En la Abadía de San Faustino, un antiguo pueblo medieval a 600 metros sobre el nivel del mar, hay un lenguaje universal que no cambia en el tiempo y el espacio. Y es el de la belleza que emerge de todas las superficies, de los edificios restaurados con la calidez de una antigua pasión. Eso se puede sentir incluso al tocar las piedras que guardan los frescos de vidas pasadas. Aquí, el tiempo de descanso está marcado por el crujido de los árboles acariciados por el viento. Para la relajación completa también se diseñan la gran piscina exterior, y el jardín con bancos y espacios privados entre plantas, flores, escalones y arcos, para crear hermosos paisajes.
La sensación de protección de las paredes antiguas y macizas, el calor natural de la madera y la suavidad de las telas preciosas crean una sensación de familiaridad única. La tierra que rodea la Abadía vive en los delicados colores de las decoraciones y en la noble ejecución de los muebles antiguos. A disposición de los huéspedes las 16 habitaciones (Classic, Superior, Junior Suite y Suite), cada una caracterizada por su encanto y originalidad.
Llegadas de 14:00 a 20:00 horas.
Al despertar, el desayuno buffet continental con productos locales y caseros, se servirá en la antigua iglesia o en la terraza panorámica en frente.