Alemania: Austria Bella I (9 días)

Si pides a un niño que recree el castillo de sus sueños, éste será muy similar al de Neuschwanstein. Y no es casualidad, porque esta fortificación cumple con todos lo requisitos para ser un castillo de cuento. De hecho, los creativos de Disney se inspiraron en su silueta para la cinta infantil “La bella durmiente”.

En un escarpado desfiladero, rodeada de frondosos bosques que surgen entre lagos, se eleva el Castillo de Neuschwanstein, que está solo a 5 kilómetros de Austria y a una hora de Múnich. El castillo, que fusiona detalles neogóticos y neorrománicos, fue mandado construir en 1886 por el rey loco, en un periodo histórico que no acostumbraba a realizar este tipo de edificaciones. Construido en granito, su tonalidad gris y blanca contrasta con la intensa vegetación que domina el enclave. Un castillo mágico que hará las delicias de pequeños y mayores.

Independientemente de si eres amante de la música clásica o no, hay cosas que no se pueden discutir, como que Mozart es un talento difícilmente comparable y que el valor de sus composiciones perdura hasta hoy.

Por ello, una de las visitas más personales que te ofrece la ciudad de Salzburgo es un recorrido por el que fue hogar del compositor, donde vivió con sus padres y hermana, hasta que cumplió 26 años en el año 1773. Toma nota: Getreidegasse, 9, tercera planta. Estas son las coordenadas de la hermosa vivienda burguesa de la familia del niño prodigio y que hoy es hijo predilecto de la ciudad. Durante la hora que dura el recorrido por las dependencias de la casa, descubrirás muchos datos interesantes del músico: sus objetos personales, el violín original con el que aprendió a tocar, cartas familiares, retratos originales, elementos que trajo de sus viajes, así como información relacionada con su misteriosa muerte.

Innsbruck es un destino fabuloso por sí mismo. Sin embargo, cuando descubrimos el entorno natural que lo enmarca, nos quedaremos enamorados para siempre. Los Alpes rodean esta ciudad y la manera más rápida y cómoda de coronar la cordillera más cercana, Nordkette, es con el funicular o tranvía aéreo que sale con regularidad desde la estación Congress, muy cerca del Palacio Imperial de Innsbruck. En menos de 20 minutos estarás en pleno corazón del Parque Natural de Karwendel, en los Alpes.

Las vistas son sencillamente espectaculares. Si te gusta el senderismo y la naturaleza, te recomendamos que te unas a alguna excursión que sale desde las estaciones superiores, para adentrarte en el corazón alpino de la mano de expertos en la zona. Eso sí, asegúrate de que llevas ropa adecuada a la estación; es decir, en verano hace frío y en invierno, frío extremo. Vete bien abrigado; sobre todo si tienes pensado pasear por este paraíso helado.

Después de dar un paseo por los Alpes, camina por el centro de Innsbruck o haz una excursión en bicicleta, seguro que tu cuerpo te reclama algo para recuperarte. Es entonces cuando debes aprovecharte de las ventajas del agua de la capital del Tirol.

Primero, acaba con la sed. En Innsbruck vas a encontrar un completo mapa de fuentes de agua potable, con agua directamente llegada desde las montañas, para refrescaros y sentiros mucho mejor. Y después, ¿qué os parece un tratamiento Kneipp? Si has caminado bastante, y sobre todo si hace calor, lo mejor que puedes hacer es buscar alguna de las muchas instalaciones Kneipp que hay en las aldeas cercanas a Innsbruck. Se llaman así en honor de Sebastián Kneipp, considerado como el pionero del fitness en el siglo XIX. Con los pies bien calientes antes de empezar, te darás un breve paseo por agua fría. Una pierna debe estar fuera del agua y la punta del pie mirando hacia al suelo. ¡Vas a caminar como las cigüeñas por un momento! A los 30 segundos, empezarás a notar frío en los pies y las piernas. Sal entonces del agua y, cuando estén otra vez calientes, repite el paseo unas cuantas veces. Será una experiencia breve, pero muy intensa y, además, notarás los beneficios por muchas horas.

Kaffekuchen o café y pastel. Ese es un buen plan cuando estás en Viena y una buena manera de reponer energías después de recorrer la ciudad imperial, admirar sus monumentos y caminar por sus grandes plazas y avenidas. Por supuesto la tarta Sacher es la emperatriz en Viena. Una exquisita y enorme tarta de chocolate atravesada por una fina capa de mermelada de albaricoque y recubierta con chocolate glaseado.

Los cafés en el siglo XX fueron lugar de tertulias políticas y literarias y punto de encuentro de la burguesía. Los vieneses continúan escogiendo sus cafés para leer el periódico del día y relajarse. Pero si además de sentarte en un café quieres entrar en una pastelería, la top one es la Demel, situada en Kohlmarkt 14 y con más de 200 años a sus espaldas. Llegó a ser Confitería Imperial. Aquí hay todo tipo de pasteles y dulces que puedes tomar con un chocolate caliente. La tradición de este lugar es tal que la pastelería Demel y el creador de la tarta Sacher se disputaron su autoría a mediados del siglo XX. La justicia le dio la razón al repostero Franz Sacher.

Ni siquiera la adorada noria compite con la Catedral de San Esteban en altura. Steffl (Estebanillo), como la apodan cariñosamente los vieneses, es el edificio más reconocible de la ciudad, gracias a su esquelética torre (Sudturm) desde la que obtendrás las mejores vistas de la ciudad. Antes deberás poner a prueba tu fondo físico para subir los 343 escalones hasta llegar a una estrecha plataforma, desde la cual tendrás Viena a tus pies. Nada más y nada menos que a 136 metros de altura. Ningún edificio es más alto que Steffl.

Según el proyecto inicial de la catedral, la torre debía tener una gemela pero el presupuesto se acabó y, la torre incompleta de estilo gótico se coronó con una cúpula renacentista. El gótico ya había pasado de moda… Dentro de la catedral, no te pierdas la Pummerin, la campana más grande del país; las estatuas del exterior de la catedral, el grandioso púlpito de piedra, donde debes buscar a Anton Pilgram, el diseñador, asomado a una ventana, y el altar mayor. Y en los húmedos pasadizos de las catacumbas te entrará un enorme escalofrío al saber que alberga los restos óseos de miles de vieneses víctimas de la peste y, atención, algunos órganos de los Habsburgo. Curiosa forma de descansar en paz.