Las experiencias en cada puerto van a ser inolvidables. Y es que además de disfrutar de las actividades y comodidades que te ofrece el crucero y su tripulación durante los días de navegación, las paradas en los puertos más interesantes van a ser parte de la aventura. Ciudades monumentales, repletas de vida y patrimonio te darán la bienvenida.
Si uno visita Ámsterdam tiene que conocer el museo Van Gogh, un lugar que alberga más de 200 pinturas de este gran artista que nació en los Países Bajos. Vincent Willem van Gogh murió prácticamente arruinado y sin que ninguna de sus pinturas fueran apreciadas adecuadamente. Su obra fue valorada a posteriori y actualmente su obra se exhibe en numerosos museos de todo el mundo. Como es el caso del Museo Van Gogh de Ámsterdam inaugurado en los años 70. El museo está situado cerca del centro por lo que acceder a él navegando a través de uno de sus canales será la mejor manera.
Tal vez sea el lugar más importante de Ámsterdam, y es que la plaza Dam es el centro neurálgico de la capital de los Países Bajos, un lugar donde pasean cientos de personas al día. Además, allí se halla el Monumento Nacional, que consiste en un obelisco de más de 20 metros de altura que homenajea a los caídos en la II Guerra Mundial. También se halla el Palacio Real y numerosas cafeterías donde ver el día a día de los holandeses.
Una de las atracciones que los visitantes no se pueden perder es navegar por los numerosos canales de la ciudad. Perfectamente diseñados, esta obra de ingeniería y la cercanía con el mar han hecho posible que la ciudad se pueda recorrer a través de este sistema de canales que alberga una longitud total de más de 75 kilómetros.
Durante la II Guerra Mundial, miles de judíos fueron perseguidos por los Nazis. Muchos de los habitantes de los Países Bajos también sufrieron esta persecución y una las historias más famosas fue la contada por una joven judía que durante años permaneció escondida en su propia casa, hasta que fue delatada por sus vecinos. Esta joven era Ana Frank, quien escribió un diario durante su clandestinidad. Hoy su casa es un museo, un lugar perfecto para conocer las atrocidades que cometió el ejército Nazi alemán con miles de personas.