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en Suiza
Suiza es sinónimo de turismo natural, historia propia e importada, si hace un viaje al país helvético más peculiar del mundo por sus costumbres y tradiciones, así como por su neutralidad en cualquier conflicto bélico. Uno de sus principales atractivos son sus paisajes, montañas, fértiles y verdes valles, así como espectaculares lagos y frondosos bosques cuya belleza asombra por su inmensidad pese a las reducidas dimensiones de su territorio. Zúrich es la ciudad más conocida de Suiza, que esconde rincones como el Schippe, el antiguo barrio de pescadores, o el Rathaus-Brücke, el puente más antiguo de la ciudad. Bahnhofstrasse es la principal arteria de la ciudad, considerada como una de las calles más elegantes de Europa. En Suiza se pueden visitar ciudades con un gran encanto como Lucerna, o el pintoresco pueblo de Steim am Rhein, sin olvidarnos de Gruyère, una pequeña ciudad medieval casi sacada de un cuento, que debe su fama al hecho de que da nombre a uno de los quesos más populares de Suiza, el Gruyere. No hay que desaprovechar la oportunidad de visitar el Lago Lemman, por el que se pueden dar paseos en barco, y también acercarse a Montreux, o acercarse a Chamonix, una localidad francesa situada en la base del Mont Blanc, la montaña más alta de Europa. Ginebra y Lausana también son localidades de obligada visita, así como Berna, o Shaffhaussen, con un centro histórico digno de ver, perfecto para acercarse y admirar las impresionantes cascadas del Rhin. Berna, su capital, es una ciudad con un casco antiguo de los más bellos del País, donde podemos encontrar la Torre del Reloj, el foso de los osos, donde se pueden observar estos animales, o sus ocho kilómetros de soportales.