El hotel está situado en un lugar céntrico; es muy tranquilo y atractivo, y es el lugar ideal para vivir de forma romántica la ciudad de Roma. El hotel ha sido completamente reestructurado y está equipado con ascensores, sala de desayunos y aparcamiento. A petición se pueden organizar visitas guiadas. Además de vestíbulo con servicio de recepción 24 horas, este hotel urbano climatizado de 8 habitaciones dispone de servicio de habitaciones y de lavandería (ambos de pago).
Este hotel está situado en el centro histórico y comercial de la ciudad, a 300 m de la estación de metro de Barberini, a un corto paseo de la basílica más famosa de Roma, Santa María la Mayor, y a 10 minutos del Vaticano y de la basílica de San Pedro. La escalinata de la plaza de España, la Via Veneto, el Coliseo y la Piazza Venezia quedan a solo unos minutos del establecimiento. La estación de autobuses está a unos 100 m, la estación de ferrocarril de Termini dista 3 km aproximadamente, el aeropuerto de Roma Ciampino está a 15 km y el de Fiumicino, a 22 km.
Las habitaciones son espaciosas y confortables y son de estilo clásico. Además de cuarto de baño privado con ducha y secador de pelo, están equipadas con TV por cable/vía satélite, teléfono de línea directa, calefacción, aire acondicionado, minibar, caja fuerte y conexión a Internet.
El hotel acepta las tarjetas American Express, Diners Club, JCB, MasterCard y VISA.
Se sirve desayuno de bufet en el jardín de la azotea al aire libre, con vistas a la ciudad.
La Fontana di Trevi es la fuente más monumental de Roma y una de las más hermosas del mundo. La historia de esta fuente se remonta a los tiempos del emperador Augusto. La monumental fuente que hoy admiramos fue construida en el siglo XVIII por un hombre casi desconocido, Nicola Salvi. Los trabajos para su construcción se prolongaron durante 30 años. Una de las características destacadas de la Fontana di Trevi es el contraste entre la monumentalidad de la fuente y la estrechez de la plaza en que se encuentra: tan escondida entre callejuelas que cuesta trabajo encontrarla. Existe la costumbre de arrojar una moneda al estanque para asegurar el retorno a la Ciudad Eterna.