El hotel Gardette Park es el punto de partida ideal para descubrir un París secreto, cosmopolita y lleno de vitalidad. Está situado en la tranquila plaza ajardinada de Maurice Gardette y rodeado por los barrios de Belleville, Ménilmontant y Père Lachaise. Sus elegantes habitaciones de diseño, luminosas y confortables, ofrecen agradables vistas del tranquilo y magnífico parque, y son ideales para disfrutar de noches tranquilas en el centro de París. Algunas disponen de una pequeña terraza encantadora para disfrutar del desayuno en la intimidad.En el centro de los barrios de moda del distrito XI, el hotel Gardette Park le permitirá disfrutar de los lugares típicos de la capital: el Marais, la plaza de la Bastilla y el canal de Saint-Martin, para un paseo parisino inolvidable. Este hotel completamente renovado en 2012 dispone de conexión WiFi gratuita y es accesible para las personas con movilidad reducida.
El hotel Gardette Park es el punto de partida ideal para descubrir el París secreto, cosmopolita y lleno de vitalidad. Está situado en la tranquila plaza ajardinada de Maurice Gardette y está rodeado de Belleville, de Ménilmontant y del Père Lachaise.En el centro de los barrios « de moda » del distrito XI, el hotel Gardette Park le permitirá disfrutar de los lugares típicos de la capital: Marais, la plaza de la Bastilla y el canal de Saint-Martin para un paseo parisino insólito.
Todo el hotel posee conexión Wi-Fi gratuita.Completamente renovado en 2012 por un arquitecto-decorador. Con climatización reversible, ascensor, aparcamiento público en las proximidades, desayuno servido en la habitación o en la sala de 7.30 h a 10.00 h, hotel no fumadores, tintorería y prensa.Recepción 24 h, servicio de habitaciones, servicio de reserva de espectáculos, taxis y restaurantes.El hotel es accesible para las personas con movilidad reducida.
En su centro se alza la colonne de Juillet, coronada por el famoso Génie de la Liberté, que conmemora la revolución de 1830. Pero la plaza es muy conocida por otra revolución: la de 1789. En esta época, el lugar estaba ocupado por la prisión de la Bastille, símbolo del poder absoluto del Ancien Régime. De esta prisión, destruida después de la Revolución Francesa, no queda nada. Hoy en día, la plaza sirve de marco para grandes eventos populares – conciertos, ferias, marchas ciudadanas – y de punto de encuentro ineludible para los noctámbulos que frecuentan los bares y restaurantes de los alrededores, sobre todo los de la rue de la Roquette.