Grecia: Lo Mejor de Turquía, Crucero por el Egeo y Atenas
Un viaje por Oriente y Occidente
Explorar circuitoGrecia: Lo Mejor de Turquía, Crucero por el Egeo y Atenas
- Duración
- 13 días
- Tipo de circuito
- Circuito
A caballo entre Asia y Europa, se encuentra este bello país, Turquía, un estado que posee ciudades cosmopolitas y tradicionales y lugares naturales que parecen sacados de un planta extraterrestre. Este viaje comienza en este país en concreto en la dinámica Estambul, una ciudad con el equilibrio perfecto entre diversión en sus barrios y cultura en sus monumentos. En esta ciudad vas a tener tiempo para explorarla y lo vas hacer en una visita panorámica. La Basílica de Santa Sofía, la Nueva Mezquita, un crucero por el Bósforo, subirte a una de sus siete colinas y divisar la ciudad, perderte en el Gran Bazar, descubrir aromas nuevos en el Bazar de la Especias, ¿se puede pedir más? Pero Turquía es más que ciudades llenas de gracia. Capadocia te espera para enseñarte sus áridas tierras transformadas en figuras caprichosas.
“No te vayas de Turquía sin probar su exquisito té. Esta bebida se consume a todas horas y en cualquier cafetería, es el brebaje más famoso y consumido del país. De hecho se considera como un símbolo de hospitalidad”
Grecia se presenta ante tí en forma de isla, al menos en un principio, ya que después de saborear las esencias de Oriente en Turquía, Occidente y el país que vio nacer la democracia, te invita a que navegues por sus ínsulas de la manera más hedonista. Patmos, en el mar Egeo, será la primera isla en la que pares y disfrutes de su ambiente Mediterráneo. En Skala, su pequeño puerto, podrás pasear plácidamente y degustar alguna delicia marina en los restaurantes de la zona. Mientras que en Patmos Jora, el sencillo casco antiguo, te perderás en las estrechas calles. Santorini te enamorará. Esta isla a poca distancia de Patmos, es uno de los más famosos destinos del Mediterráneo. Oia es la foto que esperas porque sus casas blancas de techos azules invitan a sacar la cámara. Pero no te centres tanto en hacer fotos y disfruta de la mejor puesta de sol que vas a ver en el viaje, una auténtica delicia. Atenas, como no podía ser de otra manera te ayudará a decir adiós a todo este sueño, un viaje en el que has visto de todo, has disfrutado y te has divertido.
Vive experiencias únicas
Prepara tus cinco sentidos porque el Gran Bazar quiere que los utilices al máximo. Las especias desafían tu olfato con olores que nunca has captado. Los gritos de los comerciantes pelean entre ellos para atraer tu atención mientras el muecín llama a la oración con sus evocadoras oraciones desde el minarete. Las alfombras, los tapices, las pipas, los objetos de artesanía o las joyas se muestran ante tus ojos mientras caminas por las más de 4.000 tiendas de este inmenso zoco en el centro de Estambul.
No lo dudes: disfruta del tacto de las telas, de la madera o del marfil y deja que el tendero te obsequie con un delicioso té mientras te explica que no encontrarás un mejor producto en todo el Gran Bazar. Entonces, con tus sentidos plenamente activos, llegará el momento de regatear. No sólo es una cuestión de ahorrar dinero, es algo más. Es costumbre, es tradición y es un espectáculo, porque a menudo tus peticiones son respondidas con gestos exageradamente cómicos por el vendedor. Forma parte de la ceremonia y tú, querido viajero, no puedes perdértela... porque eres el protagonista.
El Gran Bazar tiene 18 grandes puertas, está cubierto por pequeñas cúpulas y cuenta una extensión total de 200.000 metros cuadrados. En origen, este Gran Bazar eran dos, el Inner Bedesten y el Sandal Bedesten, construidos uno junto al otro después de la conquista turca.
El Gran Bazar cierra los domingos, así que si quieres vivir la experiencia de comprar algo o simplemente pasear por sus varios kilómetros de carriles será mejor que vayas de lunes a sábado.
Si quieres fotografiar una de las imágenes más impactantes del mundo, tienes que ver Estambul desde el imponente estrecho del Bósforo. Ese perfil urbano de palacios, minaretes y cúpulas te va a dejar con la boca abierta, sobre todo si lo contemplas al atardecer, cuando un sol rojizo que se oculta detrás de las mezquitas y las luces de la ciudad antigua compiten con las de los ferries rastreando el agua.
Desde el Cuerno de Oro, el mismo que protegió a griegos, romanos, bizantinos y otomanos durante siglos podrás divisar las dos mitades de la antigua Constantinopla, una europea y la otra asiática. Y descubrirás las peculiares yali, unas casas de madera situadas al borde del mar y que en su mayoría datan del siglo XIX. Para entonces, querido amigo, es posible que hayas dejado la cámara a un lado con decenas de fotos ya tomadas y simplemente te dediques a disfrutar del momento y de la bendita brisa que te arropará.
Si el paseo en barco te abre el apetito, no puedes perderte los bocadillos de caballa fresca en el muelle de Eminönü, donde te cruzarás con muchos lugareños que van a hacer lo mismo que tú: saborear un pescado recién hecho a la parrilla.
Antes de entrar, un consejo: coge aire, porque la visita no es apta para claustrofóbicos. Bienvenido, viajero, a un laberinto de túneles y salas interconectados de tal manera que parece un hormiguero hecho para el tamaño de los humanos. Lo parece y lo es, porque durante siglos miles de personas habitaron estas ciudades subterráneas para escapar de la represión que sufrían fuera.
En la Capadocia aún se conservan al menos 36 de estos recintos, algunos de ellos de hasta ocho pisos de profundidad. Allí vas a encontrar de todo: cocinas con techos ennegrecidos por el fuego, chimeneas para que salga el humo y entre el aire, despensas, aljibes para almacenar el agua, establos con pesebres donde se guardaba a los animales, habitaciones, vasijas para conservar aceite o vino… Todo lo que puedas imaginar propio de una ciudad de la antigüedad, pero en este caso, bajo tierra. En Kaymakli, por ejemplo, podrás caminar por cinco de los ocho pisos y será más que suficiente para que, cuando salgas a la superficie, vuelvas a respirar hondo y agradezcas ver de nuevo la luz del sol.
Querido amante de la historia, este museo está hecho para ti. Aquí vas a encontrar objetos de todas las civilizaciones que han poblado la península de Anatolia desde el Paleolítico hasta la Grecia y Roma clásicas. No encontrarás una muestra más completa en toda Turquía. Y tampoco en un mejor entorno, porque el Museo de las Civilizaciones Anatolias se encuentra en un mercado cubierto del siglo XV cuidadosamente restaurado.
En el espacio central, bajo diez cúpulas, se agrupan relieves y estatuas; y en la sala circundante alberga objetos diversos descubiertos en las principales excavaciones del país. Hay tantas piezas que vas a tener que seleccionar. No puedes perderte los relieves de la etapa hitita ni la llamativa colección de monedas, sobre todo las del rey Creso, hechas en oro y posiblemente unas de las primeras que se hicieron en el mundo. Compáralas con alguna que lleves en el bolsillo. ¿A que no hay color?
Es recomendable empezar la visita por la sala del Paleolítico –a la derecha de la entrada- e iniciar un recorrido contrario al sentido de las agujas del reloj para acabarlo en la sala central.
Seguro que te suena su nombre de haberlo leído o escuchado en las noticias hace poco tiempo. La Plaza Syntagma llena de gente protestando por las consecuencias de la crisis económica y de la intervención de las cuentas griegas por parte de las instituciones europeas. Pero este es solo un acontecimiento más que la Plaza de la Constitución ha acogido, ya que este bello espacio en el centro de Atenas es el punto neurálgico clave en la historia reciente de Grecia. Por ejemplo, el 3 de septiembre de 1843 el rey Otón proclamó allí la Constitución después del levantamiento popular.
Y hoy día, muchas décadas después, la plaza sigue siendo el punto de reunión más habitual, así que no te sorprendas si te cruzas con alguna manifestación durante tu visita. Ten en cuenta que, además, la plaza Syntagma es la sede del poder político -allí se encuentra el Parlamento- y un punto clave en la red de transportes de la capital. Por eso siempre la encontrarás animada, con gente charlando junto a la gran fuente de mármol del centro, entrando y saliendo de la gran estación de metro o caminando hacia el lado oeste para adentrarse en uno de los principales barrios comerciales de Atenas, a lo largo de la peatonal calle Ermou.
¿Sabías que el edificio del Parlamento fue, hasta 1935, la residencia oficial de la familia real griega? Ese año se trasladaron a otro palacio que actualmente es la vivienda del presidente, ya que Grecia es una república desde 1974.
Dicen que son las islas de Atenas porque están a tiro de piedra del puerto del Pireo. De hecho, es una de las mejores opciones para que hagas una excursión de un día desde la capital griega. Como en las matemáticas, el orden de los factores no altera el producto porque puedes empezar tu minicrucero por donde quieras. La más pequeña de todas es Poros, separada del Peloponeso por un estrecho canal marítimo.
En la isla vas a encontrar alguna playa interesante, aunque lo más destacado es su capital, donde coquetas casas de color pastel se arremolinan en torno a la torre del reloj asomándose al mar. La isla más grande es Egina, donde te espera un bullicioso puerto lleno de actividad que da pie a una maraña de estrechas calles con un ambiente clásico de pueblo griego. Seguro que vas a hacer más de una foto… Aunque más vale que reserves batería y espacio en la tarjeta para Hydra, sin duda la más idílica de las tres. ¿Sabías que esta auténtica joya del golfo Sarónico es la única isla donde está completamente prohibido cualquier vehículo de motor? Así que las únicas opciones para que te muevas por ella son la bicicleta, los tradicionales asnos o a pie.
Si tienes suficiente tiempo, no te quedes en el puerto y sumérgete en el interior de las islas, especialmente en Hydra y Egina, donde podrás encontrar sensacionales senderos para caminar, pequeñas bahías para darte un baño, monasterios, yacimientos y bonitos paisajes de campo.
Cuando llegues a Patmos, no te sorprendas si notas algo diferente, algo especial. Dicen que toda la isla está impregnada de un halo de espiritualidad, que aumenta a medida que te acerques a la aldea de Hora, un lugar mágico adonde cada año viajan miles de peregrinos para contemplar en persona el lugar donde San Juan Evangelista recibió el encargo divino de escribir el Apocalipsis.
Este bello lugar, donde se alza un impresionante monasterio bizantino, era el centro neurálgico de la isla. Ahora ya no goza de esta exclusiva, porque el puerto de Skala ha tomado las riendas, pero sigue siendo el lugar más famoso. Si tu visita coincide con una misa, tienes asegurado un recuerdo único. Y en todo caso, no puedes perderte la gruta donde supuestamente Dios instó a San Juan a escribir El Libro de las Revelaciones. Allí, por ejemplo, podrás ver la piedra que el santo usaba de almohada o la triple fisura en el techo por donde escuchó la palabra divina.
En Patmos sentirás un halo de espiritualidad por toda la isla, pero si quieres algo más terrenal, sólo tienes que darte una vuelta por el puerto de Skala, donde encontrarás bares, restaurantes, tiendas y mucho ambiente.
¿Ya has paseado por Fira pero necesitas saber más de Santorini? No lo dudes y acércate a Oia, porque este bellísimo pueblo te enseñará cuál es la esencia de una de las islas más bellas del Mediterráneo.
En esta bella aldea marinera, también llamada Pano Meria (el lugar de arriba), vas a hacer fotos a mansalva porque es difícil encontrar una panorámica tan espectacular. Por un lado, verás sus bellas casas color pastel que brotan aferradas a la roca del acantilado porque, de hecho, muchas de ellas están excavadas en cuevas. ¿Sabes que allí vivían los marineros de su potente flota comercial a finales del siglo XIX? Y si había marineros, obviamente la ciudad también acogía a los capitanes y comerciantes ricos, aunque éstos preferían vivir en la zona alta de la ciudad, donde aún hoy verás sus lujosas mansiones patricias. A su alrededor, encontrarás bellas iglesias y restos de épocas opulentas, como el mármol en varias calles y plazas.
No sólo es llegar a un destino, sino disfrutar del camino. Por eso, querido viajero, en tu trayecto desde Fira hasta el norte debes estar muy atento a los pequeños pueblos por los que pasarás. No te pierdas Firostefani, también asomado al espectacular acantilado, o Imerovigli, creado como un observatorio para vigilar la posible llegada de piratas.
Descubre el itinerario
- Alojamiento
- Estambul
- Desayuno. Almuerzo.
- Estambul
- Palacio Topkapi y Gran Bazar
- Desayuno. Almuerzo.
- Estambul
- Crucero por el Bósforo
- Panoramica de Estambul con visita al Bazar de las Especias, Santa Sofía y el Hipódromo
- Desayuno. Almuerzo. Cena
- Ankara
- Mausoleo de Ataturk
- Museo de la Independencia
- Desayuno. Almuerzo. Cena
- Nevsehir
- Visita de Uchisar
- Visita de Capadocia
- Desayuno. Almuerzo. Cena
- Nevsehir
- Parque Nacional de Goreme
- Valle de Caza
- Desayuno. Almuerzo. Cena
- Konya
- Mevlana
- Monsterio de los Derviches Danzantes (museo Mevlana)
- Konya
- Karavanserai Selyucida “Sultanhani”
- Desayuno. Almuerzo. Cena
- Kusadasi
- Visita de Pamukkale, Hierápolis y su Necrópolis
- Visita a Éfeso
- Desayuno. Almuerzo. Cena
- Patmos
- Desayuno. Almuerzo. Cena.
- Heraclión
- Santorini
- Palacio de Knossos
- Desayuno
- Atenas
- Desayuno.
- Atenas
- Acrópolis con entrada
- Panorámica de Atenas
- Desayuno.
- Atenas
Conoce un poco más de Turquía y Grecia
Turquía
La gastronomía turca es una de las mejores del mundo por la variedad de sus productos frescos y por su excepcional cantidad de influencias, producto de una localización geográfica que desde hace siglos ha convertido a este país en una encrucijada de civilizaciones.
Así, los fundamentos de la cocina turca proceden de Asia central, pero la expansión del Imperio Otomano introdujo ingredientes de Grecia, Arabia, Persia o los Balcanes, lo que otorgó a sus recetas una variedad asombrosa. Destacan, por ejemplo, las deliciosas sopas, los estofados, los kebabs, las albóndigas de carne y el pescado en las zonas de costa. También hay varios platos típicos hechos con legumbres y con verduras, una fruta deliciosa y unos dulces que hacen honor a su nombre. Para beber, el licor típico es el raki, un aguardiente de uva con sabor anisado que se suele tomar rebajado con agua. También hay que probar sus excepcionales tés y el delicioso (y particular) café turco.
Grecia
Uno de los grandes placeres para el viajero amante de la gastronomía será comer pescado o marisco fresco en una taberna a orillas del mar. Basta con escoger el lugar, preguntar al camarero y acompañarlo a la cocina para que te explique qué ha llegado hoy desde el puerto. Y para acompañar, nada mejor que una ensalada griega, con tomates que saben a tomates, pepinos que saben a pepinos y un queso feta para chuparse los dedos. Es habitual que encontremos la opción de consumir varios entrantes –mezédhes- y luego pedir los segundos por peso, no por raciones, porque en Grecia es típico pedir comida para compartir entre toda la mesa. La cocina griega es claramente mediterránea y está basada en los productos de temporada. Entre la carne destaca el cerdo, el cordero y el cabrito, y entre las verduras la berenjena, cuyo cocinado es un arte en Grecia. No hay que perderse el aceite de oliva, el vino y el licor nacional, el ouzo.
Turquía
En Turquía hay tiendas por doquier y los vendedores estarán encantados de conquistar al cliente con sus mejores artes.
Puede comprarse de todo: alfombras, tapices, pipas, boquillas de espuma de mar, palmatorias, lámparas, cajas, artesanía de madera, pieles y cuero, jarrones, lámparas, cerámica, azulejos, objetos de cobre o de ónice, juegos de café o de té… Y ojo, en muchas de las tiendas es posible regatear el precio.
Grecia
Los viajeros amantes de las compras se lo van a pasar bien en Grecia porque el país heleno ofrece una enorme variedad de opciones para desgastar la tarjeta de crédito. En Atenas, además de mercados tradicionales y tiendas de recuerdos, encontrarás tiendas de moda, joyerías y otros tipos de comercios elegantes. Y por todo el país hay artesanía muy variada para escoger. Destaca el trabajo del cuero, como las sandalias, los bolsos o los cinturones. La plata loánina también posee una larga tradición y es un excelente recuerdo. Y para los amantes de los souvenirs gastronómicos, nada mejor que el aceite de oliva, el ouzo, la retsina –vino tradicional con un sabor resinoso-, la miel o las especias.
Turquía
• 1 de enero: Día de Año Nuevo
•23 de abril: Fiesta Nacional de los niños y conmemoración de Ataturk
•19 de mayo: Fiesta de la Juventud y del Deporte
•30 de agosto: Fiesta de la Victoria
•Entre septiembre y noviembre: Fiesta del Sacrificio (religiosa)
•29 de octubre: Fiesta de la República
•Noveno mes del calendario musulmán: Fiesta del Ramadán (religiosa)
Grecia
• 1 de enero: Año Nuevo.
• 6 de enero: Epifanía.
• Miércoles de ceniza: 41 días antes de Semana Santa.
• 25 de marzo: Día de la Independencia.
• Desde el Viernes Santo hasta el Lunes Santo
• 1 de mayo: Día del Trabajo
• Pentecostés: 50 días después de Semana Santa.
• 15 de agosto: Asunción de Nuestra Señora
• 28 de octubre: Celebración Nacional.
• 25 de diciembre: Navidad
• 26 de diciembre
Los cajeros automáticos se encuentran sin problemas por todos los países y aceptan tarjetas de crédito de uso más común (Visa, MasterCard, Maestro, Cirrus, American Express, etc.). También en la mayoría de los establecimientos, restaurantes y hoteles suelen permitir el pago con tarjetas de crédito y débito. En zonas rurales o enclaves especialmente pequeños, es aconsejable disponer de dinero en efectivo. Recuerde que para alquilar un coche se necesita presentar siempre una tarjeta de crédito en vigor.
Para evitar problemas desagradables, lo mejor es apuntar en un papel o en el móvil los teléfonos de las entidades emisoras de tus tarjetas de crédito. Así, si se da el caso de que pierdas o te roben alguna, podrás llamar inmediatamente a tu banco y pedir que la bloqueen.
No hay ninguna vacuna que sea necesaria. Antes de realizar el viaje, se recomienda contratar un seguro privado. Los ciudadanos de la Unión Europea que dispongan de la Tarjeta Sanitaria Europea (TSE) expedida por las autoridades sanitarias de cada país tienen derecho a una asistencia médica imprescindible, y la compañía de seguros no pagará el coste que supere el límite de esta asistencia imprescindible. Si el viajero debe ir al hospital, se recomienda acudir siempre con el pasaporte, la Tarjeta Sanitaria Europea (TSE) y las tarjetas de crédito. Si necesita más información puede ponerse en contacto con los servicios de la Seguridad Social o seguro médico privado de su país. Si requiere viajar o comprar algún medicamento, intente viajar siempre con el embalaje y la receta original expedida por su médico.
Los extranjeros quizá tengan que pagar por adelantado algún tratamiento médico que, posteriormente, les reembolsaran su compañía sanitaria ya sea pública o privada. Para ello, es necesario guardar toda la documentación y facturas originales.