deliciosa y unos dulces que hacen honor a su nombre. Para beber, el licor típico es el raki, un aguardiente de uva con sabor anisado que se suele tomar rebajado con agua. También hay que probar sus excepcionales tés y el delicioso (y particular) café turco.
En Turquía hay tiendas por doquier y los vendedores estarán encantados de conquistar al cliente con sus mejores artes.
Puede comprarse de todo: alfombras, tapices, pipas, boquillas de espuma de mar, palmatorias, lámparas, cajas, artesanía de madera, pieles y cuero, jarrones, lámparas, cerámica, azulejos, objetos de cobre o de ónice, juegos de café o de té… Y ojo, en muchas de las tiendas es posible regatear el precio.
• 1 de enero: Día de Año Nuevo
•23 de abril: Fiesta Nacional de los niños y conmemoración de Ataturk
•19 de mayo: Fiesta de la Juventud y del Deporte
•30 de agosto: Fiesta de la Victoria
•Entre septiembre y noviembre: Fiesta del Sacrificio (religiosa)
•29 de octubre: Fiesta de la República
•Noveno mes del calendario musulmán: Fiesta del Ramadán (religiosa)
Los cajeros automáticos están en las principales ciudades del país y todos aceptan tarjetas de crédito de uso más común (Visa, MasterCard, Maestro, Cirrus, American Express, etc.). También se aceptan tarjetas de crédito en la mayoría de los comercios, aunque en algunos pueden preferir el pago en efectivo.
Para evitar problemas desagradables, lo mejor es apuntar en un papel o en el móvil los teléfonos de las entidades emisoras de tus tarjetas de crédito. Así, si se da el caso de que pierdas o te roben alguna, podrás llamar inmediatamente a tu banco y pedir que la bloqueen.