El South Bridge es uno de los puentes más conocidos de Edimburgo por los 19 arcos que lo componen, donde hay una serie de bóvedas que, desde 1978 y durante 30 años, se usaron como almacenes y locales que podían medir entre dos y cuarenta metros cuadrados hasta que, tras numerosas inundaciones fue abandonado por los comerciantes y se convirtió en hogar de vagabundos y criminales. Las leyendas y misterios de estos arcos los han convertido en una importante atracción turística, especialmente para los que se sienten atraídos por lo paranormal.