Las experiencias en cada puerto van a ser inolvidables. Y es que además de disfrutar de las actividades y comodidades que te ofrece el crucero y su tripulación durante los días de navegación, las paradas en los puertos más interesantes van a ser parte de la aventura. Ciudades monumentales, repletas de vida y patrimonio te darán la bienvenida.
Las medievales e impresionantes Murallas de Dubrovnik son un conjunto de muros de piedra defensivos construidos entre los siglos XII y XVII. Su ininterrumpido recorrido alcanza los 1.940 metros de longitud, rodeando la mayor parte de la ciudad antigua, mientras que los puntos más altos alcanzan los imponentes 25 metros de altura. Además, las murallas poseen dos torres circulares y catorce cuadrangulares, cinco bastiones, dos fortificaciones y la Fortaleza de San Juan.
Uno de los tesoros más interesantes de Dubrovnik es la católica catedral de la Asunción de la Virgen María. El primer edificio fue construido durante los siglos VI y VII con estilo bizantino, mientras que, entre los siglos XII y XIV, fue reconstruida en estilo románico. Sin embargo, tras un terremoto en el año 1667 se destruyeron las edificaciones. A principios del siglo XVIII, se finalizaron las obras que le darían el actual aspecto, una preciosa arquitectura barroca que bien se refleja en su espectacular fachada. También destacan la cúpula y, en el interior, el tesoro de la catedral que alberga los restos de San Blas, el patrón de Dubrovnik.
Frente a la catedral, se encuentra el elegante Palacio del Rector. Fue construido con un estilo arquitectónico gótico, pero tras un incendio en el año 1435 se destrozó parte de la fachada y se reconstruyó con un estilo renacentista. Por otra parte, el terremoto de 1667 también provocó daños que tuvieron que ser reparados y se incorporaron elementos barrocos. Actualmente, el edifico alberga un museo histórico con retratos, esculturas, pinturas religiosas medievales, muebles antiguos…
Pasear por el Puerto Viejo de Dubrovnik es una experiencia de lo más maravillosa. Se trata de un rincón increíble, de postal. Y es que sus barquitos pesqueros, sus restaurantes junto al mar, las murallas y la puerta de Ploce, una de las dos puertas que daban acceso a la ciudad, hacen de este lugar un punto de lo más interesante y atractivo. Asimismo, cabe recordar que este puerto, durante los siglos XV y XVI, en la época de la República de Ragusa, fue un punto clave del comercio mediterráneo.