Rusia: Rusia Imperial y Anillo de Oro
Atrapa la esencia del país más grande del mundo
Explorar circuitoRusia: Rusia Imperial y Anillo de Oro
- Duración
- 9 días
- Tipo de circuito
- Circuito
No te abrumes con los datos: 17 millones de kilómetros, once husos horarios, 146 millones de habitantes… En nueve días, serás capaz de conocer la esencia del país más grande del mundo, que ocupa la novena parte de la tierra firme en nuestro planeta. Para ello, te unirás a un completo recorrido por las dos grandes capitales del país, Moscú y San Petersburgo, y por las ciudades del Anillo de Oro, donde se forjó la cultura rusa. La ruta comienza a orillas del Báltico, donde Pedro el Grande fundó en el siglo XVIII la que fue capital imperial. Ten cuidado no vayas a sufrir un síndrome de Stendhal entre sus lujosos palacios, sus elegantes plazas y sus bellísimos monumentos. Y no te pierdas el Museo Hermitage, una enorme colección de pinturas distribuida en seis edificios… que sólo permiten mostrar una quinta parte de sus más de tres millones de piezas.
“Tu recorrido por la esencia de Rusia se completa con una ruta por las ciudades del Anillo de Oro, donde se labró el carácter y la idiosincrasia del país”
Llegarás a Moscú después de un romántico trayecto nocturno en tren para pasear por la Plaza Roja, hacerte la foto ineludible con la catedral de San Basilio de fondo, entrar en el museo subterráneo del metro o fotografiar el museo Bolshoi. Como verás, la segunda ciudad más grande de Europa –sólo por detrás de Estambul- esconde un enorme corazón histórico. Y para completar el viaje, vas a descubrir los lugares clave en el desarrollo cultural, político y religioso de Rusia, el Anillo de Oro. En Sergei Posad, entenderás el factor religioso visitando el místico monasterio de la Trinidad, donde descansan los restos del patrón de la nación, San Sergio. En Vladimir te trasladarás al pasado medieval, que no abandonarás hasta que no dejes la bella Souzdal, con sus más de 200 monumentos.
Vive experiencias únicas
¿Te gusta la ópera o el ballet? Si la respuesta es sí, no puedes perderte una función en alguno de los teatros de San Petersburgo. Y si la respuesta es no, tampoco. Porque no estás en cualquier ciudad, estás en la capital cultural de Rusia, en la ciudad que destila elegancia desde el momento de su fundación y que te ofrece un enorme abanico de posibilidades.
Las más llamativas pasan por los dos grandes teatros de San Petersburgo, el Mikhailovsky y el Mariinsky. El primero de ellos, situado en la Plaza de las Artes, es uno de los teatros más antiguos de Rusia ya que se fundó en 1833. Por su parte, el Mariinsky es un espectacular edificio situado en pleno centro de la ciudad que acoge representaciones de ópera y ballet desde 1860. La temporada de representaciones es de septiembre a junio pero en verano también suele organizarse alguna.
Si quieres elegir la obra es importante que estés avispado y compres las entradas con antelación porque se acaban enseguida para muchas de las representaciones. Ojo con la vestimenta, no hace falta que te pongas un traje pero cuida las formas: no vayas con pantalones cortos, vaqueros rotos o ropas similares.
Dicen que San Petersburgo es la capital cultural de Rusia por su intensa agenda de conciertos, representaciones y manifestaciones artísticas. Lo podrás confirmar cuando contemples sus espectaculares teatros o pasees por el impresionante Museo Hermitage, que pese a ocupar seis edificios es solo uno de los 200 museos que tiene la ciudad. Esta impresionante pinacoteca es, sin duda, una visita ineludible de San Petersburgo.
Si quieres pasar un día dedicado a la cultura tienes centenares de opciones donde elegir. Por ejemplo el Museo Fabergé, donde se expone una de las mayores colecciones de estos famosos huevos. O el Erarta, una muestra de arte contemporáneo de artistas rusos. Si te gusta la historia y la política no te puedes perder el Museo del Bloqueo de Leningrado o el de Historia Política Rusa. Y obviamente, si estás en San Petersburgo, no puedes olvidar la tradición literaria que te recuerdan museos como el Dostoievski o el Nabokov.
Si ves una M roja a pie de calle, no lo dudes, baja por las escaleras mecánicas y disponte a disfrutar de un museo bajo tierra. El metro de Moscú recibe el sobrenombre del palacio del pueblo porque está accesible a toda la población y de hecho es el más usado del mundo, con más de siete millones de pasajeros. Tiene unas estaciones decoradas como las residencias de la alta sociedad, con lámparas de araña, lujosos mármoles y elegantes azulejos. Puedes visitarlas al azar y probar en cualquiera de sus 197 estaciones.
Por ejemplo Park Pobedi, la más profunda, 84 metros y con unas escaleras que parecen no tener fin. Allí encontrarás un mural en recuerdo de la Segunda Guerra Mundial y preciosos mármoles. O la majestuosa Komsomólskaya, con sus paredes de mosaicos de espectaculares piedras esmaltadas; Elektrozavódskaya, repleta de retratos de científicos y estatuas de soldados, obreros y campesinos con bajorrelieves de mármol blanco. La de Slavianski Bulvar está construida en estilo art noveau y la de Arbátskaya pensada en un principio como refugio ante un ataque aéreo.
El Metro de Moscú, inaugurado en 1935, es el más transitado del mundo, con siete millones de pasajeros al día, así que prepárate para un enorme trasiego de personas.
Es el recuerdo más famoso de Rusia así que será difícil que no te traigas al menos una Matrioska en la maleta. La famosa muñeca, que contiene una figura dentro de la otra, es uno de los símbolos nacionales pese a que su origen está en Japón. Un potentado mecenas la introdujo en el país y abrió el primer taller para fabricarlas en Sergiev Posad a principios del siglo XX. Ahora las vas a encontrar en cualquier mercadillo o tienda de recuerdos, aunque tendrás que poner atención para analizar dónde, de qué y cómo están hechas: lo ideal es que estén hechas artesanalmente en Rusia, en madera de tilo y pintadas a mano.
Otra opción es ir a las afueras en el mercadillo de Ismailovo, donde las encontrarás más baratas. Y si lo prefieres, resérvate para cuando viajes a Sergei Posad, la ‘cuna’ de la Matrioskas. Elige la que más te llame la atención porque, además de un recuerdo, te vas a llevar la esencia de la gente rusa: maternidad, familia y unidad.
Para llegar a apreciar las fabulosas murallas del mercado aconsejamos que si vas en metro te detengas en la parada anterior a Izmailovskaya, Partizanskaya
Ha llegado el momento de darte un capricho. Porque hoy es hoy y te lo mereces. Caviar y vodka, que para algo estás en Rusia. Puedes darte este gustazo en cualquier ciudad del país aunque será más sencillo en Moscú, donde hay más lugares para comprarlo.
Fíjate en que es caviar auténtico y evita comprarlo a granel ,aunque sea tentador porque normalmente es más asequible. Opta mejor por el envasado en frascos de cristal y debidamente etiquetado. Del mismo modo es mejor comprarlo en tiendas que en mercados, así reducirás las opciones de engaño y multiplicarás las posibilidades de comprar un producto que haya contribuido a la pervivencia del esturión, cuyas huevas son el caviar negro.
Un excelente lugar para probar el típico caviar ruso y otros manjares de la gastronomía del país es el café Pushkin, que ofrece menús degustación con todo tipo de platos. Está en Tverskoy Boulevard, 26ª.
Una de las grandes atracciones turísticas de Moscú desde hace décadas. Ni siquiera el fin del comunismo y la caída de la Unión Soviética han frenado su poder de atracción. La momia de Lenin sigue generando colas a la puerta de su mausoleo y tú solo tienes que esperar tu turno para verla en directo. Basta con tener paciencia y podrás contemplar en directo el cadáver embalsamado del líder de la Revolución Rusa. Se expone al público desde 1924 después de que Stalin encargase a un grupo de científicos buscar la mejor forma de conservar el cuerpo.
Detrás de un cristal antibalas Lenin recibe a los curiosos de cuatro en cuatro con un traje limpiado una vez al año, cuando el cuerpo es movido, ‘arreglado’ y tratado con una solución especial para asegurar su conservación. Y pensar que Lenin pidió ser enterrado en San Petersburgo junto a su madre…
En el camino al mausoleo de Lenin puedes ver la Necrópolis de la muralla del Kremlin, donde están enterrados expresidentes como Stalin o Brézhnev o ídolos soviéticos como el astronauta Yuri Gagarin.
Sergei Posad es la capital religiosa de Rusia, así que vas a encontrar a centenares de peregrinos y fieles rezando al patrón del país, San Sergio. No te sorprendas si ves a muchos de ellos cargados con garrafas y botellas vacías. Se disponen a llenarlas del agua ‘bendita’ que brota de un manantial descubierto por los monjes dentro de la capital de la Asunción.
Para completar la experiencia, ponle una vela a San Sergio, cuyos restos mortales reposan en el bello monasterio de la Trinidad de esta localidad del Anillo de Oro. Puedes traerla de casa o, de nuevo, comprársela a los monjes que aún habitan el convento. Y puestos a comprar, otra buena opción es adquirir aquí una Matrioska para poder decir a tu vuelta a España que tu muñeca es de la ciudad de donde son originarias en Rusia.
En la ruta desde Moscú hasta Sergei Posad, mira por la ventana y fíjate en el paisaje plagado de dachas, las casas de fin de semana y veraneo de los moscovitas.
No hay otra ciudad como Souzdal en toda Rusia. Caminar por sus calles medievales es trasladarse inmediatamente al pasado o, más aún, sentirse protagonista de un romance de príncipes, princesas, caballeros, doncellas, bardos y hasta dragones. Apenas 10.000 personas viven en esta preciosa localidad donde hay casi más monumentos que habitantes. Souzdal tiene estatus oficial de ciudad-museo, lo que asegura la conservación de los monumentos a la vez que impide construir nuevos edificios en el casco histórico.
Para completar la experiencia, lo mejor es que visites el Museo Etnográfico al aire libre para entrar en alguna isba, la casa tradicional de los campesinos rusos, hecha de madera, y admirar la decoración, los muebles y los objetos de épocas pretéritas. Y si tienes suerte también podrás escuchar un concierto improvisado de algún instrumento tradicional, como por ejemplo el guslin.
Descubre el itinerario
- Cena.
- San Petersburgo
- Desayuno. Almuerzo.
- San Petersburgo
- Panorámica de San Petersburgo
- Desayuno.
- San Petersburgo
- Desayuno.
- Moscú
- Desayuno. Almuerzo.
- Moscú
- Panorámica de Moscú
- Desayuno.
- Moscú
- Desayuno. Almuerzo. Cena.
- Sergiev Posad
- Vladimir
- Catedral de San Demetrio y de la Asuncion
- Desayuno. Almuerzo. Cena.
- Suzdal'
- Moscú
- Desayuno.
- Moscú
Conoce un poco más Rusia
Una extensión enorme y una historia tan rica sólo podían generar una gastronomía variada y ecléctica, enriquecida por las influencias que llegan desde el Báltico hasta el Extremo Oriente.
La abundancia de cereales y verduras genera un enorme surtido de panes, ensaladas y aperitivos, y sirven como base a las sopas, uno de los platos fundamentales en la cocina rusa. Destacan, por ejemplo, la shchi (hecha de repollo) y la solyanka (con verduras encurtidas, carne y patatas). También son típicos los zakuski o aperitivos y las ensaladas, entre las que destaca la salat olivye (carne picada, queso y verduras mezcladas con mayonesa) y la selyodka pod shuboi (literalmente, ‘arenques con abrigo de piel’). La comida tradicional rusa contiene mucha carne y es bastante pesada, aunque el pescado también es muy popular, gracias a la gran variedad, entre la que destaca el salmón, el esturión o el lucio. Como en todos los países fríos, suele haber predilección por los platos muy calóricos.
Es difícil marcharse de Rusia sin llevarse una matrioshka en la maleta. Estas muñecas de madera apiladas unas dentro de las otras son el recuerdo más tradicional de Rusia y se pueden encontrar en todos los puestos de artesanía y las tiendas de souvenirs.
Otra opción económica son las palej, unas cajitas de madera cuya tapa está decorada con diversas escenas. También es habitual comprar prendas para combatir el frío, como los gorros de piel o el pañuelo de babushka, hecho con lana fina. No podemos olvidar el ámbar de la costa del Báltico –aunque hay que tener cuidado con las falsificaciones-; la Gzhel, una porcelana azul y blanca, y el samovar, la tetera tradicional rusa. Y si optamos por un recuerdo gastronómico, una botella de vodka o una lata de caviar –un máximo de 250 gramos- siempre serán una excelente opción.
• Año Nuevo: 1 de enero
• Navidad ortodoxa rusa: 7 de enero
•Día de los Defensores de la Patria: 23 de febrero
•Día Internacional de la Mujer: 8 de marzo
•Día del Trabajo y de la Primavera: 1 de mayo
•Día de la Victoria: 9 de mayo
•Día de Rusia: 12 de junio
•Día de la Unidad Popular: 4 de noviembre
•Día de San Petersburgo: 27 de mayo
•Día de Moscú: 10 de septiembre
El visado es obligatorio para poder entrar en la Federación Rusa y debe gestionarse antes de partir, porque no se otorga en el control fronterizo. Quien no tenga visado, será devuelto a su país en el siguiente vuelo de la compañía aérea con la que viajó. El visado es una etiqueta que normalmente suele ir pegada en una página del pasaporte. No hay que confundir la invitación para la solicitud del visado –que se puede comprar en agencias de viajes o por internet u pedir al hotel donde nos vayamos a alojar- con el visado en sí. Una vez obtenido éste, conviene revisar que todos los datos son correctos.
Asimismo, es recomendable revisar el estado del pasaporte porque, según alertan desde el Consulado ruso en España, en los últimos años los pasaportes españoles pueden venir con un defecto de fábrica que hace que las tapas se despeguen y, si eso sucede, no le dejarán entrar en la Federación Rusa. Compruebe que el pasaporte esté bien pegado abriendo varias veces con un giro de 180 grados las tapas y las páginas centrales. Además, el pasaporte debe tener una foto actualizada y tiene que estar vigente hasta un mínimo de seis meses después de la finalización del visado.
Los cajeros automáticos están en todo el país y casi todos aceptan tarjetas de crédito de uso más común (Visa, MasterCard, Maestro, Cirrus, American Express, etc.).
Para evitar problemas desagradables, lo mejor es apuntar en un papel o en el móvil los teléfonos de las entidades emisoras de tus tarjetas de crédito. Así, si se da el caso de que pierdas o te roben alguna, podrás llamar inmediatamente a tu banco y pedir que la bloqueen.