República Checa: Escapada a Praga y alrededores
Un inolvidable viaje por lo mejor de la República Checa
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- Duración
- 5 días
- Tipo de circuito
- Escapada
Querido viajero bienvenido a una de las ciudades europeas más bellas del continente: la exuberante Praga. Antigua capital del Reino Bohemia, Praga es una oda a las edificaciones fastuosas, a la música y al buen comer. Esta ciudad enamoró a personajes de la talla de Mozart y Kafka y tú, viajero, serás el siguiente. Recorre su increíble casco histórico, Patrimonio de la Humanidad, atraviesa el emblemático puente de Carlos, con sus imponentes treinta esculturas de bronce, y no dejes de descubrir el barrio judío. Descubre sus calles sin prisas, sin perderte detalle, y disfrutando de la multitud de espectáculos de música y danza que encontrarás en cada rincón. El pulso de Chequia late en Praga, la ciudad de los cien campanarios. ¡No te lo pierdas!
“En la Bohemia meridional visitarás Ceske Budejovice, cuna de una de las mejores cervezas del mundo”
En la República Checa te enamorarás con su suntuosa variedad de cristalerías y piedras preciosas, especialmente los granates. Y, como colofón, la excepcional gastronomía checa. Descubrirás un país encomendado a la cerveza; de hecho, los checos son sus principales consumidores en el mundo, no solo como bebida, sino también como ingrediente en multitud de sus tradicionales recetas. Y, cuando la pruebes aquí entenderás por qué. ¡A tu salud!
Vive experiencias únicas
Prepárate, viajero, para una de esas edificaciones que rompe moldes. Por sus dimensiones descomunales, por su increíble cantidad de estancias, por la extensión de sus jardines o por la suntuosidad de su decoración. El castillo de Praga te dejará totalmente sin palabras. ¿Sabías que se encuentra en el Libro Guinness de los récords? Con una superficie equivalente a siete campos de fútbol, cuando te encuentres ante él entenderás que sea el castillo más grande del mundo y el lugar más visitado del país. El complejo alberga, entre otras edificaciones, una catedral, una basílica, un palacio real y un convento.
El castillo de Praga, fundado en el siglo IX en una colina sobre el río Moldava, es toda una mezcla de estilos arquitectónicos que te trasladarán a diferentes épocas a la vez. Recorre los patios y jardines, la basílica de San Jorge y, sobre todo, no te pierdas la catedral de San Vito, una verdadera joya. Su impresionante interior guarda, como no podía ser de otra forma, uno de los objetos de plata más grandes del mundo: la tumba de San Juan Nepomuceno, construida en 1736 con 200 kilos de plata maciza. Te sorprenderá también la coqueta capilla que guarda los restos del patrón, San Wenceslao. No te vayas sin pasear por el Callejón de Oro, en los muros del complejo. Se trata de una de las callecitas más pintorescas de la ciudad, con sus casitas de colores construidas en el siglo XVI para albergar a los 24 guardianes de la fortaleza. Un siglo más tarde, las casas fueron habitadas por orfebres y de ahí viene su nombre.
El acceso al castillo es gratuito, aunque para visitar los edificios y exposiciones hay que comprar entrada. Ten en cuenta que las oficinas de compra de tickets están en la parte oeste, si empiezas la visita por este lado no darás vuelta en vano. Para visitar todos los edificios y exposiciones necesitarás casi un día entero, si no lo tienes, es aconsejable que selecciones los lugares a visitar antes de llegar.
Cuando visites el Callejón de Oro, busca la casa número 22. Allí residió el escritor Franz Kafka, entre 1916 y 1917, ya que por aquel entonces era un lugar muy asequible para vivir. El castillo ofrece muchos lugares para visitar pero nosotros te proponemos disfrutar de una preciosa vista de todo el complejo desde lejos: admíralo al anochecer desde el otro lado del río Moldava. ¡Una delicia!
No solo de cerveza viven los checos. Aunque la República Checa se ha hecho famosa por la dorada bebida, también tiene una gastronomía digna de ser explorada. Eso sí, no esperes platos ligeritos, sino más bien todo lo contrario.
La sopa más tradicional de la República Checa es la kulajda, hecha con patata, champiñones, eneldo, vinagre y un huevo pochado. Te encantará la del Café Imperial. Entrando en los segundos platos, hay mucha competencia para erigirse en clásico básico de la gastronomía del país. Te sugerimos dos: el svickova y el pato asado. El svickova es un corte de carne de ternera en el que se introducen trocitos de panceta. Se sirve con una salsa hecha a base de vegetales y con el típico panecillo checo (el knedliky). Es el típico plato que se come en familia los domingos y es sencillamente delicioso. Somos muy fans del de Na Pekarne, aunque está a las afueras de Praga. Tampoco desmerece el svickova de U Medvidku y de Klasterni Pivovar. Y por supuesto, está el muslo de pato asado, que puede considerarse un icono nacional. Se sirve con chucrut y panecillos checos. Si está bien hecho es jugoso y tierno, y se desmenuza nada más hincar el tenedor. Te gustará mucho el de U Bansethu y el de U Modre Kachnicky. Y por último, algo dulce. No puedes irte sin probar los buchty, unos bollos de masa de levadura, muy tiernos y suaves. Los checos los comen en cualquier momento, para desayunar, como tentempié a media mañana o para merendar por la tarde. Encontrarás un buchty en cualquier pastelería, pero los de Bistro 8 nunca defraudan. ¡A disfrutar!
La Praga del siglo XVIII era una ciudad cosmopolita y absolutamente cultural, mucho más abierta a las nuevas tendencias que otras capitales europeas. Fue aquí donde el avanzado Wolfgang Amadeus Mozart encontró la libertad que necesitaba para crear que no pudo encontrar en la entonces encorsetada Viena.
En sus muchas visitas a la ciudad, Mozart se hospedó en Villa Bertramka, la preciosa residencia de los Dusek, y que hoy, convertida en un museo dedicado al compositor, te encantará visitar. En casa de los Dusek, Mozart reconoció haber pasado los días más felices de su vida. Allí acabó su famosa ópera buffa “Don Giovanni” el día antes de su estreno y también compuso su mejor aria, “Bella mia fiamma”. Villa Bertramka, en el distrito de Smíchov, expone desde 2012 objetos muy personales de Mozart, como el clavicordio que solía tocar el músico. Continúa el recorrido en el Klementinum y descubre los órganos de la Capilla de los Espejos que el artista tocó habitualmente, así como los de la iglesia de San Nicolás, en la plaza de Mala Strana, donde su amiga Josefina Dusek interpretaría el Réquiem tras su muerte en 1791. No te pierdas tampoco el monasterio de Strahov. Aquí, el célebre músico improvisó una sonata en el órgano de arriba, en la galería occidental. Los monjes, impresionados ante tal destreza, transcribieron su impromptu.
Se dice que Josefina Dusek, su anfitriona en Praga y, además, una famosa cantante, encerró a Mozart en una estancia de Villa Bertramka con la exigencia de que creara una pieza exclusiva sobre ella. El resultado fue precisamente el aria “Bella mía Fiamma”.
El estreno de “Don Giovanni” en Praga en 1787 tuvo tanto éxito que desde entonces apenas ha dejado de representarse en la ciudad. Aprovecha para disfrutar de esta comedia en el Teatro Estatal, precisamente donde se dio a conocer por primera vez, ¡una joya para melómanos y artlovers! También te gustarán los conciertos de música que frecuentemente se ofrecen en el salón de conciertos o en los jardines de Villa Bertramka.
Si algo no se les puede negar a los checos es que entienden de cerveza. No solamente porque ocupen los primeros puestos de la clasificación mundial de bebedores de cerveza, sino porque saben cómo fabricarla.
Lo podrás comprobar en tu visita a Ceske Budejovice, lugar de origen de la Budweiser, una de las mejores cervezas del mundo. No la confundas con la marca estadounidense, creada en el siglo XIX casi como un homenaje a la original, pero que acabó chocando comercialmente con esta. De hecho, la americana derivó hacia una cerveza más comercial y económica de producir, mientras que la checa mantiene toda la elaboración –y el coste- tradicionales. La fábrica Budvar produce cerveza desde el siglo XIX siguiendo una tradición de más de 700 años. Desde 1967 es propiedad del Estado checo y se puede visitar en un tour guiado. Si no tienes tiempo, no te preocupes. La cerveza es un culto en Ceske Budejovice, así que prácticamente cualquier cervecería de la ciudad es una buena opción para catar alguna de las variedades locales.
El puente de Carlos es uno de esos puntos de la ciudad que encanta a locales y visitantes. En primer lugar, por su diseño: las 30 estatuas esculpidas en bronce no dejan a nadie indiferente. Segundo, por su historia: se dice que el rey Carlos IV lo inauguró en 1357 el día 9 del mes 7 a las 5 horas y 31 minutos para aprovechar la alineación favorable del Sol y Saturno y completar así una mágica combinación capicúa de números impares del 1 al 9 y viceversa. Y tercero porque, dicen, atrae la suerte.
Busca la estatua de San Juan Nepomuceno. La encontrarás enseguida si te fijas en los pies de las estatuas, ¡los suyos brillan! Aunque la historia del santo no augura ningún final feliz –dicen que fue arrojado al río Moldava tras ser torturado por no revelar al rey los secretos de confesión de la reina-, la leyenda sin embargo asegura que si frotas los pies y pides un deseo, éste se cumplirá. ¡Imposible resistirse!
Caminar por el puente de Carlos y atravesarlo es un imprescindible. Pero nosotros te proponemos una opción alternativa para verlo completo y en todo su esplendor. Sube a la Torre de la Ciudad Vieja y… ¡sorpresa! La panorámica desde allí, tanto del puente como del resto de la ciudad, es sencillamente impresionante.
Lo bueno del puente de Carlos no es solo su belleza sino, sobre todo, su ambiente. El puente es punto de encuentro de músicos callejeros de todos los estilos que amenizan el cruce de un lado a otro de la ciudad. Si eres melómano te aseguramos que lo vas a disfrutar.
Descubrir Praga es en cierto modo descubrir también al escritor Frank Kafka. Pocos personajes han tenido una relación de amor-odio tan intensa con la ciudad que en su día les acogió como el escritor checo con Praga. En Praga, Kafka nació, vivió y murió. “Praga no te deja. Esta madrecita tiene garras”, decía.
Solamente recorriendo las calles de la ciudad te toparás con muchos episodios de la vida del autor que, aunque nacido checo-judío, siempre publicó en alemán. Empieza por el número 22 del Callejón del Oro, en los muros del gran castillo de la ciudad. Allí Kafka vivió con su hermana durante apenas un año, aunque coincidió con uno de los periodos más prolíficos de su carrera literaria. Descansa en el café Louvre, donde solía debatir con sus coetáneos y todavía guardan anécdotas del autor. Sentarse con un café a ver pasar a los locales es todo un plan en sí mismo. Pasea por alguno de los parques favoritos del escritor, como el parque Chotek, al que definió como “el lugar más bello de Praga”, o los jardines de Letná, donde solía ir en busca de soledad. En el número 5 de la calle U Radnice, cerca de la Plaza de la Ciudad Vieja, encontrarás una placa que confirma que en ese lugar –aunque en una casa anterior- nació Frank Kafka. Y, en el sector 21 del nuevo cementerio judío, está su tumba junto a la de sus padres. Pero, si lo que te apetece es profundizar en la vida y obra del escritor, no puedes perderte su museo. Te encantará indagar entre manuscritos, cartas, diarios y fotografías del escritor, además de proyecciones audiovisuales en tres dimensiones. ¡Un imprescindible!
Visita el Museo Kafka, situado en la fábrica de ladrillo Hergert en el Malá Strana, concretamente en la calle Cihelná 2b. Y justo antes de viajar, leer algunas de las principales obras de Kafka es una buena forma de entender, no solo al autor, sino también a la sociedad de la época y a la ciudad de Praga. Por ejemplo, para “El Castillo”, Kafka no podía haberse inspirado en otro que en el famoso Castillo de Praga, que aparece también en la obra “El proceso”. Tampoco te será difícil imaginarte a Gregorio Samsa, protagonista de “La Metamorfosis”, paseando por las calles de la bella Praga.
Descubre el itinerario
- Cena.
- Praga
- Desayuno. Almuerzo
- Praga
- Visita panorámica de Praga
- Desayuno Cena
- Cesky Krumlov
- Ceske Budejovice
- Panorámica de Český Krumlov
- Desayuno
- Karlovy Vary
- Praga
- Desayuno.
- Praga
Conoce un poco más República Checa
La cocina checa se inspira en la alemana y la austríaca, que se fundamenta en el trigo, las legumbres, las patatas y la carne.
El plato nacional es el cerdo asado con pasta y col, aunque existen dos formas de prepararlo: al estilo de Bohemia, con col ácida, y con col más dulce como se prefiere en Moravia. El lomo marinado es otro clásico; consiste en especie de roast beef acompañado con una crema de arándanos y rodajas de limón. La sopa es obligatoria al mediodía y suele llevar trozos de carne.
Una comida bohemia arranca con un aguardiente frío y unos entremeses. El pescado y el postre no son muy habituales.
Cualquier souvenir o recuerdo te hará recordar este precioso destino que es la República Checa. Pero, si quieres regalar un objeto representativo deberás hacerte con una de las tradicionales marionetas -el teatro de títeres es popular en tierras checas desde el siglo XVII- o con una joya de granate checo (con su singular color rojizo) que hará sentir a su destinatario como uno de los reyes y nobles del medievo que portaban estas piedras semipreciosas.
Para los sibaritas hay muchas opciones, entre ellas, comprar las riquísimas obleas de Karlovy Vary rellenas de dulce que se pueden comprar aún calientes (se venden empaquetadas para regalar); el becherovka, la tradicional bebida de Karlovy Vary que mezcla alcohol, azúcar natural y una mezcla de 32 hierbas y especias que le confiere ese característico sabor amargo; un buen vino de Bohemia o Moravia; o simplemente una clásica (y económica) cerveza, como la Pilsner Urquell o Budvar. Otro acierto seguro será obsequiar con un objeto del tradicional cristal de Bohemia. Si no tienes sitio en la maleta, muchas tiendas te lo enviarán a casa por correo.
• 1 de enero- Día de la Restauración del Estado Checo Independiente y Año Nuevo
• Viernes Santo
• Lunes de Pascua
• 1 de mayo Día del Trabajador
• 8 de mayo- Día de la Victoria. Día de la Liberación del Fascismo
• 5 de julio- Día de los apóstoles eslavos San Cirilo y San Metodio
• 6 de julio- Día de la muerte en la hoguera del maestro Jan Hus
• 28 de septiembre- Día del Estado Checo
• 28 de octubre- Día de la Fundación del Estado Checoslovaco Independiente
• 17 de noviembre – Día de la Lucha por la Libertad y la Democracia
• 24 de diciembre- Nochebuena
• 25 de diciembre– Primer Día de Navidad
• 26 de diciembre– Segundo Día de Navidad
Los cajeros automáticos están en todo el país y casi todos aceptan tarjetas de crédito de uso más común (Visa, MasterCard, Maestro, Cirrus, American Express, etc.).
Para evitar problemas desagradables, lo mejor es apuntar en un papel o en el móvil los teléfonos de las entidades emisoras de tus tarjetas de crédito. Así, si se da el caso de que pierdas o te roben alguna, podrás llamar inmediatamente a tu banco y pedir que la bloqueen.
No hay ninguna vacuna que sea necesaria. Antes de realizar el viaje, se recomienda contratar un seguro privado. Los ciudadanos de la Unión Europea que dispongan de la Tarjeta Sanitaria Europea (TSE) expedida por las autoridades sanitarias de cada país tienen derecho a una asistencia médica imprescindible, y la compañía de seguros no pagará el coste que supere el límite de esta asistencia imprescindible. Si el viajero debe ir al hospital, se recomienda acudir siempre con el pasaporte, la Tarjeta Sanitaria Europea (TSE) y las tarjetas de crédito. Si necesita más información puede ponerse en contacto con los servicios de la Seguridad Social o seguro médico privado de su país. Si requiere viajar o comprar algún medicamento, intente viajar siempre con el embalaje y la receta original expedida por su médico.
Los extranjeros quizá tengan que pagar por adelantado algún tratamiento médico que, posteriormente, les reembolsaran su compañía sanitaria ya sea pública o privada. Para ello, es necesario guardar toda la documentación y facturas originales.